viernes, 9 de agosto de 2024

EL PLAN DE ESTADOS UNIDOS PARA INVADIR VENEZUELA (1975)

Como vimos en otro video, a principios del siglo XX hubo planes en Estados Unidos para invadir Venezuela, aunque estos no llegaron a materializarse. Sin embargo, y como veremos a continuación, estos no fueron los últimos planes estadounidenses para invadir Venezuela, ya que a mediados de los años '70 hubo otros que tenían como objetivo apoderarse del petróleo venezolano. 

Todo comenzó en octubre de 1973 cuando los miembros árabes de la O. P. E. P., la Organización de Países Exportadores de Petróleo, impusieron durante varios meses un embargo de petróleo a diferentes países occidentales, entre ellos Estados Unidos y los Países Bajos, por su apoyo a Israel durante la guerra del Yom Kipur, lo que provocó una severa crisis energética y económica. 

Meses después, a principios de 1975, varios altos cargos de la administración Ford hicieron declaraciones sobre un hipotético nuevo embargo, lo que generó preocupación en la sociedad estadounidense. A raíz de esto, un subcomité del Congreso de los Estados Unidos encargó un informe que analizara las medidas a tomar para garantizar el suministro de petróleo al país ante un posible nuevo embargo. Este se presentó en agosto bajo el título de “Campos petrolíferos como objetivos militares. Un estudio de viabilidad”. 

Ante la mencionada posibilidad de un nuevo embargo que perturbara el estilo de vida de los Estados Unidos o los intereses de sus aliados, este informe analizaba las implicaciones de una acción militar encaminada a la confiscación de los yacimientos petrolíferos de los países de la O. P. E. P., entre los que se incluía Venezuela. 

En la primera parte del informe se dejaba claro que la supervivencia de los Estados Unidos era el único interés nacional vital y que ante otro embargo, uno más duro incluso, las reservas y el ahorro no serían suficientes para evitar problemas económicos y sociales, ni que sus aliados, Europa y Japón, fueran gravemente perjudicados. 

Luego el informe manifestaba que había dos corrientes de opinión respecto a como actuar ante un nuevo embargo, la de negociar y la del uso de la fuerza. Esto último estaría justificado si se consideraba al embargo como una agresión. Aún así, una acción de este tipo tendría difícil su aprobación en el Congreso, aunque el Presidente podría hacer uso de poderes especiales para llevarla a cabo. Seguidamente se hablaba de la opinión pública, del apoyo de los aliados, de los medios de comunicación y de otros asuntos a tener en cuenta, cómo el posible daño que una acción así haría a la reputación de los Estados Unidos. 

En la segunda parte del informe se hablaba de la importancia de apoderarse de suficientes instalaciones petrolíferas intactas, de asegurarlas por un periodo prolongado de tiempo, de arreglar los daños con rapidez, de operarlas con personal propio y de asegurar el transporte del petróleo.

A continuación se señalaban las respuestas que podrían tomar los países de la O. P. E. P. Una era la negociación y otra la de enfrentarse militarmente a Estados Unidos, aunque también se apuntaba a la guerra de guerrillas, a los sabotajes y una campaña internacional de terrorismo. 

Respecto a lo primero, sería lo más práctico para los países de la O. P. E. P. En cuando al enfrentamiento directo, solo Irán podría ofrecer cierta resistencia. En el caso de Venezuela el estudio ofrecía unas cifras minúsculas de sus fuerzas armadas: 24.000 tropas de infantería, 31 tanques, unos 90 aviones, 10 buques y 2 submarinos, aunque en realidad eran 3. En cuanto a la guerra de guerrillas, el informe señalaba a los pantanos alrededor del lago Maracaibo como un lugar óptimo para su desarrollo. Respecto a los sabotajes de sus propios aeródromos e instalaciones petrolíferas, Venezuela, al no percibir el peligro estadounidense, no tendría tiempo a prepararlos.

Luego el informe analizaba el papel que podría jugar la U. R. S. S. en caso de que se alineara con los países atacados, señalando que un conflicto con ellos acarrearía un peligro de guerra nuclear. Con respecto a Venezuela, dada la distancia, la U. R. S. S. no podría intervenir con la misma contundencia que en Oriente Próximo. 

Tras esto, se pasaba a estudiar las distintas zonas que podrían invadirse y ocuparse con el objetivo de satisfacer las necesidades de Estados Unidos y de sus aliados hasta alcanzar la autosuficiencia energética o el fin del embargo. Para determinar la mejor zona de ocupación, el estudio tenía en cuenta, entre otras cosas, el potencial de producción de petróleo, las características geográficas y las amenazas de contraintervención. 

En primer lugar, se ponía el foco en Venezuela. Según el informe los campos petrolíferos de Maracaibo en combinación con los de Nigeria, aunque estaban algo por debajo de las necesidades estadounidenses, serían suficientes para mantener la economía de Estados Unidos. Se señalaba a continuación, que ambos países estaban cerca de Estados Unidos en comparación con los del Golfo Pérsico. Luego se decía que ni Nigeria ni Venezuela podrían ofrecer más que una resistencia simbólica a una invasión estadounidense, por lo que las operaciones navales y aéreas serían más fáciles para Estados Unidos, además la amenaza soviética sería inexistente. Igualmente, al estar aislados, el resto de países de la O. P. E. P. no podrían brindarles apoyo ante un ataque estadounidense, quienes además, no encontrarían ningún impedimento para transportar el petróleo hasta su territorio, necesitándose así menos buques de combate para acompañar los convoyes en el Caribe y el Atlántico. 

Sin embargo, el estudio apuntaba a varios obstáculos respecto a Venezuela como objetivo de un ataque. En primer lugar, operar en dos lugares tan separados como Nigeria y Venezuela aumentaría el esfuerzo y el costo de la operación. Segundo, los pozos submarinos de Maracaibo serían mucho más difíciles de confiscar y asegurar que las instalaciones de tierra, descartándose por esto los asaltos con paracaidistas. Y tercero, los demás países de Latinoamérica verían con malos ojos que Estados Unidos se apoderara de los yacimientos petrolíferos de Venezuela, un aliado dentro de la O. E. A. 

Más adelante también se apuntaba a la posibilidad de una operación contra Venezuela y Libia, aunque esta se descartaba por varios motivos, siendo el principal el peligro soviético por su relativa cercanía al país africano. 

A continuación, se estudiaban otros escenarios como Irak, Kuwait, Irán o Arabia Saudí, y las mejores opciones para satisfacer las necesidades de Estados Unidos y sus aliados europeos de la O. T. A. N. o de Estados Unidos y Japón, siendo en este caso insuficiente la producción conjunta de Venezuela, Nigeria y Libia. 

Finalmente, en la tercera parte del informe se descartaba a Venezuela por los motivos anteriormente señalados, y se elegía a Arabia Saudí como lugar para atacar en caso de un nuevo embargo, aunque se dejaban las puertas abiertas a cambiar de objetivo a la espera de nuevos informes. 

Por último, hay que señalar que, días después de que el informe fuera entregado y publicado, su contenido se conoció en Venezuela. Como podemos ver en prensa, las autoridades venezolanas reaccionaron restándole importancia a los planes de invasión. En cambio, líderes sindicales del sector petrolero rechazaron cualquier tipo de amenaza proveniente de los Estados Unidos.

Puedes encontrar más historias en nuestro canal: https://www.youtube.com/@mhistoria6088/videos

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