lunes, 1 de marzo de 2021

1855. NUEVA BURDEOS, UNA COLONIA DE FRANCESES EN PARAGUAY.

En 1854, durante su viaje a Europa, Francisco Solano López se encargó de encontrar en Francia a colonos para llevar a Paraguay. En un principio el objetivo fue conseguir 500 colonos españoles, pero no pudo hacerse. Luego se firmó un contrato con Antonio López, un armador de Bordeaux, por el que se realizaría una emigración de 800 a 900 operarios rurales y algunos artesanos. Los colonos deberían ser capaces de trabajar, ser vascos, franceses o españoles, y de religión católica. 

El 14 de Mayo de 1855, apareció el decreto de Carlos Antonio López sobre la creación de la colonia de La Nueva Burdeos, actual Villa Hayes. El preámbulo de este decreto nos da alguna información sobre las motivaciones de esta colonia. Se pretendió que la llegada de los colonos aumentara la población y mejorara la agricultura. La colonia se estableció junto al Paraguay, unos kilómetros río arriba de Asunción, en un punto del Gran Chaco conocido por el lugar de la antigua Reducción del Paraguayo Don Amancio González Escobar. 

Los colonos contratados recibirían tierras y herramientas. También recibiría habitación y animales, cuyo coste deberían abonar posteriormente, junto con el del pasaje desde Europa. Además, se decretaba que para la seguridad de la colonia, esta contaría con una guarnición del ejército. Los colonos fueron llegando en varias etapas a Paraguay durante los primeros seis meses del año. Ya que en un primer momento la colonia no estaba preparada, los colonos fueron asentados temporalmente en Asunción y más tarde en la Villa del Pilar. A principios de julio, el 'Eco del Paraguay' anuncia la llegada a Asunción de más de 200 colonos. A finales de julio Francisco Solano López fue invitado por los colonos de Nueva Burdeos para que celebrara su cumpleaños. En la noticia que recoge el evento se nos describe como era aquel pueblo, llegando a decir que era “el país de las esperanzas”. En agosto llegó otro grupo a bordo del Aquitaine, barco que, tras su compra, sería llamado Río Blanco. 

Los problemas con los colonos empezaron pronto. En mayo, antes del decreto de creación de la colonia, ya tenemos noticias de alborotos causados por algunos colonos durante la travesía y en su estancia en la Villa del Pilar. A mediados de julio varios de ellos desertaron de Nueva Burdeos con sus armas. Para evitar esto, el gobierno prohibió que los colonos salieran a cazar sin permiso. A finales de agosto fueron apresados varios colonos que intentaban huir y, al parecer, internarse en el Chaco, aduciendo que las tierras de Nueva Burdeos no eran buenas o que ellos no eran agricultores. A estos, ya excolonos, se les permitió abandonar la colonia y se les reasentó en otros puntos del país. 

Las deserciones y la no llegada de todos los colonos que un principio se deseaba, hizo que a principios de septiembre, el Presidente López ordenara que, ante la falta de mano de obra, fueran llevados a Nueva Burdeos ciudadanos paraguayos para poblarla. 

A raíz de las deserciones, el 27 de septiembre se dispuso que aquel que intentara fugarse “...será castigado con todo rigor, y hasta con la pena de muerte, según las circunstancias”. Aún así, a finales de octubre otro grupo de franceses fue apresado cuando intentaba huir a Corrientes, en la Confederación Argentina. En noviembre, tras una nueva fuga, se endurecieron las normas sobre la posesión de armas para que los colonos no se mantuvieran de la caza durante sus fugas. 

En esas fechas llegaron las primeras quejas del cónsul francés, Lucien de Brayer, por el trato que uno de los colonos apresados recibió durante el interrogatorio, iniciándose así una crisis diplomática. Quizás, debido a las quejas de Brayer, el Presidente López decidió perdonar a varios de los desertores. 

Se puede decir que el 29 de diciembre se puso punto y final a Nueva Burdeos. En esa fecha se dio permiso a la mayoría de los franceses para que abandonasen la colonia, quedando muy pocos en ella, sin embargo, aquellos que dejaran Nueva Burdeos deberían pagar al Tesoro Nacional sus deudas por el pasaje y la manutención. Para que esto sucediera, se decretó en febrero de 1856 que se diera ocupación a los excolonos que se encontraban en Asunción para que así pudieran pagar sus deudas con parte de su sueldo. A pesar de ello, muchos excolonos, para no pagar su deuda, rechazaban estos trabajos. El Gobierno, para evitar altercados con ellos, en junio, les perdonó las deudas para facilitar así que salieran del país. En esta decisión debió influir la mediación de Tomás Guido, ministro plenipotenciario de la Confederación Argentina, recientemente llegado a Paraguay. 

Muchos de los franceses, que un principio querían volver a su país, acabaron dispersándose por la Confederación Argentina. 

La crisis diplomática franco-paraguaya siguió con el sucesor de Brayer, Armand de Brossard, al punto de que Napoleón III consideró intervenir militarmente en Paraguay. Solamente en febrero de 1858, cuando Paraguay indemnizó a Francia y a sus ciudadanos, cesaron los rumores de intervención naval francesa. La indemnización a los excolonos se debió al pago de las deudas que algunos de ellos realizaron antes de que dichas deudas fueran condonadas por el Presidente López. La indemnización a Francia tenía su origen en los gastos de este país para socorrer a sus nacionales y de los transportes para sacarlos de Paraguay. 

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