Todos saben que el Imperio Romano extendió sus fronteras hasta regiones recónditas, como la lejana Britania. Durante mucho tiempo los romanos intentaron conquistar la totalidad de esta isla, pero el extremo norte, Caledonia, la actual Escocia, se resistió. Pese a que se llegaron a ocupar partes de Caledonia, nunca se la llegó de someter del todo. Pero es casi desconocido, que, aunque no se llegara a conquistar Caledonia, si se logró, aparentemente, la sumisión de un territorio aún más al norte, las Islas Orcadas.
En el año 43 d. C. el emperador Claudio envió una expedición a Britania para conquistarla. Poco después, él mismo fue a la isla, lo que le valió para celebrar un triunfo sobre los britanos, para cuya conmemoración se construyó un arco triunfal que constaba de una inscripción, hoy día solo conservada parcialmente. De esta inscripción se han ofrecido varias reconstrucciones. Según algunas, se dice que once reyes britanos se sometieron a Claudio, o bien, se rindieron o fueron capturados. Entre otras reconstrucciones, la más llamativa es la que en el siglo XVII hizo Gauges de Gozze, según la cual, Claudio capturó rápidamente a los reyes enemigos britanos sin ninguna perdida y fue el primero en agregar al Imperio a las lejanas gentes de las Orcadas.
Quizás, para esta reconstrucción, de Gozze se basó en los relatos de Eutropio y Orosio. El primero, en el siglo IV nos dice en su Breviarium que Claudio “añadió al Imperio Romano unas islas situadas en el Océano, más allá de las islas Británicas, que se llaman Órcadas”. Orosio, a principios del siglo V, nos cuenta lo mismo. La Crónica de San Jerónimo, que fue seguida por Casiodoro, Beda el Venerable y la Historia Brittonum, también nos da la misma información, aunque esta última fuente añade algo totalmente inverosímil al decir que Claudio navegó a las Orcadas, que igualmente conquistó, y convirtió en tributarias.
Por esta misma época, el geógrafo hispano Pomponio Mela y, algo después, Plinio el Viejo, mencionan a las Orcadas en sus obras, indicio, quizás, de que se habían conquistado, o al menos explorado, para entonces.
En el siglo XII, la pseudo Historia de Geoffrey de Monmouth cuenta como Claudio, durante su campaña en Britania, obtuvo la sumisión del rey Arviragus, al cual ofreció la mano de su hija, Venissa, y con cuya ayuda conquistó las Orcadas. Y aunque esta noticia guarda ciertas semejanzas con las anteriores, la verosimilitud de esta Historia siempre hay que tomarla con prudencia.
A diferencia de este grupo de fuentes, otros autores sostienen que la conquista romana de las Orcadas se produjo hacia el año 83 u 84, en época del emperador Domiciano. Según Tácito, el general Agrícola, durante sus campañas en el norte de Britania y Caledonia, circunnavegó la isla y durante esta travesía avistó las Orcadas, desconocidas hasta ese momento, y las conquistó. El epítome de Dión Casio también menciona la circunnavegación de Britania por Agrícola, pero nada dice de las Orcadas. El poeta Juvenal, que parece que sirvió en Britania y por tanto podría ser buen conocedor de lo sucedido, cuenta en uno de sus versos que las armas romanas llegaron a las Orcadas, recién conquistadas. Tanto Tácito como Juvenal nos dicen que las Orcadas se descubrieron en esa época, lo que entraría en contradicción con las fuentes anteriormente mencionadas, que afirman que ya se habían conquistado en época de Claudio. A favor de Tácito y Juvenal está que escriben poco después de la supuesta conquista de Agrícola, mientras que Eutropio, Orosio y el resto de fuentes que afirman que fue en época de Claudio, lo hacen más de tres siglos después.
A finales del siglo IV, el poeta Claudiano menciona como el abuelo del emperador Honorio, el Conde Teodosio, llevó a cabo hacia los años 368 o 369 una campaña en las Orcadas contra los sajones. Sin embargo, esta noticia, como las anteriores, es tenida por muchos historiadores como una exageración para ensalzar los triunfos de Claudio, Agrícola o el Conde Teodosio.
Sea cual sea el momento en que se conquistaron las Orcadas, si es que realmente fueron conquistadas, a mediados del siglo V, Polemio Silvio, en su Laterculus, las menciona como una de las seis provincias en las que se dividía la Diócesis de Britania. Aunque para ser más exactos, es en uno de los manuscritos que recoge la obra de Polemio Silvio en el que aparecen las Orcadas como la sexta provincia britana, algo que ha sido considerado un interpolación, por lo que hay que tomar esta noticia con cautela.
A estos testimonios escritos y epigráficos podemos sumar los arqueológicos. En los últimos años, en el yacimiento de Mine Howe, en la isla de Mainland, la mayor de las Orcadas, se han encontrado algunos objetos romano-britanos de diferentes cronologías, con una especial representatividad de objetos de época Flavia, es decir, de tiempo de Domiciano y de sus predecesores. Pero, ¿cómo llegaron estos restos a las Orcadas? ¿pertenecían a un asentamiento romano estable o llegaron mediante intercambios comerciales? Parece ser que lo segundo, ya que la falta de material cerámico podría señalar la ausencia de pobladores romanos. Sin embargo, es posible que se produjera una breve dominación romana cuyo impacto material fue escaso.
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