Como vimos en otro video, en noviembre de 1845 Paraguay y Corrientes se aliaron contra Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires. Semanas más tarde el presidente paraguayo, Carlos Antonio López, declaró la guerra a Rosas y luego eligió a su joven hijo, Francisco Solano, General en Jefe del Ejército Nacional destinado a Corrientes. En ese mismo momento el Enviado especial de Estados Unidos a Paraguay, Edward Hopkins, ofreció la mediación de su Gobierno para resolver el conflicto con Rosas.
A continuación, a mediados de diciembre, podemos ver al joven López en la Villa del Pilar organizando el ejército que marcharía a Corrientes. En ese momento López tenía más de 2.000 hombres entre infantería y caballería, divididos estos en tiradores y lanceros. El día 20 comenzaron a embarcar las tres divisiones paraguayas creadas, dos de caballería y una de infantería, mientras que otra división de infantería, aún incompleta, aguardaría a la llegada de más tropas.
El 22 por fin las tropas zarparon en 16 buques correntinos. Mientras, López se adelantó hasta Corrientes donde se reunió con el gobernador Joaquín Madariaga y con su hermano, el General Juan Madariaga. Allí se le informó que José María Paz, Director de la Guerra y General en Jefe del Ejército Aliado Pacificador, le esperaba en el Campamento de Villanueva para invadir juntos Entre Ríos y Santa Fe.
El día 26 López se reembarcó y fue río abajo hasta Rincón de Soto, cerca de la ciudad de Goya, desde donde se dirigiría a Villanueva en los próximos días. En este punto, a orillas del río Paraná, López tenía algunas piezas de artillería y casi 2.300 hombres, a los que se sumarían nuevos contingentes durante las siguientes semanas, llegando a alcanzar el ejército paraguayo casi los 5.000 hombres.
En Rincón de Soto López recibió los saludos de Paz a los “valientes paraguayos”, aunque el mismo Paz, en sus Memorias, los llamaría ladrones e insolentes y menospreciaría los conocimientos militares del joven General.
El 2 de enero de 1846 López escribió a su padre para comunicarle que los ingleses que participaban en el bloqueo del Río de la Plata le habían ofrecido armas y municiones. Asimismo, le cuenta que la marcha hacia Villanueva no había comenzado aún por la falta de sables, fusiles, ropa, carretas y caballos, aunque los correntinos le suministrarían miles de estos animales durante la campaña. Poco después, un huracán hundió tres barcos y mató a varios soldados paraguayos.
A mediados de mes las fuerzas de Justo José de Urquiza, hombre de Rosas, comenzaron a penetrar en territorio correntino y obtuvieron su primera victoria en Las Osamentas. Mientras tanto Paz pidió a López que avanzara hacia el río Corrientes. Al mismo tiempo que las tropas de Urquiza perseguían a las de Paz, López llegó al río Santa Lucía, desde donde socorrió al General Madariaga con cuatro compañías.
El 21, el mismo día que Urquiza cruzó el río Corrientes, López había llegado a Yatay Tí Calle, desde donde avanzó al río Batel, lugar en el que se reunió con Paz, quien dividió a las tropas aliadas en dos, por un lado los correntinos y algunos argentinos bajo su mando formaron el Primer Cuerpo del Ejército Aliado Pacificador y por otro lado los paraguayos el Segundo Cuerpo, el cual, falto de entrenamiento, contó con instructores argentinos.
A partir de este momento comenzaron las quejas de López respecto a Paz. Primero porque Paz quería formar un Tercer Cuerpo con tropas paraguayas bajo el mando del Gobernador Madariaga, a lo que López se negó, pero no su padre. Luego porque Paz no le informaba sobre el plan de operaciones. Y por último, porque Paz dispersaba las fuerzas paraguayas sin saber López su destino y las exponía a peligros.
En ese tiempo el Presidente López recibió la comunicación del Enviado británico, William Ouseley, según la cual uno de los objetivos de las fuerzas anglo-francesas que bloqueaban el Río de la Plata era forzar a Rosas a reconocer la independencia de Paraguay. A esto respondió el presidente con la pregunta de si su país podría contar con la cooperación inglesa en la guerra contra Rosas.
Mientras tanto, el día 28, ante el avance de las tropas de Urquiza en Corrientes, los aliados comenzaron a marchar de forma separada hacia el norte, pasando por las proximidades de San Roque y de Tabay, aunque Paz ocultaba el destino final. Según contaría este en sus Memorias, ante la falta de preparación del ejército, decidió retirarse y evitar enfrentarse a Urquiza, así las tropas enemigas se agotarían en la persecución y sería más fácil batirlas en el momento y lugar oportuno, preferiblemente en los esteros del norte, donde los enemigos quedarían encajonados.
Ese mismo día 28 López supo que guerrillas paraguayas se habían enfrentado con éxito a los enemigos, causándoles varias bajas. El 30 Paz ordenó a López que ambas columnas se reunieran para maniobrar contra las fuerzas de Urquiza.
El 1 de febrero el Presidente López informó a su hijo que varios buques de la flota anglo-francesa se estacionarían en el litoral correntino y prestarían auxilios al Ejército Aliado. Poco después Paz pidió al Presidente López que enviara tropas a la Tranquera de Loreto para proteger a la población desplazada por el avance del enemigo. Asimismo, algunos puntos paraguayos al sur del Paraná fueron reforzados.
El día 4 la vanguardia correntina, encargada de hostilizar al enemigo, fue derrotada en Laguna Limpia y el General Juan Madariaga fue hecho prisionero. El 6 el presidente paraguayo ordenó llevar a cabo una política de tierra quemada y trasladar a la población correntina hasta la otra banda del Paraná si las partidas de Urquiza llegaban a la Tranquera de Loreto.
El día 8 López, tras pasar al norte de San Miguel, se encontraba en Barranquera, a orillas del Paraná, mientras el enemigo le acechaba. El 10 el Gobernador Madariaga comunicó a Paz la intención de Urquiza de negociar, lo que enojó al Director y le distanció del Gobernador.
El 13, desde Ibahay, López escribió a su padre para comunicarle que, a parte de algunas acciones de guerrilla, no se habían enfrentado al enemigo pese a estar cerca, y que cuando ya estaban listos para presentar batalla, el ejército de Urquiza comenzó a retirarse. Ese mismo día el Presidente López, desconocedor de la retirada de Urquiza, ordenó guarnecer los pasos ante el peligro de una incursión enemiga. Durante los siguientes días los aliados estuvieron persiguiendo hacia el suroeste a las fuerzas de Urquiza.
En esas fechas López fue conocedor de que Urquiza pretendía hacer las paces con los Madariaga al margen de Paz y de los paraguayos. López cuenta en su correspondencia que en su retirada el enemigo había dejado atrás más de 3.000 caballos, muchos de ellos degollados, y que él tuvo que dejar a más de 400 hombres enfermos en Caá Catí.
El día 23, mientras López se encontraba en San Roque, le confirmaron que Urquiza, acampado en Capita Mini, había hecho proposiciones de paz al Gobernador Madariaga, aunque este no se lo había comunicado al Gobierno paraguayo aún. Poco después Urquiza se retiraría al otro lado del río Corrientes y luego a Entre Ríos.
En aquellas fechas López escribió a su padre lo siguiente: “el Director de la Guerra sé que está pensando destinarme a ocupar la ciudad del Paraná con una columna de dos mil hombres para fortificarla y poner una guarnición fuerte. En seguida, me dicen que piensa marchar sobre la misma Capital”. El Presidente López respondió desaconsejando llevar la guerra a Entre Ríos, pues si había sido imposible defender Corrientes más difícil sería conquistar y defender la ciudad de Paraná.
El día 28 López tuvo que hacer frente a una revuelta de parte de sus tropas mientras se dirigía a Villanueva. Según cuenta el joven General, tres escuadrones de la vanguardia se sublevaron, a lo que él respondió alistando cuatro escuadrones de caballería contra ellos, y cuando a punto estaba de producirse una batalla entre paraguayos, los sublevados entregaron a los cabecillas y se rindieron. López entonces los juzgó de inmediato y fusiló a los cuatro cabos responsables del motín.
El 1 de marzo las fuerzas paraguayas alcanzaron a la retaguardia enemiga en Mocoretá y, tras una escaramuza en la que la caballería urquicista fue acuchillada, les tomaron armas y 200 caballos. El día 7 se encontraba López en el Campamento de Villanueva, cerca de la actual Mercedes, desde donde comunicó a su padre que continuaban las intrigas entre el enemigo y el Gobernador Madariaga, el cual le había pedido que detuviera su avance.
Días después podemos ver en la correspondencia de López que las discrepancias entre Paz y Madariaga seguían por las negociaciones con Urquiza. Además, en aquellas fechas el Cuerpo correntino del ejército Aliado había sido licenciado, solo quedando los paraguayos, a los que se habían unido algunos correntinos.
Desde mediados de mes López fue conocedor de las intrigas de Paz y del Congreso correntino contra Madariaga y se quejaba de que los hombres del Director comandaban tropas paraguayas en destinos que él desconocía y que le quedaban pocos soldados bajo su mando directo. También se quejaba López de los ultrajes a los que Paz y el coronel Indalecio Chenaut sometían a los paraguayos.
En esas fechas, y fruto de la mediación de Estados Unidos, Rosas ofreció reconocer la independencia de la provincia de Paraguay pero dentro de la Confederación Argentina bajo los términos del Pacto Federal de 1831, siendo esto tratado de “cómica ocurrencia” en El Paraguayo Independiente.
A finales de mes Paz maniobró para que el Congreso de Corrientes destituyera a Madariaga. Este se preparó para marchar contra los congresistas, a los que amenazó con degollar, y Paz respondió enviando al General José Domingo Ábalos para proteger a los congresistas. Entretanto, López se mantuvo neutral y consiguió que le devolvieran el mando sobre la mayoría de las tropas paraguayas.
A principios de abril López comenzó a moverse hacia el norte, hacia la frontera paraguaya. En esos días Madariaga consiguió controlar la situación en Corrientes, el Congreso fue disuelto, Paz fue destituido como Director de la Guerra y huyó a Paraguay con algunos de sus hombres, su escolta paraguaya y varios congresistas correntinos. Debido a estos desordenes el Presidente López ordenó a su hijo que mantuviera la neutralidad y mandó evacuar a los enfermos de Caá Catí.
Al mismo tiempo, Madariaga mandó a Asunción a un enviado con el propósito de acordar con el Presidente López negociar con Urquiza para alejarlo de Rosas. Además se debía acordar el nombramiento de un nuevo General en Jefe del Ejército Aliado, aumentar las tropas paraguayas hasta los 8.000 hombres y enviar un comisionado a Bolivia para negociar una alianza contra Rosas. Por entonces, el Presidente López, arrepentido de la Alianza con Corrientes por el conflicto surgido entre Paz y Madariaga, se negó a las peticiones del Gobernador.
El día 19 López se encontraba en Arroyito y pretendía avanzar hacia el Paraná a pesar de que Madariaga quería retenerlo en ese lugar. A principios de mayo López ya había llegado a Yahapé, en la costa del Paraná, donde fue conocedor de una posible conspiración de los soldados correntinos contra Madariaga por pactar con Urquiza.
El día 6 las tropas paraguayas comenzaron a cruzar con dificultad el río hacia su país mediante canoas y lanchones. Durante los siguientes días las tropas, junto con varios oficiales correntinos enrolados en el ejército paraguayo, continuaron cruzando el río. Finalmente, el pasaje del ejército concluyó a mediados de mes, pero permaneció acampado en Cerrito durante algunas semanas más.
Por entonces el Presidente López ya daba por muerta la alianza con Corrientes y la estéril mediación de Estados Unidos. El día 24 el Presidente decretó que se conservara en Cerrito un ejército de 3.000 hombres mientras que el resto sería licenciado. El joven López pretendía seguir instruyendo a estas tropas para hacer frente a una posible invasión de Paraguay.
Pero la guerra no acabó con la retirada paraguaya y como veremos en otros videos, esta no fue la última vez que los paraguayos intervinieran en la provincia de Corrientes.
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