jueves, 4 de julio de 2024

EL CONFLICTO CHILENO-YUGOSLAVO (1947)

A lo largo de su historia Chile ha mantenido conflictos con varios países, unos cercanos como Perú y Bolivia, y otros lejanos como Estados Unidos o España, sin embargo alguna de estas disputas llaman la atención por sus protagonistas. Este fue el caso del conflicto chileno-yugoslavo de 1947. 

En abril de 1947, en los comienzos de la Guerra Fría, el presidente chileno Gabriel González Videla rompió con sus antiguos aliados comunistas y durante los siguientes meses se produjo la persecución de estos. En este contexto, en octubre, se dieron en las minas de carbón del país varias huelgas, responsabilizándose de estas a los comunistas. 

Pronto, lo que parecía un conflicto local, se internacionalizó debido a que González Videla ordenó el día 8 la expulsión de Chile de dos diplomáticos yugoslavos acusados de fomentar la agitación obrera en el país y de actuar como satélites de Rusia para entorpecer la defensa del hemisferio occidental. Estos diplomáticos eran Andrej Cunja, Encargado de Negocios de la Legación yugoslava en Santiago, y Delibor Jakasha, secretario de la Legación yugoslava en Buenos Aires y de visita en Chile en esos momentos. 

Ambos fueron trasladados a Argentina y tras esto González Videla conferenció con su homólogo argentino, Juan Domingo Perón, el cual le brindó su colaboración. Después de llegar a Argentina los diplomáticos yugoslavos fueron detenidos e interrogados por las autoridades de ese país, las cuales comenzaron una investigación junto a sus colegas chilenos, al mismo tiempo que el asunto despertaba la atención de los Estados Unidos. 

El día 11 el ministerio de Asuntos Exteriores de Yugoslavia emitió un comunicado negando todas las imputaciones contra sus diplomáticos, acusando al Gobierno de Chile de violar los principios elementales de las relaciones internacionales y apuntando a que el Gobierno de Chile seguía las directrices de potencias extranjeras. Por todo esto, el Gobierno yugoslavo decidió romper relaciones diplomáticas con el de Chile, el cual mostró indiferencia por esto, aunque defendió su proceder y señaló las actividades subversivas y de espionaje de  Jakasha. 

El mismo día desde Moscú se fue más allá y se acusó a los círculos reaccionarios de Estados Unidos de presionar a Chile para actuar así contra los diplomáticos yugoslavos. Poco después el gobierno de Belgrado protestaría por el trato que sus diplomáticos estaban recibiendo en Argentina. 

El día 12 la prensa chilena publicó la correspondencia hallada en el equipaje de Jakasha. En esta se señalaba que las huelgas continuaban según los planes de M. T., siglas que se suponía correspondían al Mariscal Tito. En otros documentos conocidos por González Videla se acusaba a dos generales yugoslavos, uno que había asistido a su toma de posesión y otro que era embajador en Argentina, de organizar actividades subversivas. 

Al mismo tiempo estalló otro conflicto, esta vez entre Chile y la Unión Soviética, ya que la noche del día 9 la embajada de la U.R.S.S. en Santiago fue ametrallada por desconocidos. Como consecuencia de esto la U.R.S.S. protestó, señalando que este incidente ocurrió como “consecuencia de la propaganda hostil desatada contra Rusia” y exigiendo una investigación. 

Durante los siguientes días el Gobierno de Chile conoció nuevas informaciones que comprometían a elementos yugoslavos y rusos, sin embargo estas eran puestas en duda por altos cargos chilenos, aunque esto no fue un obstáculo para que finalmente se llegara a la ruptura de relaciones. 

Así, el día 21 el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Germán Vergara Donoso, entregó una nota a Dimitri Zhukov, embajador ruso en Santiago, en la que anunciaba la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con la U.R.S.S. En esta nota se acusaba al comunismo internacional, dirigido por la U.R.S.S., de instigar las perturbaciones por las que Chile había pasado en los últimos meses. 

Igualmente, ese día se anunció la ruptura de relaciones con otro país, uno vinculado a la U.R.S.S., Checoslovaquia. En un primer momento el representante checoslosvaco en Chile mostró su sorpresa, pero luego las autoridades de Praga señalaron a los pretextos imaginarios esgrimidos por Chile para romper relaciones. 

Durante los siguientes días se produjo en Chile una ola represiva contra elementos comunistas. Mientras, hubieron problemas para la salida de Santiago del embajador soviético y para el regreso de Moscú del chileno, situación que se alargó varios meses. 

Por último, hay que señalar que la situación de ruptura se prolongó varios años, y en el caso de Yugoslavia las relaciones no se restablecieron hasta 1950.


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