Como hemos visto en otros videos en la Antigüedad encontramos algunos ejemplos poco comunes de mujeres que llegaron a gobernar y dirigir sus propios ejércitos, este fue el caso de Tomiris y Artemisia de Caria, sin embargo hay otros casos menos conocidos, como el de Mania de Dardania.
Todo comenzó en un momento impreciso de finales del siglo V a. C. Tras la derrota de Atenas en la Guerra del Peloponeso y el final de la Liga de Delos muchas ciudades de la costa de Asia Menor quedaron desprotegidas, lo que fue aprovechado por el Imperio persa para hacerse con ellas. Estas ciudades llamaron en su ayuda a los espartanos, que por entonces representaban el principal poder del mundo heleno. Los espartanos enviaron expediciones a Asia para socorrer a las ciudades jonias y eolias, lo que les llevó a enfrentarse a los persas, sus aliados durante la guerra contra el Imperio ateniense.
Es en este contexto cuando aparece la figura de Mania. Según Jenofonte, historiador contemporáneo y bien conocedor de los sucesos de aquellos años, en esa época el dardanio Zenis administraba una parte de la Eólide, conocida como Tróade, en nombre del sátrapa Farnabazo. Cuando Zenis murió Farnabazo quiso entregar aquella región a otro, pero Mania, mujer de Zenis y también dardania, fue al encuentro del sátrapa y le dio regalos a él, a sus concubinas y a su círculo de confianza para congraciarse con ellos.
A continuación, Mania le dijo al sátrapa: “Farnabazo, mi marido era tu amigo por muchos motivos y especialmente te entregaba los tributos, de modo que tú le apreciabas y elogiabas. En consecuencia, si yo no te sirvo peor que él, ¿por qué necesitas designar [a otro]? Mas si en algo no te agrado, sin duda está en tu poder quitarme y dar a otro el cargo”. Al oír esto, según Jenofonte, Farnabazo decidió que Mania fuera sátrapa. Aunque sobre esto hay que hacer dos puntualizaciones. Primero, en realidad el cargo que ostentó Mania sería el de subsátrapa, tirana o algo parecido, y segundo, que una mujer ostentara este tipo de cargos era algo extremadamente raro en aquella época.
A continuación, Jenofonte cuenta que Mania se convirtió en una persona de la máxima confianza de Farnabazo y en su consejera, por lo que el sátrapa la honraba magníficamente. También dice Jenofonte que Mania conservó las ciudades que recibió de Farnabazo, entre las que parece que estaban Dardania, Neandria, Ilieon, Cocilio, Cebrén, Escepsis y Gergis, siendo estas dos últimas ciudades de donde Mania obtenía la mayor parte de sus ingresos.
A estas ciudades Mania añadió otras situadas en la costa. Así, se nos cuenta que, mientras Mania observaba desde su carroza, sus mercenarios helenos atacaron las murallas y tomaron las ciudades de Larisa, Hamáxito y Colonas. En referencia a esto, Jenofonte añade que Mania “consiguió tener el ejército mercenario más famoso”, afirmación muy significativa si tenemos en cuenta que en aquella época se había formado un ejército mercenario de 10.000 griegos para luchar por el persa Ciro el Joven.
Sobre el liderazgo de Mania en el campo de batalla, Jenofonte dice que siempre luchaba junto a Farnabazo contra los misios y los pisidios, pueblos del noroeste y del centro de Asia Menor respectivamente. Sin embargo, es otro autor, el macedonio Polieno, el que más información nos ofrece sobre las dotes militares de Mania. Este autor del siglo II de nuestra era cuenta que Mania “marchaba a los combates en carro, y daba órdenes a los combatientes, y formaba filas, y repartía los premios de la victoria a los soldados según sus méritos [y] ningún enemigo la venció,...”.
Tras esto, lo siguiente que sabemos sobre Mania es que murió hacia el año 399, pero no en un campo de batalla, sino asesinada junto a uno de sus hijos por Midias, su yerno, quien la mató “animado por algunos que pensaban que era vergonzoso que mandara una mujer”.
Midias quiso conservar los territorios de Mania, pero varias ciudades no le abrieron las puertas. También intentó ganarse con regalos a Farnabazo, quien los rechazó y le emplazó a esperar su llegada. Luego, según Jenofonte, Farnabazo afirmó “que no quería seguir viviendo si no vengaba a Mania”, sin embargo el historiador no menciona si Farnabazo llegó a vengar a su fiel amiga Mania.
A continuación, desde la Jonia llegó a aquellos territorios el general espartano Dercílidas, a quien se entregaron primero las ciudades de Larisa, Hamáxito y Colonas, y luego, tras hacer un llamamiento para que las ciudades eolias se independizaran, les siguieron Neandria, Ilieon y Cocilio, aunque Cebrén se resistió un tiempo. Luego Midias, mientras esperaba a Farnabazo, quiso aliarse con Dercílidas, pero solo consiguió perder las ciudades de Escepsis y Gergis, tras lo cual su nombre desapareció de la historia para siempre.
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