miércoles, 15 de septiembre de 2021

LOS CASTILLOS OLVIDADOS DE PARAGUAY

Sobre la historia colonial de Paraguay mucho se ha hablado de las misiones jesuíticas o de los problemas fronterizos con los territorios portugueses, pero es poco conocido que los españoles levantaron auténticas fortalezas y castillos, hoy día desaparecidos. A continuación hablaremos de dos de ellos. 

En 1659 llegó a la provincia del Paraguay el gobernador Alonso Sarmiento, el cual encontró que los dominios españoles eran continuamente atacados por indígenas del otro lado del río Paraguay. Algunas de estas tribus fueron conocidas en época colonial como avezados piratas fluviales que incursionaban continuamente en el territorio español. 

Fue para acabar con las correrías de dos de estas tribus, la de los guaicurúes y la de los payaguás del Chaco, para lo que el gobernador de Paraguay ordenó a finales de año que se construyera un fuerte a orillas del río, dos leguas al norte de Asunción, en el actual Remanso Castillo. Este fuerte se conocería como Castillo de San Ildefonso o Castillo de Tapúa. 

A pesar de las representaciones que tenemos del castillo que lo presentan como una firme construcción en piedra al estilo medieval, en realidad parece que se erigió con postes de madera y barro. Constaba de cuatro torres, alojamientos para los soldados y para el gobernador del castillo. 

Pero la construcción de este fuerte tuvo una consecuencia inesperada. Al solicitar, o más bien, al exigir mano de obra a los indios de Arecayá para la construcción del fuerte, estos terminaron por rebelarse en 1660, llegando a poner en serios apuros al gobernador Sarmiento, aunque esa es otra historia. 

En 1665 el nuevo gobernador, Juan Diez de Andino, informaba sobre la utilidad del castillo para contener las incursiones de los guaicurúes y de los payaguás. Años más tarde, en 1677, tenemos noticias de que otro gobernador, Felipe Reje Gorvalán, solicitó el envió de 40 indios para le reedificación del Castillo de San Ildefonso, el cual, quizás, fue dañado por alguna riada del Paraguay. Poco después, también solicitó a sus superiores armas para defender entre otros fuertes, este castillo. La vida del fuerte debió de continuar al menos hasta principios del siglo XVIII, desapareciendo tiempo después sin dejar vestigios. 

Pero esta no fue la única fortaleza levantada por los españoles. Durante el periodo colonial los españoles construyeron otros fuertes a lo largo del río Paraguay para proteger sus dominios de las incursiones de los pueblos del Chaco. Una de ellas fue el Castillo de San Agustín de Arecutacuá, que se situó al norte de Asunción, en la confluencia de los ríos Paraguay y Piribebuy, cerca de la actual Emboscada. 

El fuerte se construyó para protegerse de los indios payaguás que utilizaban aquel lugar como paso para sus correrías, pero también se construyó para rechazar los posibles ataques de los bandeirantes y de los mamelucos portugueses, es decir, de los cazadores de esclavos que llegaban desde São Paulo. 

La construcción comenzó en 1717 por orden del gobernador Diego de los Reyes Balmaseda y para ello se obligó a decenas de guaraníes de las misiones a que participaran en la obra. Según algunos documentos, la muralla del castillo era “de tierra gruesa de siete a ocho varas de alto, con 6 torreones” y contaba con una guarnición de más de 500 personas, entre indios, mulatos y españoles. 

Además del castillo, se construyó al otro lado del río una pequeña fortaleza que constaba de una guarnición y cañones. Cuatro años después, en 1721, esta construcción fue aprobada mediante una Real Cédula del rey de España. 

Pero a pesar de su firme construcción, el castillo no duró mucho. El desbordamiento del río Paraguay lo arrasó en 1723, por lo que tuvo que ser reedificado entre 1725 y 1726 por orden del gobernador Martín de Barúa, aunque no en el mismo lugar, sino en un sitio próximo algo más alto, y esta vez en piedra y barro, sin embargo su imagen está lejos de parecerse a los dibujos que se conservan. 

En este segundo período el Castillo de San Agustín sirvió como cárcel durante la Revolución Comunera, aunque finalmente fue abandonado en 1738, en época del gobernador José Martín de Echauri, ya que el peligro payaguá se había disipado. 

Puedes encontrar más historias en nuestro canal: https://www.youtube.com/channel/UC8Rx6U8r2-DGtHYDxIIThAg/videos

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