Como vimos en el anterior video, Santiago Canstatt fue detenido el 18 de febrero de 1859 por su implicación en una conspiración para asesinar a Carlos Antonio López, presidente de Paraguay, pero la verdadera disputa anglo-paraguaya, como veremos, surgió por las injerencias del cónsul británico Charles Henderson en el proceso judicial de Canstatt.
Inmediatamente después de la detención de Canstatt, este al parecer se comunicó en secreto con Henderson. Al día siguiente, el 19 de febrero, Henderson escribió al Ministro de Relaciones Exteriores paraguayo, Nicolás Vázquez, para quejarse por las circunstancias en las que Canstatt fue detenido, haciendo hincapié en que este era un súbdito británico, cosa que en el anterior video vimos que era una falsedad. Henderson afirmaba que su deber era proteger a Canstatt de las injusticias y de los excesos de las autoridades paraguayas. Más adelante, Henderson exigía una investigación sobre el trato a Canstatt y terminaba su carta advirtiendo que informaría a su gobierno sobre este asunto.
Esta nota representó una grave intromisión en los asuntos internos de Paraguay y fue fuente de malestar en el gobierno de López. Sin embargo, pese a la ofensa de Henderson, la respuesta de Nicolás Vázquez fue con la máxima moderación y se limitó a decirle que el caso estaba en proceso.
A continuación, se inició durante los siguientes meses un intercambio de cartas entre Henderson y Vázquez que fueron agriando progresivamente las relaciones entre ambos países. En su siguiente carta, Henderson advertía que la severidad con la que Canstatt estaba siendo tratado causaría un gran malestar en el Consejo de la Reina. A esto respondió Vázquez que el gobierno de Paraguay no aceptaba sus protestas. No obstante, en sucesivas misivas Henderson insistió en sus quejas.
Más adelante, Henderson se dirigió al Jefe de Policía con la intención de visitar a Canstatt, cosa que le fue negada, aunque se le permitió comunicarse por escrito. Esto fue un nuevo motivo de protesta del cónsul inglés.
Toda esta serie de protestas culminaron el 1 de agosto de ese año cuando el gobierno británico, a través de Henderson, lanzó un ultimátum al Gobierno de Paraguay. En el se exigía primero “la inmediata libertad de Santiago Canstatt y una compensación proporcionada a los padecimientos personales que ha sufrido y a los perjuicios que ha experimentado en sus intereses y en su fortuna”. Y segundo “una reparación completa de parte del Gobierno de Paraguay al Gobierno de Su Majestad por la falta de respeto manifestada a las representaciones hechas por el infrascrito en su carácter de Cónsul de Su Majestad”.
Añadía Henderson que Paraguay tenía tres días para satisfacer estas demandas o de lo contrario cesarían las relaciones y el se retiraría del país. Y terminaba con una sería amenaza, se echaría sobre el gobierno paraguayo la responsabilidad de las consecuencias del cese de las relaciones amigables.
Vázquez respondió que esas exigencias eran una ofensa directa a la soberanía paraguaya y que estaba seguro de que eran fruto de informaciones erróneas y, por lo tanto, su gobierno no las aceptaba. Por tanto, Henderson no tuvo más remedio que cumplir su advertencia de abandonar Paraguay, cosa que comunicó a Vázquez el 5 de agosto.
Tras su salida de Paraguay Henderson continuó actuando contra este país. Por documentos británicos sabemos que los ingleses se planteaban seriamente atacar Paraguay. Según documentos del Ministerio de Relaciones Exteriores británico, Henderson pensaba que enviando una expedición para atacar o capturar Asunción provocaría el colapso del gobierno de López y un cambio de régimen. No obstante, Henderson creía que López no permitiría que la Cuestión Canstatt desembocara en una guerra con Gran Bretaña y que si se produjera un cambio de gobierno, aunque beneficioso para Paraguay, no lo sería a corto plazo para el Imperio británico.
Henderson también creía que solo con las amenazas se podría forzar a López a aceptar sus reclamaciones, aunque sí la guerra finalmente se producía, la sola captura de Asunción sería suficiente para doblegar la voluntad de López. Para ello planteó la posibilidad del envío de una docena de cañoneras y mil marinos.
No obstante, finalmente ninguna expedición fue enviada. Los británicos no tenían suficientes barcos en el Río de la Plata para llevar a cabo tal campaña y además, la Cuestión Canstatt no revestía la suficiente importancia como para organizar una flota de guerra. Aunque, Henderson siguió maniobrando para actuar militarmente contra Paraguay como veremos en el siguiente video.
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