A veces cuando pensamos en la Guerra Civil de Estados Unidos creemos que fue un conflicto que solo afectó a aquel país, pero de una u otra forma salpicó a otros territorios del continente. Este es el caso de los corsarios confederados que visitaron Venezuela.
Al comenzar la guerra los confederados convirtieron un mercante en crucero de guerra, lo rebautizaron como CSS Sumter y lo pusieron bajo el mando de Raphael Semmes. Gracias a los escritos de este podremos reconstruir su viaje. A finales de junio de 1861, el Sumter, abandonó las aguas de Nueva Orleans rompiendo el bloqueo unionista y se dirigió a Cuba, donde comenzó sus actividades corsarias. En los alrededores de Cuba, entre la Isla de los Pinos, hoy de la Juventud, y Cienfuegos, capturó ocho mercantes, siete que envió a esta localidad y otro que incendió. Las autoridades españolas obligaron al Sumter a abandonar Cienfuegos y liberó a los mercantes por haber sido capturados en aguas cubanas.
El Sumter siguió su viaje hacia el sur, pasó por las Caimán y Jamaica, llegando a mediados de julio a la Bahía de Santa Ana, en Curaçao, frente a las costas de Venezuela. Mientras, el Sumter era buscado sin saberlo por el USS Keystone State, aunque este perdió su pista. En Curaçao, Semmes recibió al secretario personal del expresidente venezolano Julián Castro, que se encontraba exiliado en aquella isla. Según Semmes, Castro quería que el Sumter le llevara a él y a un pequeño grupo armado hasta Venezuela para reconquistar el poder. Semmes se negó, en primer lugar porque él no se dirigía a Venezuela, y en segundo, porque no podía inmiscuirse en el conflicto venezolano.
Tras abandonar Curaçao el día 24, el Sumter navegó a lo largo de la costa venezolana y el 25, cerca de La Guaira, capturó al navío Abby Bradford. Al no dejarle las autoridades de Puerto Cabello entrar en aquel puerto con su presa, Semmes envió el Abby Bradford a Nueva Orleans, aunque este sería recapturado en agosto por los unionistas.
Poco después, el día 27, el Sumter capturó la bricbarca Joseph Maxwell. Las autoridades de Puerto Cabello le ordenaron que llevara su presa al puerto hasta que las autoridades venezolanas decidieran si la captura se había producido o no en aguas de Venezuela. Sin embargo, Semmes no obedeció, envió su presa a Cienfuegos y siguió su viaje. Más tarde el Joseph Maxwell sería liberado por las autoridades españolas de Cuba.
El Sumter continuó su singladura por las costas venezolanas. El día 28 pasó por la Isla La Tortuga y se aproximó a Isla de Margarita. El día 29 pasó entre Margarita y las Islas de los Frailes. El día 30 atravesó las Bocas del Dragón por el paso de Huevos y entró en el Golfo de Paira, llegando a Port of Spain, en Trinidad. Un día después desembarcó a la tripulación de Joseph Maxwell y comenzó a abastecerse de carbón. El 5 de agosto el Sumter levó anclas, abandonó el Golfo de Paira por la Boca de Monos y puso rumbo hacia el sur, alcanzando el día 8 la latitud de la Guayana. Pero esta no será la última vez que veamos a Semmes en Venezuela.
En 1862, tras dejar el Sumter en Europa, Semmes se puso al mando de otro barco corsario confederado, el CSS Alabama. El 18 de noviembre el Alabama se encontraba en Martinica, perseguido de cerca por el USS San Jacinto, sin embargo, la nave confederada consiguió burlar al barco unionista. El día 21 llegó a la isla venezolana de La Blanquilla, donde el navío confederado Agrippina le suministró carbón durante varios días. Ese mismo día se encontraron con el ballenero Clara L. Sparks, el cual fue retenido por Semmes durante los días que duró el suministro de carbón. El día 26 al marino George Forrest se le celebró una corte marcial por insubordinación y por incitar al resto de la tripulación a amotinarse, se le sentenció y se le abandonó en La Blanquilla. A continuación, abandonaron aquellas aguas y siguieron su viaje por el Caribe, acabando así la aventura confederada en Venezuela.
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