martes, 27 de octubre de 2020

FILIBUSTERISMO EN MÉXICO

A mediados del siglo XIX México sufrió varias invasiones en su territorio, conocidas como Expediciones Filibusteras. Estas expediciones, protagonizadas por aventureros franceses y estadounidenses, en unas ocasiones tenían como objetivo solo atacar territorio mexicano, pero en otras pretendían desgajar parte del territorio y crear repúblicas, que en un pudieran ser anexadas a Estados Unidos. Brevemente mencionaremos estas expediciones. 

A principios de la década de 1840 John Fremont entró en la California mexicana. A finales de la década Parker French penetró en el noroeste mexicano. En 1849 John Glanton fue contratado por las autoridades mexicanas para cazar apaches. En 1851 Joseph Morehead anduvo por la frontera de Sonora. En 1851 y 1852 los franceses Charles de Pindray y Lépine de Segondis crearon sendas colonias en Sonora. Un año después Gaston de Raousset-Boulbon atacó Sonora e intentó separarla de México En 1853 William Walker primero intentó crear la República de la Baja California y luego la de Sonora. Más tarde, el mismo Walker, llevaría a cabo tres expediciones a Nicaragua. En 1854, Raousset-Boulbon intentó de nuevo tomar Sonora. En 1857 Henry Crabb también penetró en Sonora. Un caso a parte es el de la República de la Sierra Madre, que se intentó crear en el noreste de México a lo largo de más de treinta años, en especial por parte de José María Jesús Carvajal. 

A estas incursiones de aventureros y mercenarios habría que sumar las del ejército norteamericano, que se tenían a veces un carácter punitivo y otras estaban dirigidas contra el Gobierno de México. 

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LA REPÚBLICA DE LA SIERRA MADRE

En 1840 se intentó crear en el noreste de México la República del Río Grande, que englobaba los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. 

A finales de la década la idea de un territorio independiente en el noreste de México resucitó en el contexto de las tensiones entre centralistas y federalistas, pero esta vez se le conocería como República de la Sierra Madre. Este nuevo país se rumoreaba que contaría con la protección de los Estados Unidos, quizás como primer paso para anexionarlo, ya que en los círculos expansionistas norteamericanos aún ambicionaban más territorios mexicanos. 

Los motivos para la creación de un nuevo país eran, en primer lugar, las ventajas comerciales que los potentados de la región sacarían de dirigir su propio estado, situado entre México y Estados Unidos, y en segundo lugar, el poder combatir con más efectividad tanto las incursiones desde el norte como a las tribus indias. 

En 1848 ya se tienen noticias de un complot encabezado por Francisco Vital, gobernador de Tamaulipas, que pretendía proclamar la República de la Sierra Madre en Tampico con ayuda norteamericana. En ese año surgió el rumor de que en Nueva Orleans se estaba preparando una expedición que desembarcaría en Tampico para proclamar la República de la Sierra Madre. El presidente estadounidense Polk se hizo eco de estos rumores en su diario y anotó que tomó medidas para que no se llevara a cabo. 

El 16 de junio de 1849, en la ciudad texana de Brownsville, en la frontera, se publicó la “declaración unánime de independencia de los Siete Estados Septentrionales de la Sierra Madre de México”, aunque finalmente la intentona quedó en nada. 

En 1851 el texano José María Jesús Carbajal, que había estado relacionado con la República del Río Grande, intentó llevar a cabo la creación de la República de la Sierra Madre. Carbajal, con ayuda de filibusteros norteamericanos, atacó entre otras las ciudades de Camargo, Reynosa y Matamoros, la cual resistió durante 10 días hasta que Carbajal y los norteamericanos se retiraron. Durante los siguientes años tuvieron lugar otros pequeños ataques al territorio mexicano. 

Poco después, Santiago Vidaurri, gobernador de Nuevo León y Coahuila, volvió a retomar la idea. Así se refleja en los archivos mexicanos, donde podemos encontrar varios documentos que hacen referencia a la nueva intentona secesionista durante entre los años 1855 y 1858. 

A finales de la década se mencionan planes de la sociedad secreta sureña conocida como los Caballeros del Círculo Dorado, que buscaría la proclamación de esta República y su anexión a los estados esclavistas del sur. Según los archivos mexicanos, en 1861 el Círculo Dorado volvió a participar en un complot para crear la República de la Sierra Madre. 

Más tarde, durante la intervención francesa en México y el Segundo Imperio, Vidaurri volvió a plantear la idea, esta vez con ayuda de los confederados, que por entonces estaban en guerra con la Unión. 

En la década de 1870 vuelve a hablarse de la idea de que los estados del norte se separen. Los rumores hablan de Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango y Zacatecas. Uno de estos rumores dice que el expresidente Sebastián Lerdo pretendía crear en 1877 la República de la Sierra Madre, cosa que el mismo negó. 

La última mención sobre el proyecto de la creación de la República de la Sierra Madre surge en 1880, cuando un rumor señala al General González Flores como su realizador. 

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jueves, 22 de octubre de 2020

LA TORRE FRANCA EN EL ARTE

Se conservan varias fotografías de la Torre Franca antes de que fuera demolida en 1874, pero también decenas de dibujos y pinturas que nos permiten comprobar como era la torre y como era el paisaje que los atenienses y los visitantes veían la Acrópolis antes de 1874. 

Algunos de los pintores que inmortalizaron la Torre Franca fueron los siguientes: Louis Dupré (c. 1825), J. M. W. Turner (1830), Charles Frederick de Brockdorff (1835), William Page (1836), William James Müller (1838-1839), Thomas H. Cromek (1834 y 1846), Pierre Bonirote (1842), Ippolito Cafri (1843), Théodore d'Aligny (1845), Dominique Papety (1846), Edward Lear (1848), Alfred de Curzon (1852), Raffaelo Ceccoli (1853), Vincenzo Lanza (????), Jean-Auguste-Dominique Ingres (mediados s. XIX), Richard Phené Spiers (1866), Sandford Robinson Gifford (a. 1874) y Alfred William Hunt (c. 1869-1870).

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LA TORRE PERDIDA DE LA ACRÓPOLIS DE ATENAS

Todos conocen la Acrópolis de Atenas y el Partenón, pero pocos saben que hasta hace 150 años la imagen era muy distinta. Y es que el edificio que más sobresalía en el horizonte ateniense no era el Templo de Atenea, era la conocida como Torre Franca. 

En el año 1204 la Cuarta Cruzada, que se dirigía a Tierra Santa, terminó con la toma de Constantinopla y el desmembramiento del Imperio Bizantino. Entonces en Grecia se crearon una serie de Estados gobernados por señores de Occidente, los latinos. Algunos de estos estados fueron el Imperio Latino, el Principado de Acaya, el Reino de Tesalónica, el Ducado de Atenas o la Triarquía de Negroponte. A este período se le conoció como Francocracia, por francos, el nombre genérico que los griegos daban a los occidentales en aquella época. Esta fase, también conocida como Latinocracia y Venetocracia, esta última denominación solo usada para los dominios venecianos, duró hasta la conquista otomana a mediados del siglo XV. 

Durante esta época se construyeron por toda la Grecia latina torres, castillos y fortalezas, algunas de las cuales aún se conservan. Entre ellas podemos citar la Torre de Aliartos, la Torre de Amfikleia, la Torre de Lilaia o la Torre de Coronea. 

En el caso de Atenas, durante el período latino la Acrópolis se conoció como “Castillo de Sathines” o “Cetines”. El Partenón por entonces se había convertido en la Iglesia de Santa María, se construyó un palacio en los propileos y se fortificaron sus accesos. 

Atenas fue cabeza del Ducado del mismo nombre. Este Ducado primero fue regido por la familia de La Roche, una dinastía burgundia, y luego pasó a manos catalanas. En el año 1388 el Ducado de Atenas pasó a la familia florentina de los Acciaioli. Fue, con toda probabilidad, durante el gobierno de esta dinastía, entre finales del siglo XIV y mediados del XV, cuando se levantó la Torre Franca, quizás en época de Nerio I. 

Conocida como Torre Franca o Torre Veneciana, se encontraba en la entrada de la Acrópolis, en los propileos, y había sido construida, entre otros, con restos de los propios propileos y con materiales de época bizantina. Sus lados eran de 8,6 por 7,7 metros y medía más de 25 de altura. Con esta altura la torre tenía visión de todo el terreno circundante. 

Durante la época otomana la torre, conocida como Koulas, fue utilizada como almacén y cárcel, como pasó durante la Guerra de Independencia de Grecia. La torre se demolió, con gran polémica, en 1874 por indicación de Schliemann, descubridor de Troya, dentro del programa para limpiar y restaurar la Acrópolis de época Clásica. En la actualidad se conservan cuadros, ilustraciones y fotografías de época moderna que nos permiten comprobar como fue aquella torre.

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jueves, 15 de octubre de 2020

ALEJANDRO MAGNO Y LAS EMBAJADAS DE OCCIDENTE

En relación a los planes inconclusos de Alejandro para conquistar los países de Occidente podríamos mencionar las embajadas que, desde estas regiones, llegaron a Babilonia en el año 323 a. C. Cuenta Diodoro Sículo que tras la muerte de Hefestión, en el año 324, Alejandro dirigió una campaña contra los coseos, un pueblo que habitaba los Zagros. Después de aniquilarlos, Alejandro, en el 323 se encaminó hacia Babilonia. Diodoro primero menciona una embajada de caldeos que informa a Alejandro de una profecía según la cual morirá si entra en Babilonia. A continuación dice que varias embajadas salieron a su encuentro: 

Por este tiempo comparecieron ante Alejandro embajadores de casi todo el mundo habitado, unos para congratularse con sus éxitos, otros para traerle coronas, otros para concertar tratados de amistad y alianza, muchos otros traían magníficos regalos, y algunos para defenderse de ciertas acusaciones. En efecto, aparte de los pueblos y ciudades y príncipes de Asia, también comparecieron los embajadores de Europa y África; de éstos, los cartagineses y afro-fenicios y todos los que habitan la costa hasta las Columnas de Hércules; de Europa enviaron sus legaciones las ciudades de Grecia y de Macedonia, a más de los ilirios y la mayoría de los que habitan en torno al Adriático, las tribus tracias y sus vecinos Gálatas, a quienes entonces por primera vez llegaron a conocer los griegos”, (Biblioteca Histórica, XVII, 113, 2). 

Arriano también se hace eco de estas embajadas: 

le salieron al encuentro unos embajadores de los libios, que le dieron la enhorabuena y le ofrecieron coronas como a rey de toda el Asia; igualmente se habían desplazado legaciones de los pueblos de Italia; a saber: brucios, Iucanos y tirrenos, con este mismo motivo. Se dice incluso que acudieron algunos embajadores cartagineses, etíopes y de los escitas europeos, a más de celtas e iberos, solicitando su amistad, siendo ésta la primera vez en que los griegos y macedonios tuvieron conocimiento de la existencia y armamento de estos pueblos. Se dice incluso que estos pueblos acudieron al arbitraje de Alejandro para dirimir sus recíprocas querellas, de suerte que Alejandro aparecía en su estima propia y en la de sus seguidores como señor de toda la tierra y el mar. Según el testimonio de dos historiadores de Alejandro, Aristón y Asclepiades, hasta los romanos enviaron una legación ante Alejandro. Al entrevistarse con él los romanos, aventuró Alejandro que su poderío sería inmenso en el futuro, vista la disciplina de sus hombres, su laboriosidad y libertad, así como el sistema político por el que, según le habían informado, se regían”, (Anábasis, VII, 15, 4-5). 

Justino, en su Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo también recoge la noticia de estas embajadas: 

Cuando de las últimas costas del Océano volvía a Babilonia, se le anuncia que embajadas de los cartagineses y de otras ciudades de África, y también de las Hispanias, Sicilia, Galia, Cerdeña, también algunas de Italia, aguardaban su llegada a Babilonia. El temor a su nombre había invadido todo el mundo, hasta el punto que todos los pueblos lo honraban como al rey que les había sido destinado”. (Epítome, XII, 13, 1-2).

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¿QUISO ALEJANDRO MAGNO CONQUISTAR OCCIDENTE?

Muchos conocen que las conquistas de Alejandro Magno llegaron a lugares tan remotos como el noroeste de la India o las montañas de la moderna Tayikistán, pero son menos conocidos sus presuntos planes de conquistar las lejanas tierras de Occidente. 

A pesar de no poder proseguir sus conquistas por la India, las ansias de nuevas conquistas de Alejandro no acabaron, y es que como dijo Aristobulo, Alejandro aspiraba a ser señor de todos. Se sabe por las fuentes que durante su estancia en Babilonia, en los años 324 y 323 a. C., el macedonio parece ser que proyectó continuar sus conquistas hacia Occidente. Aunque estas noticias son breves y de tres o cuatro siglos más tarde, lo que dificulta extraer certezas absolutas. 

Diodoro Sículo, en el siglo I a. C., nos cuenta que Crátero, general de Alejandro, poseía un escrito con los planes de Alejandro, planes que finalmente sus sucesores no llevaron a cabo. También menciona Diodoro unas notas que Pérdicas, otro general de Alejandro y regente del Imperio tras la muerte de este, había encontrado. En estas notas, conocidas como hypomnemata, se encontraban, entre otros, los planes para conquistar Occidente. Así lo cuenta Diodoro: 

mil grandes naves, de mayor tamaño que las trirremes, serían construidas en Fenicia, Siria, Cilicia y Chipre para una campaña contra Cartago y contra el resto de poblaciones que vivían junto al mar de Iberia y Libia y la costa adyacente hasta Sicilia; luego se construiría una vía por la costa de Libia hasta las columnas de Hércules y a continuación, considerando la envergadura de tal expedición, se construirían puertos y muelles, según la disposición del terreno en los lugares apropiados. Se construirían seis lujosos templos, con un coste de mil quinientos talentos cada uno y, aparte, se fundarían nuevas ciudades con población emigrante desde Asia hasta Europa, y viceversa, desde Europa hasta Asia, para que los más grandes continentes se unieran en una armoniosa y común unidad familiar cimentada en matrimonios y relaciones de parentesco”. 

Quizás esta referencia que acabamos de ver a la construcción de una vía desde Libia, es decir, desde el Norte de África a las columnas de Hércules influyera al geógrafo árabe al-Idrisi para mencionar en el siglo XII los restos de un camino de piedra que había ordenado hacer Alejandro Magno. 

El relato de Diodoro, aunque muy posterior a los tiempos de Alejandro, según algunos historiadores modernos, se basaría en los escritos de Jerónimo de Cardia, historiador contemporáneo de Alejandro. 

Al relato de Diodoro, Quinto Curcio añade varias cosas más. Dice que Alejandro quería dirigirse desde Siria a África para atacar a Cartago, a la que tanto odiaba, quizás por la ayuda que esta había prestado a Tiro durante el asedio a la que Alejandro la sometió durante meses en el año 332. Desde África Alejandro pretendería atravesar Numidia y llegar a las columnas de Hércules, Gadir, la moderna Cádiz, e Iberia y, tras atravesar los Alpes, bordear las costas de Italia hasta Epiro. Para ello mandó construir setecientas naves, no las mil que dice Diodoro, siendo ambas cifras evidentes exageraciones. 

La idea de atacar Cartago no resulta absurda si tenemos en cuenta que Alejandro, hegemón de Grecia, esto es, su caudillo, habría pensado en defender a los griegos de Sicilia y del sur de Italia del poderío cartaginés, y es que hay que recordar que los griegos de Occidente y Cartago estaban en guerra desde hacia casi tres siglos. Pero las campañas en Occidente no se restringirían a Cartago. Es posible que Alejandro quisiera llevar a cabo el dominio del mundo como así le anunció el oráculo de Amón en Siwa años atrás. 

El historiador Plutarco se hace eco del mismo plan del que habla Quinto Curcio, pero su desarrollo sería distinto: 

“(Alejandro) concibió el proyecto de descender él mismo por el Éufrates con una gran flota para después, bordeando las costas de Arabia y de Libia, penetrar en el mar interior a través de las columnas de Heracles; en Tápsaco hizo construir todo tipo de barcos y reclutar marineros y timoneles de todas partes”. 

Por último, citaremos a otro autor, Arriano, que en su Anábasis de Alejandro, se hace eco de opiniones de otros historiadores según las cuales el macedonio quería circunnavegar Etiopía y Libia hasta Gadir o dirigirse al Euxino y al Lago Meótide, es decir, el Mar Negro y el Mar de Azov, o poner rumbo a Sicilia y el sur de Italia debido al creciente poder de Roma. 

Sobre estos supuestos planes los historiadores modernos no se ponen de acuerdo. Para algunos eran planes reales, para otros, planes inverosímiles fruto de la invención de cronistas posteriores. Posiblemente, Alejandro proyectara alguna expedición a Cartago, pero los historiadores posteriores, basándose en hechos ciertos, exageraron estos planes hasta hacer creer que Alejandro quería dominar todo Occidente. 

Pero si tenemos en cuenta que en sus últimos meses de vida Alejandro quiso conquistar Arabia, no es descabellado pensar que también ambicionaba expandir su imperio hacia Occidente. Estos planes de conquistar Arabia también están documentados. Arriano nos cuenta que Alejandro quería colonizar las islas y costas del Golfo Pérsico y dominar Arabia. Para ello envió misiones que navegaron alrededor de Arabia y reconocieron sus costas al mando de Arquias, el cual llegó a la moderna Bahréin, Andróstenes y Hierón de Solos, el cual tenía ordenes de circunnavegar la península arábiga pero que solo llegó hasta la entrada del Mar Rojo. También estaba construyendo una flota en Fenicia que sería transportada y desmontada por tierra hasta el Éufrates. Estos planes para conquistar Arabia aparecen recogidos por otros autores como Estrabón, que se hace eco de la historia perdida de Aristóbulo de Casandrea, historiador que acompañó a Alejandro en sus expediciones. 

Para finalizar, cabe señalar que estos no fueron los únicos proyectos o supuestos planes que Alejandro no pudo realizar al morir prematuramente. Las fuentes también recogen la construcción de la inmensa pira funeraria de Hefestión, la construcción de un gran templo en Troya y la construcción de una tumba para su padre, Filipo II, que rivalizara con la mayor de las pirámides de Egipto.

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jueves, 8 de octubre de 2020

EL WATER WITCH EN LA GUERRA CIVIL AMERICANA

Tras su expedición en Sudamérica, el Water Witch regresó a Estados Unidos. En 1861 regresó al servicio, uniéndose al bloqueo unionista de los puertos confederados con la labor de buque correo. La base de Water Witch se encontraba al sur de Florida, en Key West. Aunque Florida fue un estado confederado, Key West había permanecido en manos del norte. Meses después, el Water Witch fue destinado a la desembocadura del Mississippi. En 1862 se vio inmerso en un combarte con el navío confederado CSS Manassas, el cual estaba armado de un espolón, del cual consiguió escapar sin muchos daños. 

Más tarde el Water Witch fue destinado primero  a las costas de Alabama y Florida y más tarde a Carolina del Sur, al puerto unionista de Port Royal, capturado solo unos meses antes. El Water Witch formó parte de la incursión unionista por el interior de Florida a través del río St. Johns en octubre del año 1862. 

Después de unas reparaciones, el Water Witch siguió sus labores de bloqueo durante el siguiente año y medio en el norte de Florida, Georgia y Carolina del Sur, hasta que en junio de 1864 fue capturado por una flotilla de botes confederados. Durante meses permaneció en manos confederadas, hasta que en diciembre de aquel año los confederados lo quemaron para evitar que los unionistas lo recuperaran.

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1859, ESTADOS UNIDOS (CASI) INVADE PARAGUAY

A lo largo de los últimos dos siglos Estados Unidos ha intervenido en América Latina innumerables veces, muchas de estas intervenciones se conocen, pero otras son casi desconocidas. Este es el caso de la disputa que enfrentó a Estados Unidos con Paraguay en la década de 1850, la cual narraremos a continuación. 

En 1845, los Estados Unidos enviaron como representante a Paraguay a Edward Hopkins, al que se describe como arrogante, pendenciero y fanfarrón, que causaría muchos problemas durante su estancia en el país sudamericano. Pronto Hopkins comenzó a extralimitarse en sus funciones. Estando en el país Hopkins consiguió que inversores norteamericanos aportaran capital para crear la United States and Paraguay Navigation Company

En 1853 Hopkins fue nombrado cónsul de Estados Unidos en Paraguay. Un día, en 1854, se produjo un incidente entre el hermano de Hopkins y un soldado paraguayo, que acabó con el hermano de Hopkins siendo golpeado por el soldado. Entonces Hopkins, látigo en mano, fue a la sede del gobierno quejándose vehementemente por el incidente. El presidente de Paraguay, Carlos Antonio López, respondió retirándole a Hopkins las credenciales, así, el cónsul debía abandonar el país, pero el presidente paraguayo lo retuvo hasta que entregara ciertos documentos. Además, debido a los abusos de la empresa de Hopkins, López decretó la expropiación de todas las inversiones extranjeras. 

Un año antes, en 1853 el Water Witch, un barco de la armada estadounidense, llegó a Asunción con el objetivo de investigar la cuenca del Río Paraguay, comandado por Thomas Page. En un principio, el barco fue recibido con total simpatía. Page pretendía navegar hasta Brasil, pero López se lo impidió por las tensas relaciones entre ambos países, pero finalmente Page ignoró las órdenes de López y llegó hasta el Mato Grosso, lo que provocó el primer incidente entre Page y López. 

En este momento Hopkins vuelve a aparecer. Pese a la pobre opinión que Page tiene sobre Hopkins, Page se dirigió a Asunción y, desafiando a López, consiguió evacuar a Hopkins y a otros estadounidenses, llegando incluso, según se dice, a apuntar con sus cañones al Palacio Presidencial, lo que evidentemente enfureció a López, que prohibió navegar por aguas paraguayas a cualquier barco de guerra extranjero. 

Una vez en Estados Unidos, Hopkins exigió a su país que llevara a cabo represalias contra Paraguay. Además, la empresa de Hopkins demandó a Paraguay por daños y perjuicios, reclamando una gran suma de dinero. 

Estos incidentes provocaron que el Tratado de Amistad firmado en 1853 entre Paraguay y los Estados Unidos no se ratificara, lo que generó un gran malestar en los norteamericanos. 

En 1855 el Water Witch, que, ante la ausencia de Page, estaba al mando de William Jeffers, comenzó a navegar por el Río Paraná, en la frontera entre la Confederación Argentina y Paraguay, donde se encontraba el fuerte paraguayo de Itapirú. El Water Witch entró el 1 de febrero en aguas paraguayas, quizás con la intención de provocar a López, lo que creó un nuevo incidente. Pese a un aviso previo, el Water Witch se negó a transigir, por lo que la artillería de Itapirú realizó disparos de aviso, a los que siguieron disparos hacia el barco. Los disparos mataron al timonel Samuel Chaney. El Water Witch también disparó sus cañones pero aún así los paraguayos le ocasionaron graves daños y el barco debió retirarse perseguido por la cañonera paraguaya Tacuarí. 

Page intentó que la escuadra norteamericana radicada en Brasil, comandada por el Comodoro Salter, tomara represalias, pero obtuvo un no por respuesta, en parte por las escasas fuerzas que los estadounidenses tenían en la zona. 

En 1856 los Estados Unidos enviaron a Paraguay a un comisionado especial, Richard Fitzpatrick, con el objetivo de que se ratificara el Tratado de Amistad y presentar las debidas reclamaciones por la compañía de Hopkins. Pero como era de esperar, López se negó a ratificar el Tratado hasta que los Estados Unidos no abandonaran estas reclamaciones y se disculparan por el incidente con el Water Witch

En Estados Unidos esta serie de incidentes con Paraguay pasaron casi desapercibidos. No había presión por parte de la opinión pública ni se responsabilizaba a López por el incidente con el Water Witch, pero de repente, en 1857, al llegar a la presidencia, James Buchanan revivió el asunto. Por ello se ha pensado que el presidente tenía motivos ocultos para organizar una expedición contra Paraguay. Los historiadores han planteado que en realidad Buchanan pretendía distraer la atención de los problemas internos de Estados Unidos. 

Los motivos esgrimidos por Buchanan durante el mensaje anual al Congreso fueron en primer lugar, que Paraguay se había negado a ratificar el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Segundo, que Paraguay se había apropiado de bienes de ciudadanos norteamericanos. Y tercero, los paraguayos habían atacado al Water Witch y mató a uno de sus tripulantes. El Presidente estadounidense obtuvo permiso para enviar una escuadra a Paraguay a principios de junio del año 1858. 

La expedición que se organizó fue tanto diplomática como militar. Hasta aquel momento fue la expedición naval más grande de la historia de Estados Unidos. Estaba compuesta por 19 naves que constaban de 200 cañones en total y 2.500 soldados. Al mando de la misión diplomática estaba James Bowlin y de la parte militar el Comodoro William Shubrick. 

Bowlin tenía las instrucciones de exigir disculpas por los incidentes pasados, conseguir la ratificación del Tratado de Amistad, una indemnización por la muerte de Samuel Chaney y otra por la compañía de Hopkins. Sí Paraguay se negaba a satisfacer estas exigencias, se llegaría a emplear la fuerza. Las instrucciones para esta parte eran bloquear el Río Paraguay, atacar el Fuerte Humaitá y capturar Asunción. 

La flota llegó a Montevideo a finales de 1858. Bowlin decidió dejar a parte de la flota en Montevideo y remontar el Río Paraná con el resto. Una vez llegados a la ciudad de Paraná, capital de la Confederación Argentina, se encontraron con su presidente, Justo José de Urquiza, muy interesado en un arreglo pacífico del conflicto, y es que Urquiza quería mantener a su lado a López en su conflicto con el Estado de Buenos Aires. Por ello Urquiza viajó hasta Asunción antes de que Bowlin viajara solo con el USS Fulton, dejando al resto de naves en Corrientes. Bowlin llegó a Asunción a finales de enero del año 1859 y de inmediato comenzaron las negociaciones con la mediación de Urquiza. 

Bowlin renunció a pedir una compensación por la compañía de Hopkins, ya que sabía que este no tenía ninguna razón. Salvado este escollo se llegó a un acuerdo. Paraguay compensó a la familia del timonel muerto. Se firmó un Tratado de Amistad entre ambos países. Y por último, las reclamaciones de Hopkins serían sometidas a un arbitraje, que se resolvió a favor de Paraguay en 1860. Así fue como se zanjaron los incidentes que pudieron haber acabado con una guerra entre Paraguay y Estados Unidos.

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domingo, 4 de octubre de 2020

SOBRE EL NOMBRE DE BJÖRN IRONSIDE

En ocasiones es llamado Björn Ragnarsson por ser hijo de Ragnar Lodbrok y en otras Ironside, es decir, costado o costilla de hierro. Guillermo de Jumièges a mediados del siglo XI explica en su obra, la Gesta Normannorum Ducum, el origen de su nombre. Primero cuenta que Lothroc (Lodbrok) expulsó a su hijo, Bier (Björn) llamado costado de hierro, del reino, siguiendo una antigua tradición, para que fuera a conquistar otros países. A continuación expone el origen de su nombre: 

“Qui ideo Costa Ferrea vocabatur, quia non ei clypeus objiceretur, sed inermis in acie stans, armorum vim quamcunque sperneret illæsus; vehementissimis matris ejus venenis infectus”, (Gesta Normannorum Ducum, I, 5). 

Guillermo de Jumièges, en un latín medieval, dice que Björn era invulnerable en la batalla ya que su madre lo había frotado o infectado con todo tipo de fuertes (o mágicos) venenos. Esto podría tener alguna reminiscencia lejana en la leyenda de Aquiles y en como su madre lo volvió casi totalmente inmune al sumergirlo en el río Estigia, o según otras versiones, al ungirlo con ambrosía.

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VIKINGOS EN ÁFRICA

Muchos conocen las expediciones y el asentamiento de pueblos nórdicos en Europa occidental, en Rusia e incluso en América, pero su presencia en África, aunque efímera, es prácticamente desconocida. 

En el año 858 u 859 una armada de vikingos, llamados por las fuentes hispano-musulmanas al-magus o Madjus, esto es, “adoradores del fuego”, se hicieron a la mar desde el Loira. Al mando estaban los caudillos normandos Hastein y Björn Costilla de Hierro, hijo de Ragnar Lodbrok. La flota se dirigió hacia las costas españolas, en el que sería el segundo gran ataque a este territorio, aunque quizás el objetivo principal era llegar a Roma y atacarla, y lo que es más increíble, según Guillermo de Jumièges Hastein pretendía convertir a Björn en emperador. Decenas de naves normandas asolaron las costas gallegas y portuguesas, tras lo cual se dirigieron al litoral andaluz del Emirato de Córdoba, donde siguieron con sus destrucciones en lugares como Algeciras, donde incendiaron su mezquita, tras lo cual atravesaron el Estrecho de Gibraltar, pasaron a África y atacaron Nekor, a unos 60 kilometros al oeste de Melilla. Así nos lo cuentan entre otros la Crónica de Alfonso III, Ibn Hayyan e Ibn Adhari. Pero antes de llegar a Nekor parece que desembarcaron en la actual Arcila, no muy lejos de Tánger, en territorio de la dinastía Idrisí, aunque no sabemos si a este lugar llegó toda la flota o solo una parte. 

El historiador Al-Bakri y el Kitab al-istibsar recogen la noticia de una visita anterior de los normandos a Arcila, que sitúan en el año 844, según la cual los Madjus llegaron al lugar y los bereberes se reunieron para combatirlos pero los normandos les convencieron para que se retiraran, aunque los bereberes rompieron el pacto y los Madjus tuvieron que huir. No sabemos si los normandos realmente desembarcaron dos veces en África o si por el contrario solo fue una y estamos ante un error de las fuentes. 

Al-Bakri nos cuenta que desde al-Andalus los Madjus fueron desviados por una tormenta a la rada de Arcila y que allí perdieron muchos de sus barcos y por ello el lugar fue conocido como Puerta de los Madjus. Al-Bakri, en un segundo pasaje, nos aporta más información. Los Madjus desembarcaron hacia el año 858 u 859 cerca de Nekor, tomaron la ciudad, y durante ocho días la saquearon y redujeron a sus habitantes a la esclavitud, entre ellos a varios miembros de la familia del Emir de Nekor. A muchos habitantes de Nekor los expulsaron de sus casas, como nos dice la Historia Arabum y a otros los pasaron por el filo de su espada. 

Ibn al-Qutiyya, aunque lo situa en el año 844, también menciona el ataque y dice que los Madjus cogieron prisionero al principe de Nekor, si bien en realidad parece que fueron dos princesas las que cayeron presas. Ibn-Jaldun también menciona el ataque a Nekor y dice que fue liberada por los bereberes Beranis. Los Anales Fragmentarios de Irlanda podrían corroborar este enfrentamiento con los bereberes al hablar de una batalla con los mauritanos en la que muchos fueron masacrados y a su rey le cortaron la mano. Cuando la batalla acabó ambos ejércitos se retiraron a sus campamentos. Aquella noche el rey mauritano huyó. Al saber esto, las tropas mauritanas se retiraron. A continuación, el país fue saqueado y quemado y muchos de sus habitantes fueron esclavizados y llevados a Irlanda, y allí fueron conocidos como los “hombres azules”. Según esta fuente fueron tres los hijos de Ragnar Lodbrok los que participaron en esta expedición. 

Todos los autores coinciden en que los normandos siguieron su expedición por el Mediterráneo. La costa de Tudmir, Orihuela y las Islas Baleares también sufrieron la furia vikinga. Los normandos pasaron el invierno en el sur de Francia y depredaron la región. Ya en primavera se dirigieron a Italia y atacaron entre otras, las ciudades de Luna, Fiesole, Pisa y las cercanías de Florencia. También es posible que llegaran tan lejos como Constantinopla y Alejandría, pero aquí las fuentes se muestran más confusas. 

A su regreso tuvo lugar una batalla naval con la flota de Mohamed I de Córdoba. En este combate los normandos perdieron varios barcos pero, como nos informa Al-Nuwayri, también gran número de mahometanos sufrieron martirio. No sabemos si fue durante este combate o antes, cuando el Emir de Córdoba rescató, por la fuerza o mediante el pago de rescate, a parte de la familia del Emir de Nekor, como nos informa Al-Bakri. 

Después de casi tres años de expedición, la razzia normanda acabó con un ataque a Pamplona, donde capturaron al rey García I, que solo fue liberado tras pagar un fuerte rescate. Aunque no sabemos si el ataque se efectuó remontando el río Ebro o desde la costa cantábrica.

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