Es mucho lo que se sabe sobre los viajes de Cristóbal Colón a América, pero son menos conocidos sus planes y deseos de conquistar Jerusalén con el oro americano, algo, que como veremos a continuación, queda de manifiesto en diversos documentos colombinos.
Se cree que la idea de conquistar Jerusalén pudo aparecer en la mente de Colón hacia el año 1489, cuando durante la Guerra de Granada llegaron ante los Reyes Católicos, con los que estaba, unos monjes desde Tierra Santa y advirtieron a los monarcas que el Sultán mameluco de Egipto, Kait Bey, había amenazado con dar muerte a todos los cristianos de sus territorios y arrasar los Santos Lugares si los Reyes no paraban su guerra contra Granada.
Más adelante, el 26 de diciembre del año 1492 Colón escribió en su Diario que cuando regresara a las Indias, los que había dejado allí, los náufragos de la Santa María, ya habrían conseguido una gran cantidad de oro con el que “los Reyes antes de tres años emprendiesen y aderezasen para ir a conquistar la Casa Santa”. Esta Casa Santa algunos autores la interpretan como el Santo Sepulcro, el Templo o la ciudad de Jerusalén en si.
Por último, concluye Colón esta anotación en su Diario recordando que antes de este periplo ya les había dicho a los Reyes que las ganancias de esta empresa se gastasen en la conquista de Jerusalén. Así, imbuido por un sentimiento mesiánico y de cruzada, podemos ver a Colón obsesionado con la idea de su papel providencial de recuperar Jerusalén.
En febrero de 1498, antes de su tercer viaje a América, Colón fundó un Mayorazgo en favor de su primogénito, Diego. Entre las disposiciones que Colón dejó escritas figura la de usar cierto dinero que guardaba en Génova para ir con el rey a la conquista de Jerusalén.
Después de su tercer viaje, hacia el verano del año 1501, Colón escribió a la reina Isabel para suplicarle que no se olvidara del proyecto de conquista de Jerusalén y para expresarle su temor a que esos planes se perdieran, y termina la carta con una nueva mención a la Casa Santa.
De esa misma época es una carta de Colón a los Reyes Católicos inserta en el conocido como Libro de las Profecías, un conjunto de citas bíblicas, patrísticas y medievales recopiladas por el genovés con el objeto de defender que su destino era descubrir América y reconquistar Jerusalén. Esta carta la comienza Colón así: “Cristianísimos é muy altos Príncipes: La razón que tengo de la restitución de la Casa santa á la santa iglesia militante es la siguiente:...”.
Sin embargo, a pesar de este comienzo, Colón no explica como reconquistar Jerusalén, solo pone en manos de Dios esta campaña y en base a algunas profecías, cree que la recuperación de la Ciudad Santa partiría desde España antes del fin del mundo, que el Almirante fecha dentro de 155 años en el momento que escribe la carta. Una de estas profecías usadas por Colón es la del Abad Joaquín Calabrés, según la cual “había de salir de España quien había de redificar la casa del monte Sión”.
Tiempo después, poco antes de iniciar su cuarto viaje a América, Colón escribió al papa Alejandro VI. En esta carta Colón escribió al Sumo Pontífice para informarle sobre sus viajes. Al final de la carta el genovés añade: “esta empresa se tomó con fin de gastar lo que de ella se hubiese en presidio de la Casa Santa á la Santa Iglesia”.
Y prosigue Colón exponiendo sus planes militares: “después que fuí en ella, y visto la tierra, escribí al Rey y á la Reina mis Señores, que dende á siete años yo le pagaría cincuenta mil de pie y cinco mil de caballo en la conquista de ella, y dende á cinco años otros cincuenta mil de pie y otros cinco mil de caballo, que serían diez mil de caballo é cien mil de pie para esto”. Y termina diciendo Colón que Satanás había impedido estos planes.
Más tarde, en julio de 1503, en mitad de su cuarto viaje, Colón volvió a escribir a los Reyes Católicos e insistió en la toma de Jerusalén en base a varias profecías y dice: “Jerusalén y el monte Sión ha de ser reedificado por mano de cristianos: quien ha de ser, Dios por boca del Profeta en el décimo cuarto salmo lo dice. El abad Joaquín dijo que este había de salir de España. San Gerónimo á la santa mujer le mostró el camino para ello”.
Finalmente Colón murió en mayo de 1506 sin ver cumplido su sueño de arrebatar Jerusalén a los musulmanes.
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