martes, 2 de noviembre de 2021

CANÍBALES ESPAÑOLES EN LA GUERRA DEL ARAUCO (1601)

Sobre la Conquista de Chile y la larga Guerra del Arauco se podrían narrar infinidad de hechos y batallas, pero en esta ocasión hablaremos de un suceso poco conocido: el de los caníbales españoles de Villarrica. 

En 1552 fue fundada la ciudad de Santa María Magdalena de Villarrica, la cual tuvo una azarosa vida salpicada de abandonos, destrucciones y refundaciones. Sin embargo, el momento decisivo de Villarrica llegó durante la rebelión mapuche iniciada a finales de 1598. Tras la Batalla de Curalaba Villarrica quedó sitiada. Tiempo después la ciudad cayó en manos de un ejército de 7.000 indios y los españoles tuvieron que retirarse al fuerte, donde el hambre pronto les azotó. 

Es en el fuerte, en 1601, donde sucedieron las horrorosas escenas de antropofagia entre los asediados. La única fuente que tenemos al respecto es la “Historia general de el Reyno de Chile, Flandes Indiano” del cronista Diego de Rosales. Se conocen sucesos similares durante la Conquista de América, pero el relato de Rosales es quizás el más detallado sobre españoles caníbales. 

Comienza así el relato de Rosales: “Con esto volvió el hambre a apurarlos, de suerte que si no es hierbas, romaza y yerbabuena, no comían otra cosa, y al irlos a coger, el enemigo, que estaba de emboscada, los cogia, (...)”. 

“Señaláronse notablemente Pedro Saucedo y Gabriel Martín en el ánimo y atrevimiento de salir de noche del fuerte e ir al campo enemigo y hurtarle caballos para traer que comer a la gente”. 

Pero una vez acabada la carne de caballo, continúa Rosales, la escasez de alimentos era tal que estos alcanzaron un gran precio y añade que un hombre estaba tan hambriento que llegó a comer jabón. Pero lo peor de la narración, aún por llegar, prosigue así: 

“Una mujer se comió, acabada de parir, la criatura de sus entrañas. Carne humana la comieron muchos, y de los indios que mataban hacian cecina”. 

“Creció tanto la necesidad que los hombres querían echar a suertes para comerse unos a otros. Mas el esforzado Capitán Bastidas, con su ánimo y mucha prudencia, les disuadió de una cosa tan abominable persuadiéndoles a lo que era menos mal, que comiesen la carne de los indios que se mataban, diciéndoles que con eso estarían más valientes y más gallardos para pelear, porque a la gallardía de su valor juntarían la valentía de los indios convirtiéndola en su sustancia”. 

“La gente más flaca, como las mujeres y los niños, se caían muertos de hambre, y ya las dejaban irse al enemigo por no verlas morir a sus ojos, (...)”. 

Prosigue Rosales diciendo que, como los hombres eran necesarios para la defensa del fuerte, salían las mujeres a recoger hierbas para comer, pero el enemigo se las llevaba. También cuenta el cronista como en otra ocasión hombres, mujeres y niños salieron a coger manzanas, pero fueron emboscados por los indígenas. En otra ocasión narra Rosales como un sacerdote, empujado por el hambre, salió en busca de un caballo para comer, pero fue capturado por los araucanos, los cuales primero lo azotaron y a continuación lo ensartaron en un palo y lo asaron. 

Finalmente, en febrero del año 1602, tras tres años de asedio y cuando solo quedaban en Villarrica algunos hombres y mujeres, los araucanos lanzaron el asalto definitivo, durante el cual los defensores perecieron y las mujeres fueron cautivadas. Siendo este un paso decisivo para que los españoles fueran expulsados del territorio al sur del río Biobío. 

Puedes encontrar más historias en nuestro canal: https://www.youtube.com/channel/UC8Rx6U8r2-DGtHYDxIIThAg/videos

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