jueves, 18 de julio de 2024

LAS INVASIONES PARAGUAYAS DE ARGENTINA (1866)

Como hemos visto en otros videos durante la Guerra de la Triple Alianza las tropas paraguayas llevaron a cabo audaces acciones contra los aliados, siendo una de las más atrevidas las numerosas incursiones en suelo argentino durante los primeros meses de 1866. 

Todo empezó en 1864 en Uruguay. En esa época se encontraban enfrentados por un lado los Blancos y por otro los Colorados apoyados por el Imperio del Brasil. Entonces el presidente paraguayo, Francisco Solano López, exigió la retirada brasileña de Uruguay. Al negarse estos, los paraguayos invadieron el Mato Grosso a finales de año. A continuación, López pidió permiso a los argentinos para atravesar su territorio con el objetivo de atacar a los brasileños en el sur. Al serle negado este, fuerzas paraguayas invadieron la provincia argentina de Corrientes en abril de 1865. Mientras que una columna paraguaya tomaba la ciudad de Corrientes y avanzaba hacia el sur, otra seguía el río Uruguay, lo cruzaba y entraba en territorio brasileño hasta la ciudad de Uruguayana. En los siguientes meses los aliados vencieron a los paraguayos en varias batallas, lo que indujo a López a ordenar la retirada de la provincia Corrientes, la cual se consumó en noviembre. 

Sin embargo, y como veremos, aquí no acabaron los ataques paraguayos a esta provincia, y es que con el objetivo sin duda de retardar lo máximo posible la invasión aliada de Paraguay y ganar tiempo para preparar las defensas del país se efectuaron varios desembarcos en el territorio correntino durante las siguientes semanas. 

Ya el 15 de diciembre hay noticias de que fuerzas paraguayas de la Guardia del Cerrito cruzaron en canoas hasta el Paso de Yahapé y saquearon 200 vacas y algunos caballos del Ejército de Vanguardia aliado. 

Durante las siguientes semanas, y ante la masiva presencia aliada a orillas del Alto Paraná, las incursiones paraguayas cesaron. Sin embargo a mediados de enero de 1866 estas cobraron nuevo vigor aprovechando la inactividad de la escuadra brasileña. 

Así, el día 13 fuerzas paraguayas abandonaron el Fuerte de Itapirú en canoas y desembarcaron cerca del Paso de la Patria mientras el general Mitre reconocía aquel territorio. Tras una breve refriega en la que los paraguayos tuvieron dos bajas, estos se retiraron. 

Poco después, el día 16, cerca de 200 paraguayos volvieron a desembarcar en el territorio de Corrientes, pero fueron ahuyentados por la caballería correntina. 

Al día siguiente un contingente de 600 hombres, o 120 según la versión paraguaya,  protegidos por una cohetera y una pieza de artillería volvieron a desembarcar, pero fueron derrotados tras varias horas de combate por las tropas del general Manuel Hornos, las cuales les causaron numerosas bajas, aunque, como cuenta Mitre en una carta, los paraguayos consiguieron retirarse y llevarse consigo las cabezas de cuatro soldados argentinos. 

Pero este revés no frenó las incursiones paraguayas y el día 19 volvieron a desembarcar, esta vez siendo unos 200, aunque fueron rápidamente rechazados por la caballería correntina. 

Días después, el 25, 300 o 400 paraguayos desembarcaron de nuevo y se enfrentaron a la caballería correntina, a la cual lograron emboscar antes de retirarse. Según el oriental de origen español León de Palleja estas incursiones tenían como objeto entretener a las fuerzas aliadas mientras los paraguayos cargaban la piedra de la que carecían en su orilla, con la cual pretendían construir fortificaciones o hundir barcos y bloquear el acceso al río Paraguay. 

Cuatro días después, el 29, entre 500 y 800 paraguayos desembarcaron cerca del Puerto de Corrales, en el Paso de la Patria, y, ante el retroceso de la caballería correntina, avanzaron hacia el arroyo Pehuajó en dirección a un campamento aliado próximo al arroyo San Juan, pero antes de llegar fueron desplegadas guerrillas de tiradores para impedir su avance, comenzando entonces un tiroteo que duró varias horas. Solo la fuerte lluvia y los refuerzos enviados por el general Hornos hicieron retroceder a los paraguayos hasta el otro lado del arroyo Pehuajó, desde donde atacaron a los aliados con cohetes.

El día 31 el mariscal López ordenó al teniente coronel José Eduvigis Díaz que se realizara una incursión en el territorio correntino. Según algunas informaciones, el plan era cubrir con artillería el desembarco en el Puerto de Corrales de tres oleadas de soldados paraguayos que deberían avanzar lo más posible y liberar a sus prisioneros enrolados en el ejército aliado. 

La primera oleada dirigida por el teniente Celestino Prieto dejó Itapirú, desembarcó y avanzó sin problemas hacia el arroyo Pehuajó. Mientras, la caballería correntina, reforzada por la 2ª División Buenos Aires, esperaba el momento propicio para atacar. Pasado el medio día y vadeado el arroyo Pehuajó, los paraguayos se percataron de que los argentinos les esperaban, no teniendo estos más remedio que atacar sin el factor sorpresa. En vista de la superioridad enemiga, Prieto ordenó la retirada hacia el arroyo Pehuajó, no sin que sus desperdigadas tropas sufrieran varias perdidas. 

Los paraguayos consiguieron refugiarse en un bosque donde se atrincheraron a la espera de refuerzos mientras que los argentinos avanzaron por un terreno despejado, cosa que fue aprovechada por los paraguayos para tirotearlos y diezmar sus filas. Aún así, los argentinos siguieron avanzando y los paraguayos, en inferioridad numérica y antes de verse rodeados, retrocedieron hasta los montes de la costa del río, en el Paso de la Patria. En ese preciso momento desembarcó la segunda oleada paraguaya liderada por el teniente Saturnino Viveros, comenzado entonces un fuerte combate en el que la artillería y la fusilería hicieron estragos. 

En un momento dado, los argentinos, desesperados por la falta de munición, cargaron con bayoneta contra los paraguayos. Cuando estos parecía que lo tenían todo perdido, se supo que 500 de los suyos habían desembarcado al atardecer, por lo que los jefes argentinos Hornos y el coronel Emilio Conesa ordenaron la retirada a pesar de que no se había conseguido desalojar a los paraguayos de aquellos montes, donde permanecieron hasta la mañana siguiente, momento en el que reembarcaron. 

De este modo acabó la batalla de Pehuajó o Corrales, para unos de resultado indecisa y para otros ganada por los paraguayos, en la que las cifras de muertos no son conocidas con exactitud, pero que fueron numerosas para ambos bandos. 

Tras este combate el coronel paraguayo Centurión cuenta en sus Memorias que no hubo más expediciones paraguayas de importancia, solo el envío de bomberos, es decir, exploradores, espías, que mataban a algún soldado aliado aislado o disperso. Cuenta Centurión que en una de estas acciones un sargento negro regresó con un saco con nueve cabezas de enemigos, lo que le valió el ascenso a alférez. 

Por su parte, el historiador argentino Juan Beverina apunta a tres importantes expediciones más. La primera tuvo lugar el 10 de febrero, cuando 43 canoas abandonaron Itapirú con entre 1.500 y 2.000 infantes paraguayos, tomando tierra en el Paso de la Patria. Estos, ante el retroceso de la caballería correntina avanzaron hacia el arroyo Pehuajó. Sin embargo, refuerzos correntinos les rodearon y, tras una pequeña refriega, los paraguayos regresaron a sus canoas mientras eran hostilizados por la caballería enemiga. 

Días más tarde, el 16, exploradores paraguayos desembarcaron cerca del arroyo Yaguarí y quemaron un viejo campamento oriental. 

El 17, los paraguayos volvieron a desembarcar y llegar de nuevo hasta el arroyo Pehuajó, donde se atrincheraron en los montes cercanos y resistieron ante las fuerzas correntinas, siendo finalmente forzados a retroceder hasta la costa, donde se parapetaron. Allí comenzó un intenso tiroteo, haciendo los paraguayos con sus cohetes retroceder a los correntinos, pudiendo así reembarcar sin problemas. 

Finalmente, el 19 se produjo la última incursión paraguaya en suelo correntino. Ese día, tras varias semanas merodeando el tramo del río próximo al pueblo de Itatí, cerca del cual acampaban las tropas uruguayas, cerca de 3.000 paraguayos a bordo de vaporcitos y canoas desembarcaron. Esperando atacar a los orientales que se encontraban aislados del resto de los aliados, encontraron su campamento vacío, pues lo habían evacuado poco antes. El campamento fue quemado e Itatí, tras una breve resistencia correntina, saqueado y destruido, tras lo cual las tropas paraguayas reembarcaron. 

El coronel Centurión diría en sus Memorias que estas incursiones eran quijotescas y pensaba que López era irresponsable por ordenarlas, ya que en ellas, a pesar de algunas victorias pírricas, se perdían hombres inútilmente y nada se ganaba en cambio.

Puedes encontrar más historias en nuestro canal: https://www.youtube.com/@mhistoria6088/videos

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