En la actualidad hay reconocidas 88 constelaciones que podemos dividir en dos grupos, las que son de origen antiguo y las que se crearon durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. En este segundo período se crearon decenas de constelaciones, muchas de las cuales hoy día están en desuso y que son casi desconocidas. A continuación hablaremos de algunas de ellas.
En 1592, en el hemisferio sur celeste, se creó Polophilax, el Guardián del Polo Sur Celeste.
En 1613, bajo la Osa Mayor, se introdujo la constelación del Río Jordán.
En 1624, se creó una constelación dedicada al Río Tigris.
En 1627, Julius Schiller trató de cristianizar el firmamento. Para ello transformó las viejas constelaciones en otras nuevas basándose en la Biblia y figuras del cristianismo. Por ejemplo, la Corona Borealis se transformó en la Corona de Espinas, Hércules en los Reyes Magos, Casiopea en María Magdalena, Andrómeda en el Santo Sepulcro, el Cuervo y Cráter en el Arca de la Alianza o la Liebre en el Vellocino de Gedeón.
En 1673, donde ahora se encuentra Canes Venatici, fue introducida en honor de Carlos I de Inglaterra, decapitado durante la Revolución inglesa, la constelación de El Corazón del Martirizado Rey Carlos.
En 1684, cerca de Virgo, se crearon las Espadas del Elector de Sajonia.
En 1688, entre Eridano y Lepus, se introdujo el Cetro de Brandenburgo para honrar a la familia real del mismo nombre.
En 1690, junto a Hércules, se creó una constelación dedica a Cerbero, el perro de tres cabezas.
En 1690, junto a Aquila, se creó el Escudo de Sobieski en honor del rey polaco Juan III Sobieski por su victoria contra los turcos. Esta constelación aún existe, pero se conoce simplemente como el Escudo.
En 1736, entre Cefeo y la Jirafa, se introdujo Tarandus, el Reno. En 1754, cerca de Lacerta, se creó la constelación de Manis, el Pangolín.
En 1754, entre Cáncer y Géminis, se introdujo la constelación de la Lombriz.
En 1777, cerca de la constelación de Ofiuco, se introdujo el Toro de Poniatowski, en honor del rey polaco Estanislao II Poniatowski.
A finales del siglo XVIII, cerca de Andrómeda, se creó Gloria Frederici, en honor de Federico el Grande de Prusia.
En 1810, entre Perseo y Auriga, se introdujo la Ardilla Voladora.
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