miércoles, 26 de mayo de 2021

FENÓMENOS SOBRENATURALES EN LA ANTIGUA ROMA.

En la religión de la Antigua Roma los fenómenos sobrenaturales, los prodigios, tenían una especial importancia como anunciadores de buenos o malos presagios, de ahí que los antiguos historiadores recogieran estos prodigios. Según la forma de ver el mundo de los antiguos romanos, los dioses manifestaban su acuerdo o desacuerdo sin ser consultados mediante fenómenos maravillosos o milagrosos que debían ser interpretados y expiados. 

Estos fenómenos podríamos clasificarlos en varias categorías. Están los atmosféricos, los celestes, los tectónicos, los nacimientos prodigiosos o teratológicos y otros que solo podemos calificar de 'extraños' por su inverosimilitud. 

Hoy día la mayoría de los fenómenos atmosféricos se pueden explicar desde la ciencia, aún así citaremos algunos. Son varias las noticias sobre rayos que alcanzaban tal o cual templo. Tito Livio menciona llamas en el cielo. También este autor cuenta como en territorio falisco se vio como el cielo se rajó y apareció una gran grieta. Quizás se trate de la 'chasma', la aurora boreal descrita por Plinio el Viejo. Esto mismo podría ser el 'fuego celeste' que menciona Tácito en sus Anales

También son abundantes los eventos celestes, como los siguientes: Dión Casio en su Historia Romana nos dice como el cielo pareció inflamarse en muchos lugares, como se vieron varios cometas o como en diferentes lugares de Italia se vieron tres lunas. Este último prodigio se interpretó como una señal de que los cónsules habían sido elegidos de forma ilegal. Plinio el Viejo habla de 'vigas celestes', quizás cometas o meteoros. Otros autores latinos se refieren a los meteoros como 'dragones en llamas'. 

En cuanto a los terremotos, también son frecuentes sus referencias entre los historiadores antiguos. Tito Livio cuenta como en el años 193 a. C. los temblores fueron tan frecuentes que la gente llegó a cansarse de tantos días de expiación. Julio Obsecuente, que recoge en su Libro de los Prodigios este tipo de eventos que aparecían en la obra, mayormente perdida, de Tito Livio, cuenta como durante un temblor las cabezas de las estatuas del Capitolio se dieron la vuelta. También menciona ruidos en las profundidades tras un temblor en Reate. 

También son frecuentes las noticias de nacimientos prodigiosos, hoy fácilmente explicables por la biología. En un fragmento de Dión Casio conservado por Juan Zonaras se nos dice que en una ocasión una vaca parió un caballo. Julio Obsecuente cuenta como “en Caere nacieron un cerdo con manos y pies de hombre y niños con cuatro pies y cuatro manos”. También menciona un cordero con cabeza de cerdo y un cerdo con cabeza humana. Valerio Máximo nos dice que en una ocasión nació un niño con cabeza de elefante. Este autor también cuenta como en el ejército de Jerjes una yegua parió una liebre. Tácito menciona partos humanos de seres biformes y el nacimiento de un cerdo con garras de gavilán. 

Por último hay que mencionar aquellos fenómenos más curiosos e inexplicables. Tito Livio menciona lluvias de piedras y otra de carne. Una lluvia de carne también es mencionada por Valerio Máximo. Tito Livio y Valerio Máximo cuentan que, siendo niño, mientras Servio Tulio dormía su cabeza se vio envuelta en llamas. Este prodigio se interpretó como que Servio Tulio algún día sería la luz que iluminaría a los romanos, y así fue, ya que Servio Tulio llegó a ser rey. Plutarco y otros autores mencionan escudos que chorreaban sangre. Dión Casio menciona un río en el Piceno que corría con el color de la sangre. Julio Obsecuente menciona como de la boca de un buey salió fuego, o, como en varios lugares, distintos bueyes hablaron. Este prodigio también lo encontramos en Valerio Máximo. Este mismo autor cuenta como al pretor Genucio Cipo le salieron cuernos. Uno de los fenómenos más peculiares es el que transmite Tito Livo, según el cual en Vélitras a una estatua de Hércules le nació un pelo. 

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