Es poco conocido que años antes de que la famosa Cleopatra reinara en Egipto su hermana mayor, Berenice IV, destronó a su padre, se enfrentó a los romanos y reinó en el país del Nilo durante tres años.
A mediados del siglo I a. C. Egipto era un reino decadente que hacía tiempo que había perdido sus posesiones en la zona sirio-palestina, en Asia Menor y el Egeo. Más recientemente la Cirenaica y Chipre habían pasado a manos romanas y Egipto era víctima de las injerencias de Roma. Es en esta convulsa época cuando Berenice llegó al poder.
Cuenta Dion Casio que el rey de Egipto, Ptolomeo XII Auletes, “para asegurar su posición y contarse entre los amigos y aliados de Roma (…) había distribuido entre algunos romanos abundantes sumas (…) cuyo pago hacía recaer violentamente sobre los egipcios. A este motivo de impopularidad se añadía la negativa a reclamar Chipre a los romanos e incluso, según solicitaron sus súbditos, a renunciar a la amistad romana. Y como (el rey) no podía ni convencerlos ni forzarlos a permanecer en paz, (ya que no disponía de mercenarios), huyó de Egipto” en el año 58 y se dirigió a Roma. Según otras versiones, aprovechando una estancia de Ptolomeo en Roma sus hijas se hicieron con el trono de Egipto, aunque esto no está claro.
Estrabón cuenta que fue elegida reina Berenice, la única hija legítima de Ptolomeo. Mientras que Dion Casio dice por error que Berenice era la hermana de Ptolomeo. Sin embargo, todo indica que Berenice compartió el trono con su madre, Cleopatra V Trifena, o con una supuesta hermana conocida como Cleopatra VI Trifena. Aunque es posible que ambas mujeres fueran la misma persona.
Luego, los alejandrinos enviaron una embajada a Siria para pedir que Antíoco, quizás el ex rey seléucida Antíoco XIII, fuera a Egipto a reinar junto a las hijas de Ptolomeo, pero este enfermó y murió. A continuación, hacia el año 57, Filipo II, un exrey seléucida, intentó ir a Egipto para gobernar allí, pero Aulo Gabinio, gobernador romano de Siria, se lo impidió. Poco más tarde murió Cleopatra, lo que hace pensar que ella y Berenice quizás se enfrentaron y eso le costó la vida. De este modo Berenice se convirtió, como atestiguan algunos papiros, en única reina de Egipto.
Después, Berenice, para asegurar su posición, hizo venir desde Siria a un tal Seleuco, al parecer uno de los últimos seléucidas. Berenice se casó con él, lo hizo su consorte y con él compartió el reino y la guerra venidera. Por su parte, Estrabón dice que el marido de Berenice en realidad simulaba pertenecer a la familia de los seléucidas y le llama Cibiosactes, un insulto que viene a significar algo así como “vendedor de pescado”.
Según interpretaciones modernas, este Seleuco sería el Seleuco VII que años atrás quizás reinó sobre el pequeño reino seléucida de Siria junto a su madre, la egipcia Cleopatra Selene. Sea como fuere, cuenta Dion Casio que Berenice dio muerte a su esposo pues nadie le tenía en cuenta. Por su parte, Estrabón dice que Berenice “lo hizo estrangular pocos días después (de la boda) pues no soportaba su vulgaridad y servilismo”.
Mientras tanto, Ptolomeo, previo paso por Rodas y Atenas, había llegado a Roma, donde fue recibido por Pompeyo Magno, que lo recomendó al Senado y puso en marcha su restauración organizando una expedición que iba a capitanear Espínter, Procónsul de Cilicia.
Poco después los egipcios enviaron una embajada a Roma para contrarrestar los movimientos de Ptolomeo ante el Senado romano. Según Dion Casio, Ptolomeo hizo matar a la mayoría de los enviados antes de que llegaran a Roma, pero según Estrabón, la orden habría partido de Pompeyo.
A continuación, cuenta Dion Casio que en el año 56 un rayo cayó sobre una estatua de Zeus, lo que fue tomado como un mal presagio y retrasó el inicio de la campaña contra Berenice. Luego fueron consultados los Libros Sibilinos y se descubrió un pasaje que decía así: “si llega el rey de Egipto en petición de ayuda, no se le niegue la amistad, pero tampoco le asistáis con tropa alguna. De lo contrario, tendréis penalidades y zozobras”. Por tanto, quedó suspendida la campaña de Espínter.
Luego surgieron discusiones entre los romanos. Unos querían que Ptolomeo regresara a Egipto junto a Espínter, pero sin tropas. Otros pensaban que debía ser acompañado por Pompeyo, pero finalmente el Senado se opuso a ambas propuestas. De este modo, abandonado por sus aliados, Ptolomeo renunció a volver a Egipto por el momento y se instaló en Éfeso.
Mientras, Berenice ofreció su mano a un tal Arquelao, sacerdote en Comana e hijo de Arquelao, general de Mitrídates el Grande. En ese tiempo Gabinio se encontraba en Siria preparando una campaña contra los partos, allí, según Dion Casio, llegó Ptolomeo con cartas de Pompeyo y con promesas de grandes recompensas si se le ayudaba a recuperar el trono. Por su parte, cuenta Plutarco que Ptolomeo entregó a Gabinio 10.000 talentos a cambio de su ayuda.
Gabinio, dubitativo, fue convencido finalmente por el joven Marco Antonio, futuro amante de Cleopatra VII, la hermana de Berenice. Entonces Gabinio abandonó los preparativos contra los partos y marchó hacia Egipto de forma ilegal, pues no tenía permiso del Senado.
Cuenta Dion Casio, que estando aún en Siria, Gabinio había hecho capturar a Arquelao, pero lo liberó pensando que así la recompensa ofrecida por Ptolomeo sería más grande al tener que enfrentarse no solo a Berenice, sino también a su esposo. Además, según el mismo historiador, Arquelao habría sobornado a Gabinio, el cual “lo dejó ir, aunque hizo como si se hubiese escapado”. De este modo pudo Arquelao llegar a Egipto y ser proclamado rey junto a Berenice.
Por su parte, Gabinio, de camino a tierras egipcias, capturó al rey Aristóbulo II de Judea e impuso un tributo a los judíos. Ya, en el año 55, Gabinio y su ejército llegaron a Pelusio, al este del Delta del Nilo. Según Plutarco, Marco Antonio, jefe de la caballería romana, capturó Pelusio. Luego se sucedieron varias batallas, incluida una fluvial, en las que los egipcios fueron derrotados. A continuación, Gabinio llevó a cabo numerosas ejecuciones, entre ellas la de Arquelao, aunque Plutarco dice que murió luchando contra su amigo Marco Antonio, el cual le honró con un funeral digno de un rey.
Por último, Gabinio ya dueño de todo Egipto, se lo entregó a Ptolomeo. A continuación, según Dion Casio, Ptolomeo dio muerte a su hija Berenice y a la gente más rica y principal, ya que necesitaba dinero en abundancia. Debió ser en aquella época, según Apiano, cuando estando en Alejandría Marco Antonio puso sus ojos en la hermana de Berenice, la joven Cleopatra, aunque esa es otra historia.
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