martes, 20 de diciembre de 2022

EL PLAN PARA LA ANEXIÓN DE PERÚ A ESTADOS UNIDOS (1881)

Pese a que la Guerra del Pacífico es un conflicto bien estudiado, es poco conocido que en 1881, algo después de la ocupación chilena de Lima, surgieron proyectos entre los estadounidenses para anexarse Perú, pudiendo haberse convertido así en el Estado nº 39. 

Ya a principios de año encontramos una de las primeras alusiones a un protectorado estadounidense sobre Perú cuando una empresa francesa se lo propuso al Secretario de Estado William Evarts. Más tarde, el 16 de abril, Isaac Christiancy, embajador de Estados Unidos en Lima, escribió a James Blaine, nuevo Secretario de Estado de su país, para decirle que muchos ciudadanos peruanos “darían la bienvenida a un protectorado de los Estados Unidos [sobre Perú]” e incluso a su anexión. 

Luego, el 4 de mayo, Christiancy escribió a Blaine una carta confidencial en la que exponía su proyecto para anexar Perú a los Estados Unidos y hacer valer la Doctrina Monroe. Christiancy expresaba que “el único medio eficaz para que los Estados Unidos dominen el comercio del Perú y eviten un predominio [de Inglaterra] (...) es, o intervenir activamente, obligando a los beligerantes a un arreglo de paz en términos razonables, o gobernar Perú por medio de un protectorado o de una anexión”. Para lo cual, según Christiancy, una gran mayoría de la población peruana votaría a favor de la anexión, la cual recibirían con júbilo. 

Según Christiancy el medio para llevar a cabo este proyecto era “que el Perú estuviera sujeto, por 10 años a lo menos, a un Gobierno territorial, sobre el plan general de nuestros gobiernos territoriales, y que entonces fuera admitido como Estado, a discreción del Congreso. En esos 10 años, el Perú llegaría a ser, bajo tal sistema, completamente norteamericano en sus ideas”. 

A continuación, Christiancy aseguraba a Blaine que estos proyectos le habían sido sugeridos a menudo por peruanos e incluso por el clero católico, a lo que el respondía que en su debido momento presentaría estos planes a su Gobierno. 

Luego Christiancy apuntó a la corrupción de las clases dirigentes peruanas como el motivo por el cual Perú no podía tener un gobierno independiente. Seguía Christiancy diciendo que “el Perú, en las manos o bajo el Gobierno de los Estados Unidos, pronto llegaría a ser otra vez uno de los países más ricos del mundo”, ya que en manos estadounidenses las minas peruanas volverían a florecer y que con “cincuenta mil ciudadanos emprendedores de los Estados Unidos dominaran toda la población y harían al Perú totalmente norte-americano”. 

Además, señalaba que “con el Perú bajo el Gobierno de nuestro país, dominaríamos a todas las otras repúblicas de Sud-América, y la Doctrina Monroe llegaría a ser una verdad. Se abrirían grandes mercados a nuestros productores y manufacturas y se abriría un ancho campo para nuestro pueblo emprendedor”. 

Por último, Christiancy concluía diciendo que estaría en contra de la anexión del Perú hasta que las ideas americanas no dominaran a la población primero y recordaba a Blaine que esta carta solo debía ser leída por él y por el presidente James Garfield. 

Semanas más tarde, el 21 de junio, Christiancy escribió a Blaine para informarle de los últimos eventos acaecidos en Perú, en concreto sobre el gobierno de La Magdalena presidido por Francisco García Calderón. Según él, este gobierno era utilizado por los chilenos para llevar a cabo sus propósitos, y añadía que “es bien sabido aquí que muchos hombres ricos entre los peruanos prefieren que los chilenos gobiernen el país, ya que piensan que establecerían un gobierno más permanente que el que probablemente establecerá el Perú, y que sus propiedades estarían más seguras, pero incluso aquellos preferirían un protectorado o anexión a los Estados Unidos”. 

Las siguientes noticias que tenemos de las ambiciones estadounidenses sobre Perú son de septiembre. El día 20 de ese mes el nuevo embajador de Estados Unidos en Perú, Stephen Hurlbut, y Manuel María Gálvez, ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de La Magdalena, firmaron un Protocolo por el cual “el Gobierno del Perú concede al de los Estados Unidos de América el derecho y la facultad de establecer una estación carbonera en el puerto de Chimbote, y todas las facilidades que fueren necesarias para que los navíos de guerra y mercantes del Estados Unidos puedan abastecerse de ese artículo y puedan estacionarse en dicho puerto”. Sin embargo, Blaine desaprobó este Protocolo. Aún así, este acuerdo fue utilizado por chilenos y británicos para hablar de un supuesto Tratado secreto. 

Semanas más tarde, en noviembre, Marcial Martínez, Embajador chileno en Washington, fue conocedor de que importantes ciudadanos peruanos habían solicitado a los Estados Unidos la anexión de Perú, cosa que el gobierno estadounidense había discutido pero descartado. Información parecida también transmite en sus escritos el jefe de las tropas de ocupación y contralmirante chileno Patricio Lynch. 

Tiempo después, el 1 de diciembre, Martínez conferenció con Blaine y este le dijo que “Hai mucho mar i mucha tierra entre el Perú i los Estados Unidos. Ese seria un punto flaco que ofreceríamos a la Europa”, negando así el interés estadounidense por anexionarse Perú. Sin embargo, otros testimonios mencionan el entusiasmo de Blaine ante la idea de convertir a Perú en un protectorado de Estados Unidos, siendo esta la mejor forma de garantizar los negocios estadounidenses en el país. Según investigaciones posteriores, algunas empresas habrían presionado a las autoridades de los Estados Unidos para la creación de este protectorado. 

Semanas más tarde, en enero de 1882, el Senado estadounidense haría públicos varios documentos referentes a la Guerra del Pacífico, entre ellos, el proyecto de Christiancy para la anexión de Perú. Este saltó pronto a la prensa, lo que obligó a Blaine a negar que hubiera considerado seriamente tal anexión.

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