A principios del siglo XIII sucedió un hecho casi desconocido que a punto estuvo de cambiar la historia de la España y la Europa medieval: la entronización como rey de Castilla de un príncipe francés, Luis, futuro Luis IX de Francia. Pero antes de conocer esto hay que retrotraerse al año 1214 para comprender todo lo sucedido.
En ese año murió el rey de Castilla, Alfonso VIII, y le sucedió su hijo, Enrique I, siendo aún un niño. La regencia debía recaer en su madre, Leonor Plantagenet, pero está murió a los pocos días. Entonces la regencia fue a parar a la hermana mayor de Enrique, Berenguela, esposa que fue de Alfonso IX de León hasta 1203, cuando su matrimonio fue anulado por el papa Inocencio III. Al poco tiempo, debido a la oposición de la Casa de Lara, Berenguela tuvo que renunciar a la regencia, aún así, el enfrentamiento entre ambos bandos nobiliarios continuó.
En 1217 el rey niño murió por accidente. Al no existir un sucesor varón, la legítima heredera fue Berenguela. Esta, aunque siguió siendo llamada reina y ejerció como tal en ciertas circunstancias, cedió sus derechos a su hijo Fernando, que pasó ser rey, primero, de Castilla y, desde 1230, también de León, con el nombre de Fernando III. Aún con este nuevo rey, los enfrentamientos entre el partido de Berenguela y el de los Lara continuó, a los que se sumó el rey de León, que atacó las fronteras de Castilla al principio del reinado de su hijo.
En el contexto de estas luchas surgió la primera noticia sobre los supuestos derechos de un príncipe francés al trono de Castilla. En una versión de la Crónica de 1344 se dice que tras la muerte de Enrique, los Lara, enemigos de Berenguela, debieron dar los castillos a Blanca por ser la hermana mayor. Esta Blanca es Blanca de Castilla, hija de Alfonso VIII, y por tanto hermana de Enrique y de Berenguela, esposa y madre, respectivamente, de los futuros Luis VIII y Luis IX de Francia. Pero esta crónica contiene un error o una falsedad intencionada, ya que Blanca no era mayor que Berenguela, sino menor. Aún así, cierta historiografía francesa mantendría lo contrario y menciona que el rey de Francia, Felipe Augusto, rehusó este ofrecimiento para evitar una guerra.
Poco después, en un momento indeterminado del breve reinado de Luis VIII, entre 1223 y 1226, varios miembros de la nobleza castellana rebelados contra Fernando, con Rodrigo Díaz de Cameros y Gonzalo Pérez de Lara a la cabeza, se dirigieron al monarca francés y se declararon sus vasallos. En una serie de nueve cartas, estos nobles decían que Alfonso VIII, en unas supuestas últimas voluntades, les había ordenado que devolvieran el reino de Castilla, como parte de su herencia, a un hijo del rey de Francia, si su propio heredero Enrique, el futuro Enrique I, moría sin descendencia. A continuación, estos nobles, pedían al rey de Francia que les enviara a su hijo lo antes posible, prometiendo recibirlo como señor y asegurarle el trono. Esta petición podría considerarse un intento desesperado de parte de la nobleza castellana en su pugna contra Berenguela y Fernando, al que consideraban un extranjero por haber nacido en León.
Los supuestos derechos de un hijo de Luis VIII al trono de Castilla vendrían por su madre, Blanca, hija de Alfonso VIII. Aunque los derechos de Blanca eran inferiores a los de sus hermanas mayores, Berenguela y Urraca, reina consorte de Portugal, ya fallecida, y a los de los hijos de estas. Por otro lado, no conocemos la reacción de Luis VIII ni de Blanca, como regente de su hijo desde 1226, a este ofrecimiento, pero probablemente la reina de Francia sabía que sus derechos eran muy endebles.
Una referencia a esta cuestión sucesoria la encontramos hacia 1237 cuando el trovador Sordel, en una de sus obras, hace mención a estos supuestos derechos y dice que Luis IX perdió Castilla por ineptitud. Más tarde, en el siglo XVII Antonio Lupian, en su Epitome de la vida y muerte de la reina Doña Berenguela, desmintió a varios cronistas que mantenían la primogenitura de Blanca.
A esta improbable unión personal de las coronas de Francia y Castilla, el príncipe Luis, futuro Luis IX, podría haber sumado la de Inglaterra y haber formado un Imperio Capeto, mucho mayor que el recientemente desaparecido Imperio Angevino, ya que en 1216 los barones ingleses, en rebeldía contra el rey Juan Sin Tierra, habían ofrecido el trono de Inglaterra al padre de Luis, el cual llegó a ocupar Londres, en virtud de los derechos de su mujer Blanca, nieta de Enrique II de Inglaterra. Aunque como en el caso de Castilla, estos derechos eran frágiles, pues Blanca tenía parientes que le precedían en la línea sucesoria.
Puedes encontrar más historias en nuestro canal: https://www.youtube.com/channel/UC8Rx6U8r2-DGtHYDxIIThAg/featured
No hay comentarios:
Publicar un comentario