A lo largo de la historia de América se han registrado innumerables migraciones e invasiones de distintos pueblos, pero es poco conocido que en varias ocasiones los guaraníes atacaron al poderoso Imperio Inca.
Algunos historiadores apuntan a que los primeros movimientos guaraníes hacia las estribaciones de los Andes se produjeron al menos dos siglos antes de la llegada de los españoles y tenían como objetivo la obtención de cautivos y de metales preciosos. Otros historiadores adelantan aún más la fecha de los primeros movimientos y asentamientos guaraníes en el oeste, llegando a situarlos hacia el año 400 d. C. Sin embargo, nosotros solo nos ocuparemos de las invasiones de las que nos hablan las crónicas españolas.
La primera invasión guaraní del Imperio Inca de la que tenemos noticia ocurrió en tiempos de Túpac Yupanqui, hacia el año 1476, y de ella solo habla el Inca Garcilaso de la Vega en sus “Comentarios Reales”. Los protagonistas de esta supuesta primera invasión fueron los chiriguanos, una etnia asentada en el Chaco Boliviano formada a partir de la mezcla de elementos guaraníes y arahuacos. Probablemente debido a las incursiones de este pueblo en el Imperio Inca, Túpac Yupanqui pretendió conquistar el territorio de los chiriguanos. Aunque, después de dos años las tropas incas regresaron a su territorio sin éxito debido a la dureza del país chiriguano.
Sin embargo, autores modernos dudan tanto de la cronología de estos eventos, como de la historicidad de los mismos, creyendo algunos de ellos que en realidad esta campaña inca tuvo lugar tiempo después, en época de Huayna Cápac, el hijo de Túpac Yupanqui. No obstante, sabemos por el cronista Pedro Sarmiento de Gamboa que cuando Huayna Cápac visitó la región de Charcas, ordenó reparar los fuertes que su padre había construido para defender la frontera de los ataques chiriguanos, por lo que se demostraría así que los incas tuvieron problemas con este pueblo al menos desde tiempos de Túpac Yupanqui.
Estos primeros movimientos chiriguanos hacia el Imperio Inca podrían corroborarse por la arqueología. La presencia de cerámica chiriguana en la frontera del Imperio demostraría que algunos habrían penetrado en territorio inca, pero de forma pacífica, y que, quizás, fueron usados como tropas auxiliares contra otros chiriguanos que representarían una amenaza para el Imperio. El uso de tropas auxiliares chiriguanas queda de manifiesto por el relato de Fernando Montesinos, quien dice que fueron utilizados por Huayna Cápac en sus guerras del norte.
La segunda invasión guaraní del Imperio Inca es mejor conocida gracias a diferentes cronistas. Se fecha entre los años 1513 y 1518, en tiempos de Huayna Cápac. Según Gamboa cuando Huayna Cápac se encontraba en el norte, en los actuales territorios de Ecuador y Colombia, llevando a cabo una campaña contra distintos pueblos, los chiriguanos invadieron el territorio de Charcas, atacaron la fortaleza de Cuzcotuyo y la tomaron, masacrando a su guarnición y saqueando el lugar. Huayna Cápac, enterado del ataque a Cuzcotuyo, envió un gran ejército bajo el mando del capitán Yasca contra los chiriguanos, los cuales fueron derrotados y muchos de ellos fueron enviados ante su presencia en Quito.
El envío de este ejército contra los chiriguanos también es mencionado en las crónicas de Cieza de León, Bernabé Cobo, Miguel Cabello de Balboa, Juan de Santa Cruz Pachacuti y Diego Felipe de Alcaya. Sin embargo, varios historiadores modernos sostienen que algunas de estos relatos en realidad harían referencia a un tercera invasión sucedida poco después.
La tercera invasión se cree que ocurrió entre los años 1519 y 1523. Cuenta Domingo Martínez de Irala, gobernador que fue de Paraguay, que un indio chané le contó que, poco antes de la cuarta invasión del Imperio Inca, los guaraníes se reunieron “en el puerto que llaman de Ytatin para ir a buscar metal”, atacaron el territorio de los chanés y se llevaron a muchos como esclavos a su territorio. Algunos historiadores sostienen que es a esta invasión, y no a la segunda, a la que se refiere Diego Felipe de Alcaya en su “Relación Cierta”.
A esta invasión es posible que se refiera Bernabé Cobo en su “Historia del Nuevo Mundo” cuando dice que los guaraníes, a los que él llama chiriguanos, partieron desde el territorio del Paraguay al tiempo o poco antes de que los españoles entraran en el Perú, recorrieron las provincias que hay en medio haciendo un gran destrozo, llegando a las tierras próximas a Charcas, las cuales arrebataron a sus moradores.
A esta invasión también parece referirse la “Historia” de Bartolomé Arzáns, según la cual grandes ejércitos de guaraníes llegaron al Perú desde Paraguay e hicieron grandes destrucciones, para luego regresar, aunque algunos grupos quedaron en la zona de Charcas, desde donde atacaban poblaciones vecinas como la de Cantumarca. Enterado de esto Huayna Cápac, les hizo frente con un gran ejército y consiguió vencerlos y matar a más de 6.000 guaraníes.
La cuarta invasión del Imperio Inca tuvo lugar hacia 1526, aunque algunos la sitúan en fechas que van de 1521 a 1530. En 1516 una de las naves de la expedición de Solís al Río de la Plata naufragó en la costa brasileña, en la isla de Santa Catalina. Años después, hacia 1526, según la crónica de Ruy Díaz de Guzmán, un grupo de cuatro de aquellos náufragos encabezado por el portugués Alejo García, y acompañados de algunos guaraníes carios, fue enviado a explorar el interior del territorio.
Cuenta Guzmán que la expedición atravesó el sertón y alcanzó primero el río Paraná y luego el Paraguay. Allí, Alejo García con la promesa de encontrar riquezas al oeste convenció a 2.000 guaraniés para que le acompañaran. La expedición cruzó el Paraguay aguas arriba de la moderna Asunción y se internó en el Chaco, donde mantuvieron combates con varias tribus del lugar, hasta que alcanzaron las serranías de Perú y entraron en el Imperio Inca, entre Mizque y Tomina, convirtiéndose así García en el primer europeo en llegar a aquellas tierras. A continuación, la expedición guaraní de Alejo García se dedicó al saqueo y penetró en territorio inca varias leguas hasta Presto y Tarabuco, donde salieron a su encuentro un gran número de indios charcas, por lo que tuvieron que retirarse.
La expedición de García, cargada de ropas, vajillas y objetos de plata, emprendió el regreso al Paraguay, pero por el camino pasaron muchas necesidades, hambres y guerras. En Paraguay, García envió mensajeros a Brasil para informar de lo ocurrido, pero mientras el portugués esperaba la respuesta, un grupo de guaraníes lo mataron a él y a otros de los que le acompañaron en su expedición.
Detalles sobre la expedición de Alejo García podemos encontrarlos en los textos de Irala y de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el cual, entre otras cosas, dice que García trajo numerosos esclavos chanés que años después aún vivían en el territorio de Paraguay. En Cabeza de Vaca también encontramos el relato de un guaraní sobre una invasión, pero no sabemos si se trata de la de García o de alguna de las anteriores.
A continuación, dos años más tarde tuvo lugar una quinta invasión guaraní del Perú. Cuenta Guzmán que enterados los portugueses de Brasil de las riquezas que Alejo García había obtenido en el Imperio Inca enviaron un pequeño ejército. Los portugueses consiguieron llegar hasta donde había quedado Alejo García, donde sus asesinos les hicieron frente y les hicieron huir, para más tarde ser muertos por otra tribu. Poco después, prosigue Guzmán, los indios de la provincia de Paraguay se reunieron en gran número y planearon repetir la expedición de Alejo García hacia el Imperio Inca.
La muchedumbre de guaraníes se dividió y siguieron diferentes rutas hacia el oeste. Una vez llegados a las faldas de la serranía del Perú hicieron la guerra a sus naturales, a muchos de los cuales esclavizaron, para finalmente, asentarse en aquel territorio. Guzmán, en otra narración da más detalles y nos dice que los guaraníes sometieron a las naciones de los llanos, pero al llegar a los Andes encontraron que estaban bien guarnecidos por numerosos fuertes, por lo que decidieron someterse al soberano inca. Sin embargo, pasado algún tiempo, se alzaron de improviso y lograron conquistar algunas fortalezas incas, para, a continuación, regresar a los llanos, donde se asentaron.
A estas cinco invasiones más tarde siguieron otros movimientos guaraníes hacia el oeste. Estos se produjeron cuando grandes grupos de guaraníes acompañaron a conquistadores españoles como Domingo Martínez de Irala o Ñuflo de Chaves en sus exploraciones hacia el oeste a través del Chaco.
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