sábado, 4 de febrero de 2023

LOS BARCOS ARGENTINOS HUNDIDOS POR LA ALEMANIA NAZI

Durante la Segunda Guerra Mundial los distintos gobiernos argentinos apostaron, a diferencia de otros países americanos, por la neutralidad, sin embargo, los ataques de los submarinos de la Alemania nazi a varios barcos argentinos a punto estuvieron de acabar con dicha neutralidad. 

En plena Batalla de Francia, el mercante argentino Uruguay, que en un primer momento transportaba cereales a Bélgica, tras la invasión nazi de este país cambió su rumbo hacia Irlanda. El 27 de mayo de 1940, al oeste de España fue disparado y detenido por el submarino alemán U-37, el cual le solicitó la documentación. A continuación, un oficial alemán subió al Uruguay y dio a la tripulación un plazo de 20 minutos para abandonar el barco y subir a los botes. Luego se colocaron bombas en el barco y las detonaron, aunque en la prensa se hablaría de un ataque con torpedos. 

El Uruguay se hundió a unas 136 millas al oeste de las costas de Galicia. Parte de los náufragos fueron rescatados por un pesquero y llevados al puerto de La Coruña. Sin embargo, varios de los marinos no fueron localizados, por lo que las autoridades españolas organizaron su búsqueda. Poco después, el resto de los náufragos fueron rescatados por el vapor griego Anastasia. A continuación, todos marcharon a Barcelona donde embarcaron rumbo a Argentina. 

El 3 de junio aparecieron las primeras noticias sobre la reacción del Gobierno argentino, el cual pidió “satisfacción e indemnización al Reich”. Según la prensa, “el Embajador de la Argentina en Berlín ha presentado una nota de protesta en nombre de su Gobierno contra el torpedeamiento del vapor argentino Uruguay. Dicha nota está redactada en términos enérgicos y precisos. Ya ha sido comunicado por el ministro de Negocios Extranjeros, Cantilo, al embajador de Alemania en Buenos Aires”. 

Poco después, se publicaba que el incidente germano-argentino había quedado resuelto. Los alemanes argumentaron que su submarino sospechó que el barco se dirigía a un país enemigo, por lo que el Uruguay fue hundido. De este modo, se decía que el acto no debía ser considerado de beligerancia, por lo que el Gobierno argentino decidió no insistir en su reclamo, aunque con posterioridad se dieron nuevos pasos para esclarecer el ataque al Uruguay

Dos años más tarde, el 18 de abril de 1942, otro barco argentino sufrió un ataque. En este caso fue el buque cisterna Victoria. A unas 300 millas de la costa de Estados Unidos el U-201 torpedeó el Victoria, sin embargo, gracias a la ayuda de otros barcos, la tripulación fue rescatada y se pudo llevar el navío argentino a Nueva York. 

En los primeros momentos se pensó, incluso por parte de las autoridades argentinas, que el Victoria habría chocado con una mina, sin embargo, semanas más tarde, ya aceptada la tesis del ataque con torpedos, el Gobierno argentino protestó ante los gabinetes de Alemania e Italia. 

Las autoridades argentinas protestaron por el ataque y conferenciaron sobre el asunto con los representantes del Eje en el país, Erich Otto Meynen y Livio Carbaccio. Estos prometieron investigar las circunstancias que rodearon el ataque al Victoria

Poco después, el 17 de junio, el Ministerio de Negocios Extranjeros de Alemania entregaba una nota en la que se reconocía el ataque y expresaba su pesar por el error cometido y se ofrecía a entregar una indemnización. Esto en un principio pareció satisfacer al Gobierno sudamericano, pero solo unos días más tarde se produjo un tercer ataque contra un barco argentino. 

El 22 de junio el mercante Río Tercero, junto a cinco de sus tripulantes, fue hundido a unas 200 millas al sureste de Nueva York. El responsable del torpedeamiento fue el submarino U-202, también conocido como Innsbruck

De inmediato Argentina comenzó a investigar los hechos y protestó por lo ocurrido, llegando el asunto a las Cámaras, donde se generó un intenso debate. También se produjeron algunas protestas callejeras que reclamaban el fin de la neutralidad. Derivando algunas de estas protestas, como refleja la prensa, en altercados. 

Los alemanes alegaron que los colores argentinos no estaban lo suficientemente visibles en el Río Tercero, de ahí el error del ataque. Asimismo, ofrecían una indemnización por los daños causados. 

Por su parte, el Gobierno argentino manifestó que en adelante tomaría medidas para que en lo sucesivo su bandera fuera lo suficientemente visible, además, se prohibiría navegar por zonas peligrosas. 

Así, el 8 de julio la prensa publicaba que el Ministro argentino de Relaciones Exteriores, Enrique Ruiz Guiñazú, daba por zanjado el asunto. Sin embargo, el debate siguió muy vivo en la Cámara argentina, donde el diputado socialista Nicolás Repetto pidió que se requisaran los bienes del Eje en el país para poder cubrir los perjuicios sufridos por la marina argentina. 

A pesar de estos ataques y de las presiones internas y externas, el Gobierno argentino no rompería relaciones con los países del Eje hasta enero de 1944 y no declararía la guerra hasta marzo de 1945.

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