viernes, 30 de septiembre de 2022

Las defensas de Río de Janeiro atacan al Huáscar y a la Independencia en 1866.

Provista de carbon y lista del todo la “Independencia” el dia 26, esperé que el “Huascar” concluyese de tomar el combustible que necesitaba y habiendo terminado esa faena el 29 de Abril, zarpamos ese mismo dia á las 7 h. 30 m. P. M., recibiendo yo préviamente órden del Señor Comandante General de que la “Independencia” llevase siempre la derrota, navegase solo á dos calderas é hiciese rumbo á Maldonado, en el Rio de la Plata. La escala que se me prescribia, ademas de hallarse expresamente prohibida en las instrucciones que recibimos del Plenipotenciario de la República en Londres, era del todo innecesaria y dilatoria desde que llevabamos un trasporte que debia darnos carbon en el estrecho de Magallanes; pero parece que tenia por objeto, valiéndome de la expresion del Señor Comandante General-”tomar lenguas.” 

La omision de una formalidad de etiqueta al zarpar de Rio Janeiro, nos ocasionó un lance desagradable. Pocas horas antes de levar anclas indiqué personalmente al Señor Comandante General la necesidad de hacer saber á la autoridad marítima de la plaza, por medio de un oficial de órdenes, nuestra próxima marcha, aviso tanto mas conveniente cuanto que la salida de los blindados iba a efectuarse en la noche: pasé por el sentimiento de que el referido gefe me contestase que tal cosa era innecesaria. Emprendido nuestro movimiento y hallándonos al frente de las fortalezas de la entrada, la mas próxima de estas, llamada de Santa Cruz, hizo un disparo á pólvora sobre nosotros indudablemente con el objeto de que nos detuviésemos. Como no lo hiciéramos lanzó un segundo á bala rasa y luego un tercero y un cuarto, acompañados éstos de cohetes de señales á los fuertes vecinos, que contestaron del mismo modo. En presencia de tan brusco ataque ordené se tocase zafarrancho de combate, esperando luego órdenes superiores. Paró entonces su máquina el “Huascar” é hizo lo mismo la “Independencia” que lo seguia: el primero mandó un bote á tierra con un oficial que esplicase nuestro carácter y vuelto este abordo seguimos noestra marcha. Dejo á la apreciacion de US. la alarma que produciria ese suceso en un puerto tan concurrido como aquel-y las consecuencias fatales que para nosotros pudieron tener lugar. 

Parte oficial que presenta al Supremo Gobierno del Perú, el Capitán de fragata D. Aurelio García y García, 1866, pp. 10-11.

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1866, LA GUERRA CORSARIA DE PERÚ CONTRA ESPAÑA EN EL ATLÁNTICO

En 1866 Perú y sus aliados se encontraban en guerra con España. En este conflicto tuvieron lugar hechos notorios como los bombardeos españoles de Valparaíso y El Callao, sin embargo, es casi desconocida la guerra corsaria que Perú llevó a cabo contra España en el Atlántico. 

A principios de año, la Independencia y el Huáscar, dos navíos de guerra construidos en Inglaterra por encargo de Perú debían ser llevados al Pacífico. Los encargados de ello fueron Aurelio García, que comandaba la fragata blindada Independencia, y José María Salcedo, que hacía lo propio con el monitor Huáscar y que además era el Comandante General de la escuadrilla. 

Ambos barcos zarparon en enero y así comenzó un azaroso viaje salpicado de tormentas, accidentes, averías, motines, la amenaza de ser inmovilizados en puertos neutrales y el temor a encontrarse con una escuadra española. Los dos navíos, previo paso por Birkenhead y Terneuzen, se reunieron en el puerto francés de Brest, donde se les unió el Thames, un barco inglés que les acompañaría durante algunas etapas del viaje para suministrarles pertrechos de guerra y carbón. 

Desde Brest la escuadrilla fue a Madeira, donde se creyó que pudieran atacar España o las Canarias. Más tarde los peruanos fueron a la isla caboverdiana de San Vicente donde el Thames les trasbordó unas lanchas y pólvora. Luego el Thames se adelantó en solitario hacia Río de Janeiro y los buques peruanos zarparon a continuación, aunque poco más tarde se separaron. Días después, el 30 de marzo, el Huáscar avistó a sus primeras presas, los mercantes españoles Dorotea y Paca

Salcedo utilizó la táctica corsaria de izar una bandera distinta a la suya, en este caso la estadounidense, para engañar al Dorotea. De este modo pudo capturarlo. Luego, Narciso García, un Teniente del Huáscar y hermano del Comandante de la Independencia, delató la identidad peruana de las naves y el Paca, al percatarse emprendió la huida. Aún así, se le persiguió como contó Salcedo en estas líneas: “...poca o ninguna esperanza quedaba de darle caza […]. Efectivamente al anochecer se perdió de vista y nosotros continuamos nuestro rumbo”. 

A continuación, el 1 de abril el Huáscar y la Independencia llegaron a Río de Janeiro al mismo tiempo, haciéndolo el Dorotea un día después. Allí, mientras los barcos eran reparados, hubo problemas entre los oficiales peruanos, conatos de motín, intentos de destituir a Salcedo y la deserción de parte de la tripulación inglesa al ser sobornada por los españoles. Mientras tanto, se liberó a la tripulación del Dorotea. Luego, según Salcedo, ante la imposibilidad de retener la nave española, se trató de liberarla, pero al no conseguirlo decidió que fuera llevada a alta mar e incendiada. Según García, el Dorotea sirvió “de un magnífico blanco para que mi tripulación hiciese ejercicio de fuego”. 

Por fin, el 29 de abril la escuadrilla peruana abandonó Río de Janeiro, cuyas defensas les dispararon por salir sin permiso. Más tarde, en la noche del 5 al 6 de mayo, ya cerca del Río de la Plata, los peruanos avistaron los mercantes españoles Manuel y Pepita Victorina, los cuales fueron capturados junto a cerca de 30 marineros. 

Según Salcedo el Manuel, cargado de ron y azúcar, fue, tras tomar de él las cosas útiles, incendiado y cañoneado por García ante la imposibilidad de llevarlo por el Cabo de Hornos. Mientras, el Pepita Victorina, cargado de vino y capaz de doblar el Cabo de Hornos, fue dotado de una tripulación para ser llevado a Perú como presa. Allí su cargamento se vendería y el dinero se repartiría entre los tripulantes del Huáscar

Luego la flotilla se dirigió a Maldonado, en Uruguay, donde se desembarcó a los prisioneros y se reunieron con el Thames, que había partido de Río de Janeiro antes que ellos. A continuación siguieron hacia el sur hasta Puerto Gallegos y las Malvinas, y de allí se dirigieron al Pacífico, acabando así los ataques corsarios contra España en el Atlántico.

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miércoles, 21 de septiembre de 2022

1861, Juan de Borbón renuncia a su candidatura al trono de México.

 



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EL TRONO DE MÉXICO Y SUS CANDIDATOS EN 1861-1862

El archiduque Maximiliano de Habsburgo-Lorena fue uno de los primeros candidatos al trono de México y el favorito para ocuparlo desde 1862 y el que finalmente se hizo con él, sin embargo, no fue el único aspirante a la corona mexicana, ya que hubieron casi dos decenas de candidatas y candidatos. 

Ya en agosto de 1861, cuando franceses, británicos y españoles estaban decididos a intervenir en México, comenzaron a aparecer nombres de candidatos para el trono de aquel país. Entre los primeros nombres surgidos estaba el de Francisco Fernando Austria-Este, duque de Módena. 

Poco después, en septiembre, apareció el nombre del cuñado de este, Juan de Borbón, primo de la reina Isabel II de España, pretendiente carlista al trono español y futuro aspirante al trono francés, cuyo nombre ya había surgido en la década de los cincuenta para ser rey de México. Sin embargo, el mismo rechazó su candidatura, aunque tiempo después incluso se mencionaron los nombres de sus hijos, Carlos y Alfonso, aún unos niños, como posibles candidatos al trono mexicano. 

También se barajaron los nombres de Jérôme Bonaparte, Príncipe Napoleón, y de Jérôme Napoleón Bonaparte Patterson. Ambos eran medio hermanos, sobrinos de Napoleón Bonaparte y primos de Napoleón III, emperador de los franceses, de quien recibirían apoyo para obtener el trono de México. Del primero, al que ya se le había ofrecido la corona húngara tiempo atrás, se dijo que podría llegar a México como virrey y luego ser elegido emperador constitucionalmente. El segundo, según se publicó, en realidad aspiraría a sustituir a Benito Juárez como presidente de México. 

A continuación surgieron los nombres de otros cuatro Borbones como candidatos a la corona mexicana. Don Sebastián, Don Enrique, Don Francisco de Paula y Doña María Luisa Fernanda. El primero, nacido en Brasil, era hijo de un Borbón español y de una Braganza portuguesa. El segundo era primo y cuñado de la reina de España. El tercero, padre del anterior, ya sonó para ocupar el trono de México en los años veinte. 

La cuarta, la infanta Doña María Luisa Fernanda, era hermana de la reina y estaba casada con Antonio de Orleans, duque de Montpensier, cuyo nombre también sonó para ocupar el trono de México. Esta fue una de las candidatas que más apoyo tuvo, especialmente desde algunos sectores políticos españoles, llegándose a publicar panfletos en los que se alababan sus virtudes. 

Más tarde, en diciembre, apareció el nombre de Francisco II, el monarca recientemente destronado del Reino de las Dos Sicilias, aunque semanas más tarde se publicó que se negaba a ser candidato al trono de México. 

Ya a comienzos de 1862 surgieron nuevas candidaturas, como la de Felipe de Bélgica, conde de Flandes, hermano de la futura emperatriz de México, Carlota, el cual debería casarse con María Isabel de Orleans, primogénita del duque de Montpensier, o con la infanta Isabel, hija de Isabel II, ambas unas niñas. Igualmente se propuso como reina de México a la infanta Isabel, pero casándola con Carlos de Hohenzollern-Sigmaringen, futuro príncipe de Rumanía. 

Pero estos no fueron los últimos candidatos al trono de México. Sonaron otros nombres, quizás solo rumores, como el de Enrique de Orleans, duque de Aumale, cuyo nombre ya había sido propuesto para ser coronado rey de México en la década de los cincuenta. También se dijo que Maximiliano podría ser solo virrey y que la corona quedaría reservada para su hermano Francisco José, emperador de Austria. Asimismo también hay menciones a los archiduques Alberto y Rainiero, uno de los cuales podría haber ocupado el trono de México en el caso de que Maximiliano no hubiera aceptado. 

Por último, cabe señalar dos de las candidaturas más peculiares, la de Adolphe Bertron y la de Juan Prim, Conde de Reus y jefe de las tropas españolas enviadas a México. El primero, un excéntrico comerciante y político francés, publicó un manifiesto en febrero dirigido al pueblo mexicano en el que presentaba su candidatura. En el caso del segundo, en abril, durante la Conferencia de Orizaba, el francés Dubois de Saligny le acusó sin fundamento de ambicionar la corona mexicana para sí mismo.

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martes, 13 de septiembre de 2022

La ayuda de Manuel de Sarratea a Francisco Ramírez para invadir Paraguay (Gaceta de Buenos Aires, 7 de marzo de 1821)

 


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EL PLAN ARGENTINO DE 1820 PARA INVADIR PARAGUAY

Como vimos en otro video, entre 1816 y 1817 Juan Martín de Pueyrredón planeó invadir y anexar Paraguay a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Finalmente este plan no se realizó, pero no fue el último intento argentino de atacar Paraguay. El siguiente en intentarlo entre 1820 y 1821 fue el caudillo de Entre Ríos Francisco Ramírez. 

A finales de septiembre de 1820 Ramírez había derrotado definitivamente a Artigas, este se había refugiado en Paraguay y él había creado la que se conoció como República de Entre Ríos. Es en este momento en el que comenzó a planear su ofensiva contra Paraguay. 

Según las Memorias Póstumas del coronel Lucio Norberto Mansilla, el político y militar chileno José Miguel Carrera convenció a Ramírez para atacar Buenos Aires, como ya había hecho a principios de año, y derrocar a Martín Rodríguez, su Gobernador. 

A continuación Ramírez invitó a Mansilla, al que había hecho Gobernador de Corrientes, a que le acompañara con la promesa de hacerlo Gobernador de Buenos Aires. Mansilla, natural de esta ciudad, no encontraba motivos para tal ataque, por lo que, para distraer a Ramírez le ofreció en su lugar invadir Paraguay. Otras versiones dicen que Ramírez tomó la decisión de atacar Paraguay cuando su Dictador, el Dr. Francia, se negó a liberar a dos de sus enviados e igualmente rechazó entregarle a Artigas. 

Según se dice en las Memorias de Mansilla, este con 500 hombres de caballería, 1.000 de infantería y una pequeña flotilla invadiría Paraguay, cuyo comercio sería una fuente de prosperidad para la República Entrerriana. Otras fuentes dicen que Mansilla se ofreció a ir en vanguardia con su batallón de infantería, 200 hombres de caballería y la escuadra mandada por el Comandante de Marina italiano Manuel Monteverde. 

Ramírez accedió “y Mansilla en consecuencia de esto hizo una asociación de propietarios de Corrientes, los que suscribiendo sesenta mil pesos en acciones se comprometían á socorrer las fuerzas que debían invadir el Paraguay, con quienes se comprometió Mansilla á entregar á un precio dado y módico la yerba, tabaco y maderas que cubriesen con gran utilidad de los accionistas el desembolso que deberían hacer”. 

A finales de octubre Ricardo López Jordán, medio hermano de Ramírez y su futuro sucesor al frente de la República Entrerriana, le advertía de lo perjudicial de invadir Paraguay. Esta opinión contrasta con la de un hombre de Ramírez, el Coronel Ramón Cáceres, que pronosticaba buenos resultados a tan audaz campaña. 

Paralelamente a los preparativos militares hay noticias de que Ramírez contactó con opositores a Francia para preparar una conspiración contra él, sin embargo, estas informaciones son negadas por algunos historiadores. 

El 3 de diciembre Ramírez escribía a Estanislao López, Gobernador de Santa Fe, para que le proporcionara “500 milicianos, el escuadrón de dragones y el batallón de pardos y morenos” para tomar Paraguay, acrecentar su ejército con tropas paraguayas y luego recuperar la Banda Oriental, por entonces en poder de los portugueses. En la misma época Ramírez haría peticiones parecidas a Buenos Aires y a Juan Bautista Bustos, Gobernador de Córdoba, a pesar de que por entonces se encontraba distanciado de todos ellos. 

Además de las fuerzas de tierra, algunas informaciones indican que se alistaron dos buques fuertemente artillados y varios lanchones bien armados. Enterados los paraguayos, se levantaron trincheras en Curupaytí y se enviaron hombres al Pilar. 

A pesar de lo avanzado del plan entrerriano, cuando Ramírez supo del Tratado de Benegas entre Santa Fe y Buenos Aires, una alianza que representaba una amenaza contra él y contra sus planes, dudó a quien atacar primero, si a Francia o a López y Rodríguez. 

Finalmente, según las Memorias de Mansilla el fraile José Benito Monterroso, antiguo colaborador de Artigas y ahora persona muy cercana a Ramírez, convenció al Supremo Entrerriano para que abandonara sus planes contra Paraguay y se dirigiera contra Buenos Aires. Este cambio de planes provocado por Monterroso también queda reflejado en el texto conocido como Relación de los sucesos de armas ocurridos en la provincia de Corrientes. Aún así, Ramírez siguió tomando medidas contra Paraguay. Por ejemplo, en marzo de 1821 prohibió el comercio con aquel territorio. 

De poco después es una carta de Rodríguez a López en la que le cuenta que Manuel de Sarratea, antiguo Gobernador de Buenos Aires, había ofrecido a Ramírez 800.000 pesos, 2.000 negros y armamento para hacer la guerra a Paraguay una vez les hubiera vencido. Sin embargo, la muerte de Ramírez durante su guerra con Rodríguez y López acabó con la amenaza sobre Paraguay, al menos de momento.

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viernes, 9 de septiembre de 2022

Erixó de Cirene, suegra de Feretima (Polieno, Estratagemas, VIII, 42).

Nombrado Laarco rey de los cireneos con la condición de guardar el poder a Bato, hijo de Arcesilao, en lugar de rey se convirtió en tirano, cometiendo toda clase de ilegalidades contra los ciudadanos. La madre del niño Bato era Erixó, mujer prudente y muy justa. Enamorado de ella Laarco, la pretendía, y ella le pidió que hablara con sus hermanos; pero como ellos lo aplazaran a propósito, Erixó le envió una criada para comunicarle que por el momento los hermanos se oponían, pero que si tenía lugar una reunión y un acuerdo entre ellos dos, entonces los hermanos condescenderían a que se celebrase la boda. Él lo aceptó con gusto y llegó de noche, por cierto, sin sus guardias, a casa de Erixó y, entrando en una habitación, se encontró con Poliarco, el mayor de los hermanos de Erixó, que estaba emboscado dentro con dos jóvenes más con espadas, por quienes fue herido y muerto. Y después de presentar a Bato, lo nombraron rey y devolvieron a los cireneos su régimen habitual.

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FERETIMA, LA VENGATIVA REINA DE CIRENE

En la Antigüedad tenemos varios ejemplos de mujeres que, como Tomiris o Artemisia, llevaron a cabo increíbles hazañas, sin embargo aún hay historias casi desconocidas de otras mujeres. Este es el caso de Feretima, la reina que hizo todo cuanto pudo, primero, para recuperar el trono de su hijo, y luego, tras la muerte de este, para vengarlo despiadadamente. 

Todo comenzó en el tercer cuarto del siglo VI a. C. en la colonia griega de Cirene, en el norte de África. Esta ciudad era gobernada por Bato III el Cojo, quinto rey de la dinastía de los Batíadas. En aquella época, según cuentan Heródoto y Diodoro, debido a discordias civiles entre los cireneos se cambió el sistema político y se restó poder al rey. 

Sin embargo, más tarde, hacia el año 518 el nuevo rey, Arcesilao III, hijo de Bato y de Feretima, se negó a acatar el nuevo sistema político y “por este motivo organizó una sublevación, pero fue derrotado y huyó a [la isla griega de] Samos, mientras que su madre lo hacía a Salamina de Chipre”. 

En Salamina Feretima intentó que su rey, Eveltón, le proporcionara un ejército para recuperar Cirene, pero este la entretenía con regalos y se desentendía de sus peticiones, como señala Polieno. Finalmente, ante la insistencia de Feretima, Eveltón le regaló una rueca y lana y le dijo “que a las mujeres se las obsequiaba con objetos como aquellos, pero no con un ejército”. 

Mientras tanto, Arcesilao reclutaba un ejército en Samos y cuando ya era numeroso, el destronado rey de Cirene se dirigió a Delfos para consultar al oráculo. Allí la Pitia le vaticinó, entre otras cosas, lo siguiente: “...mantente tranquilo a tu regreso a la patria. Y si encuentras el horno lleno de ánforas, no cuezas esas ánforas, (…) pues, de lo contrario, tú personalmente perderás la vida,...”. 

Tras esto Arcesilao y su ejército fueron a Cirene y recuperaron la ciudad. A algunos cireneos los hizo prisioneros y los envió a Chipre para eliminarlos, pero el barco se desvió y nunca llegaron. Luego Arcesilao, obviando el vaticinio de la Pitia, quemó vivos a algunos enemigos que se habían refugiado en una torre. De inmediato, Arcesilao se dio cuenta de su error y para burlar el vaticinio, se fue a la ciudad de Barca, donde gobernaba su pariente Alacir, con cuya hija estaba casado. 

Luego, según cuenta Heródoto, “mientras Arcesilao vivía en Barca tras haberse labrado su propia ruina, su madre Feretima, [a su regreso de Chipre], era la que en Cirene detentaba en su persona las prerrogativas de su hijo, pues dirigía los asuntos del Estado y, además tomaba parte en las sesiones del Consejo”. 

A continuación, en un momento impreciso, quizás hacia el año 517, algunos barceos y algunos exiliados de Cirene asesinaron a Arcesilao y a su suegro en Barca. Cuando Feretima se enteró de esto se refugió en el vecino Egipto junto al sátrapa persa Ariandes, con quien su familia tenía buenas relaciones, ya que Arcesilao había hecho a Cirene tributaria del Rey Cambises. Allí Feretima pidió ayuda a Ariandes alegando que a su hijo lo habían matado por sus simpatías con los persas. 

Pero no fue hasta cerca del año 512 cuando el sátrapa puso a disposición de Feretima todas sus tropas terrestres y navales para marchar contra los responsables del asesinato de Arcesilao, aunque Heródoto pensaba que la expedición fue para someter Libia. 

Una vez que las tropas llegaron a Barca pusieron sitio a la ciudad. El asedio duró nueve meses, pero los persas solo consiguieron entrar en Barca gracias a una trampa. Entonces cuenta Heródoto que “los persas entregaron a Feretima a los barceos más implicados en el asesinato de su hijo, ésta los hizo empalar alrededor de la muralla [o los crucificó, según el historiador Heraclides]; y, por otra parte, a sus mujeres les hizo cortar los pechos y con ellos adornó, asimismo, toda la extensión del muro”. 

Luego Feretima entregó la ciudad a los miembros de la familia de los Batíadas y a todos aquellos que no habían intervenido en el asesinato de su hijo. El resto de los barceos, por consejo de Feretima, fueron esclavizados. A continuación, el ejército persa se retiró y en el camino a Egipto intentó tomar Cirene sin éxito y fue atacado por los libios. Una vez llegaron a Egipto los barceos fueron enviados a la corte del rey Darío, el cual los deportó a la lejada Bactria, en Asia Central. 

Heródoto finalmente termina su relato contando que Feretima, “nada más regresar desde Libia a Egipto después de haberse vengado de los barceos, murió atrozmente: cuando todavía estaba con vida, se vio llena de gusanos, porque no hay duda de que las venganzas demasiado crueles de los hombres resultan odiosas para los dioses”. Por su parte, Heráclides dice que Feretima murió “consumida por la podredumbre”. 

Por último, otra versión, la proporcionada por el historiador Menecles, dice que Feretima se hizo cargo del gobierno tras la muerte de su hijo, luego entronizó a su nieto, Bato IV el Hermoso. A continuación envió a los enemigos de su hijo a Egipto y allí los mató. Más tarde recibió ayuda de los persas, quizás para reprimir una rebelión de los cireneos, algo que también parece señalar Polieno. Para finalizar, según Menecles, Feretima se retiró a Egipto y murió.

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jueves, 1 de septiembre de 2022

La colonia belga de Santo Tomás (Guatemala).

 





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1843-1844, LA COLONIA BELGA DE BOLIVIA

Tras la Independencia Bolivia, al igual que otras repúblicas, buscó colonizar terrenos vírgenes con trabajadores especializados de origen europeo. En los años '20 ya hubo un intento de establecer una colonia de irlandeses, aunque no fue hasta 1843 cuando más cerca se estuvo de crear en suelo boliviano una gran colonia europea, en este caso belga. 

El 17 de diciembre de 1843 Vicente Pazos, cónsul general de la República de Bolivia en Londres, firmó en París un Tratado de colonización con Louis Henri Obert, agente general de la Compañía Belga de Colonización, sociedad fundada bajo el patronato de Leopoldo I. 

En el primer artículo del Tratado se decía que la Compañía Belga de Colonización fundaría en Bolivia una comunidad agrícola, industrial y mercantil bajo los mismos principios de la colonia belga de Santo Tomás en Guatemala, fundada ese mismo año. 

En los siguientes artículos se dice que la entidad colonizadora, con una duración de noventa años, se llamaría “Comunidad Boliviana” y estaría bajo la protección del Gobierno de Bolivia. Esta Comunidad se compondría del Gobierno Boliviano, de la Compañía Belga y de los accionistas y trabajadores de dicha Comunidad. 

Más adelante se dejaba claro que el objetivo de la Comunidad era desarrollar la agricultura, la industria y el comercio en distintas provincias de Bolivia, así como establecer puertos y desarrollar la comunicación con Estados Unidos y Europa a través del Amazonas. 

En el artículo décimo se establecía que Bolivia cedería un millón de acres en uno o varios lotes, incluidas las minas que hubiera en esos territorios. Más adelante se disponía que entre los colonos deberían haber ingenieros, químicos o contables, los cuales serían naturalizados de inmediato, por lo que gozarían de todos los derechos civiles y políticos. 

También se eximía del pago de cualquier impuesto durante quince años a los futuros colonos, así como del servicio militar, aunque deberían servir en la Guardia Colonial, un cuerpo que se formaría para el sostén del orden y la defensa de la Comunidad. 

Otra de las prerrogativas de esta sociedad colonizadora sería la tener el monopolio de la navegación de vapor por los ríos bolivianos durante quince años. A continuación se estableció una larga lista de privilegios y concesiones para la “Comunidad Boliviana” y la Compañía Belga. 

Semanas más tarde, el 6 de febrero de 1844, el Tratado fue ratificado en Bruselas, para, a continuación, ser su contenido debatido en el Congreso de Bolivia en el otoño siguiente. De estos debates emanó el 12 de noviembre un decreto del presidente José Ballivián en el que se introducían una serie de modificaciones en el Tratado original, entre ellas se reducía de noventa a sesenta años la duración de la Comunidad. Seguidamente, el 10 de diciembre, un decreto aprobaba el Tratado con estas modificaciones. 

Sin embargo, la Compañía Belga no aceptó estas modificaciones entregadas tiempo después por Pazos y todo el proyecto se frustró, aunque como veremos en otros videos, este no sería el último proyecto colonizador en Bolivia. 

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