Durante el descubrimiento y conquista de América fue frecuente que los exploradores y cartógrafos cometieran errores al describir la geografía de los nuevos territorios. Algunos de estos errores, mayúsculos, son conocidos, como el de que se creyera que la península de la Baja California era una isla; otros, también de este calibre, son casi desconocidos, como la creencia de que la península de Yucatán era una isla.
A principios de la década de 1510 se produjeron los primeros contactos entre los marinos españoles y Yucatán, pero no fue hasta las expediciones de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva, en 1517 y 1518 respectivamente, cuando se exploraron con más detenimiento las costas de este territorio y cuando surgió la confusión.
El error, que los cronistas achacan al piloto Antón de Alaminos, surgió en primer lugar al no haberse bordeado por entero la península y, en segundo, al pensarse que la Laguna de Términos era la entrada de un canal que separaba Yucatán del continente.
La creencia de la insularidad de Yucatán queda reflejada en varios documentos de la época, como por ejemplo en el “Itinerario de la armada del rey católico á la isla de Yucatán” que relata la travesía de Grijalva. En este texto se menciona varias veces a la “isla de Yucatán”, donde los españoles pudieron ver ruinas mayas.
En otros textos de la época podemos ver como Yucatán también es llamada Santa María de los Remedios, bautizada así, según el cosmógrafo Juan López de Velasco, durante la expedición de 1517. Poco después del viaje de Grijalva, en documentos de 1519 podemos ver como a Diego Velázquez, gobernador de Cuba, se le llama Adelantado de la Isla de Yucatán.
Años después el error aún persistía y esto queda reflejado en la petición que en 1526 hizo Francisco de Montejo para poblar Yucatán y en la licencia que ese mismo año se le dio para “conquistar y poblar las dichas Islas de Yucatán y Cozumel”.
A mediados de siglo Gonzalo Fernández de Oviedo en su “Historia general y natural de las Indias” corroboró que aquellos primeros exploradores pensaron que Yucatán era una isla. El mismo autor también menciona que esta isla fue llamada “Isla Rica”. Asimismo, fray Bartolomé de las Casas se refiere a Yucatán como “Isla Rica de Yucatán”.
Por su parte, cuenta Diego López de Cogolludo en el siglo XVII, que cuando se descubrió Yucatán fue denominada como isla Carolina. El famoso humanista Juan Luis Vives dice que este nombre fue en honor del soberano español Carlos I. Esta designación la podemos encontrar en varios documentos pontificios y reales.
Así, en 1518, poco después del descubrimiento de Yucatán, se solicitó a la Santa Sede la creación de un obispado en aquel territorio. El papa León X emitió en 1519 una bula confirmando la creación del obispado. En este documento se lee que por entonces no se sabía con certeza si Yucatán era isla o continente. Se dice que allí, en 1517, Hernández de Córdoba fundó la villa de Nuestra Señora de los Remedios. También se dice que el obispado se erigiría en una ciudad llamada Carolina y que su obispo sería conocido como carolense. En otros documentos eclesiásticos posteriores podemos encontrar referencias al Obispado Carolense y a isla Carolina, nombre que al parecer se siguió utilizando hasta el siglo XVIII.
A juzgar por la cronología de estos documentos, la creencia en insularidad de Yucatán debió desaparecer después de la década de 1520, sin embargo, en la cartografía el error persistió hasta la segunda mitad del siglo XVI.
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