miércoles, 6 de abril de 2022

1942, LA ALEMANIA NAZI ATACA LOS BARCOS DE MÉXICO

Aunque durante la Segunda Guerra Mundial podría parecer que México estuvo alejado de los campos de batalla, su riqueza petrolífera y el que los submarinos de la Alemania hitleriana tuvieran como uno de sus principales objetivos los petroleros, hizo que la guerra llegara hasta las costas mexicanas. 

En abril de 1941, considerándose que la guerra perjudicaba el comercio nacional, en virtud del “Derecho de Angaria”, las autoridades mexicanas decidieron incautar varios barcos italianos y alemanes que se encontraban en puertos mexicanos. Algunas de estas naves, una vez rebautizadas y usadas por PEMEX, serían hundidas por los submarinos nazis en el marco de la “Operación Neuland”. 

Ya en marzo de 1942 se produjo algún supuesto avistamiento de un submarino en el Golfo de California y en abril el Tamaulipas, un petrolero mexicano con bandera estadounidense, fue hundido en las costas de Carolina del Norte. Aunque fue a partir de mayo cuando se produjeron los principales ataques de los sumergibles nazis a buques mexicanos. 

El 14 de mayo de 1942, frente a Miami, el U-564 hundió mediante un torpedo el petrolero mexicano Potrero del Llano -el antiguo Lucifero italiano-, cobrándose varias vidas. Este hecho causó un gran impacto en el país y el gobierno de México protestó a través de Suecia ante los los países del Eje. 

Dicha protesta acababa con un ultimátum que decía así: “Sí para el próximo 28 del corriente México no ha recibido satisfacción completa, así como garantías de que le serán debidamente cubiertas las indemnizaciones por los daños y perjuicios sufridos, el gobierno de la República Mexicana adoptará inmediatamente las medidas que exija el honor nacional”, es decir, México declararía le guerra al Eje. En esas fechas se conoció que en los días previos dos petroleros mexicanos ya habían sido perseguidos por un submarino alemán. 

Cuando en la prensa ya de daba por hecho de que Alemania no contestaría a la protesta mexicana, se supo que día 21 el U-106 torpedeó al noroeste de La Habana al petrolero Faja de Oro -el antiguo Genoano italiano-, provocando varias víctimas. Esto no hizo más que acrecentar el descontento popular y acelerar el proceso por el cual se declararía la guerra al Eje. 

Así, las reuniones del gabinete y del Congreso se sucedieron durante aquellas fechas. Mientras, ni Japón ni Italia respondieron a la protesta por el hundimiento del Potrero del Llano y Alemania había rehusado recibirla. Por fin, el día 28 el presidente Manuel Ávila Camacho, ante el Congreso de la República, declaró la guerra al Eje. 

Sin embargo, el Potrero del Llano y el Faja de Oro no serían los únicos barcos hundidos. La madrugada del 27 de junio, al este de Tecolutla, el petrolero Tuxpan -el antiguo Americano italiano- fue torpedeado y cañoneado por el submarino U-129. Debido al ataque, el Tuxpan se incendió y hundió junto a varios de sus marineros. Horas más tarde, en una posición cercana, fue torpedeado el Las Choapas -el antiguo Atlas italiano-, el cual se hundió con algunos de sus marineros. 

Al conocer los ataques, las autoridades mexicanas enviaron una escuadrilla de aviones y un guardacostas para perseguir a los atacantes y socorrer a los náufragos. Aquella noche las autoridades de Veracruz y Tampico, temerosas de que sus ciudades fueran bombardeadas por submarinos alemanes, ordenaron un apagón general. 

Como podemos ver en la prensa de la época este doble ataque causó una gran impresión en todo el país. En los días sucesivos seguirían las labores de rescate de los náufragos. Al mismo tiempo la policía efectuaría detenciones de alemanes acusados de espionaje y de complicidad con el hundimiento de los dos petroleros. 

Días después, el día 5 de julio, una escuadrilla de aviones mexicanos avistó frente a Tampico a dos submarinos, los cuales fueron atacados. Y aunque consiguieron escapar, se creyó que uno, el U-129, pudo ser dañado por las bombas de la aviación mexicana. La siguiente noche, ante el temor de un ataque, hay informaciones de que Tampico se oscureció para evitar ser bombardeado. 

Semanas más tarde, el mercante Oaxaca -el antiguo Hameln alemán- fue torpedeado por el U-171 en las costas texanas. El Oaxaca se hundió y seis tripulantes perdieron la vida. Da la casualidad de que el Oaxaca había participado en el rescate de náufragos de varios barcos atacados por los alemanes en el Golfo de México los meses previos a su hundimiento. 

Según contaría el primer oficial del Oaxaca “observó sobre el agua, a poca distancia de la nave, una lucecilla, y que antes de que pudiera averiguar de que se trataba y dar la voz de alarma, explotaba un torpedo...”. “Los seis marineros que dormían en la escotilla número uno fueron las víctimas, creyéndose que murieron destrozados por el torpedo al explotar”, consiguiendo el resto de la tripulación llegar a los botes salvavidas. 

Tiempo después, sería hundido un último barco mexicano, el petrolero Amatlan -el antiguo Vigor italiano-. El 4 de septiembre, al norte de Tampico, el U-171, el mismo submarino que atacó al Oaxaca, torpedeó el Amatlan y lo hundió junto a varios de sus tripulantes. Al parecer el sumergible alemán disparó varios torpedos que no dieron en el blanco, hasta que alcanzó al Amatlan, que quedó seriamente dañado, y finalmente cañoneó la nave hasta que esta se hundió. 

Según la prensa, aviones estadounidenses comenzaron a buscar al submarino alemán, sin embargo, este consiguió eludir el cerco y dirigirse a su base de Lorient, en la Francia ocupada, cerca de donde fue hundido un mes más tarde por una mina. 

Además del hundimiento de estos barcos, los sumergibles alemanes llevaron la guerra submarina a aguas mexicanas al atacar navíos de otras nacionalidades, como al Lalita de bandera panameña y el Velma Lykes norteamericano, hundido al noreste de Cancún.

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