Es sabido por todos que fueron cuatro las naciones enfrentadas en le Guerra de la Triple Alianza, pero a veces se olvida el papel secundario de otros países durante la contienda. Este fue el caso de Bolivia, que por diferentes motivos, estuvo muy cerca de unirse a Paraguay en este conflicto.
En 1866, al tiempo que la Triple Alianza estaba en guerra con Paraguay, la Cuádruple Alianza, formada por Perú, Chile, Ecuador y Bolivia, lo estaba con España. En ese año varios hechos a punto estuvieron de empujar a Bolivia a la guerra contra la Triple Alianza y, a su vez, a arrastrar a sus aliados del Pacífico también al conflicto en virtud de la Alianza Ofensiva y Defensiva a la que se había unido en marzo.
En aquel año las repúblicas del Pacífico se ofrecieron a mediar entre Paraguay y la Triple Alianza, sin embargo, los aliados no admitieron esa mediación. Más tarde, a principios de julio Perú en nombre de las repúblicas del Pacífico protestó contra el Tratado Secreto de la Triple Alianza que recientemente se había hecho público. Según esta protesta el Tratado atentaba contra la integridad territorial y la soberanía de Paraguay y señalaba que “hacer del Paraguay una Polonia americana sería un escándalo que la América no podría presenciar sin cubrirse de vergüenza”.
En las mismas fechas Bolivia protestó enérgicamente contra el Tratado de la Triple Alianza ya que en el artículo 16º Argentina se adjudicaba los territorios a la derecha del río Paraguay, es decir, el Chaco Boreal, un territorio que en la actualidad es parte de Paraguay, pero que en aquella época reclamaba Bolivia como suyo. Argentina respondió señalando lo injustificado de la protesta y apuntando que en ningún caso ese artículo significaba una usurpación de territorios bolivianos, pues dicho artículo estaba subordinado a los acuerdos entre Bolivia y Argentina sobre límites.
No sabemos hasta que punto pudieron convencer a los bolivianos estas explicaciones, pero todo indica que Bolivia y su presidente, Mariano Melgarejo, se acercaron a Paraguay tras esto. Por esa época ya se hablaba en los círculos diplomáticos sobre la alianza entre Bolivia y Paraguay y la entrada de esta república en la Cuádruple Alianza tan pronto como se pudieran entablar relaciones formales con Francisco Solano López, presidente paraguayo. Para contrarrestar este posible acuerdo, la diplomacia peruana sospechaba que los miembros de la Tripla Alianza intentaban seducir a Bolivia “con la idea de darle participación en el despojo del Paraguay”.
Sin embargo, del 30 de agosto es una supuesta carta dirigida por Melgarejo a López. En esta carta podemos ver a Melgarejo adherirse a la causa paraguaya y prometer ir a Paraguay con su ejército, además, afirmaba tener una columna de 12.000 bolivianos preparada para unirse a los heroicos paraguayos.
No conocemos la respuesta a esta carta, si es que la hubo, pero sí sabemos que la opinión pública boliviana se mostraba inclinada del lado paraguayo. Así, podemos ver en octubre al boliviano Tristán Roca haciendo un llamamiento a sus compatriotas para que unieran su “brío al valor de las ilustres huestes paraguayas”.
Semanas más tarde comenzó una rebelión federal en el noroeste argentino encabezada, entre otros, por Juan Saá y Felipe Varela. Esta revolución tuvo desde un principio conexiones con Bolivia, con cuyo Presidente los cabecillas de la rebelión tenían comunicación. También existían conexiones con Paraguay que podemos ver en la Proclama de Varela de diciembre en la que pone de manifiesto que uno de sus objetivos era la paz y amistad con Paraguay.
Pronto surgieron rumores en el gobierno argentino sobre la participación boliviana en la rebelión, incluso se creía que Melgarejo iba a enviar un ejército o que ya lo había enviado, algo que estaría motivado por las desavenencias entre Bolivia y Argentina por el Chaco. Esta rebelión, de forma intencional, o no, fue positiva para Paraguay, pues distrajo recursos militares argentinos del frente paraguayo, algo que sin duda fue una buena noticia para el Mariscal López.
Poco después tenemos otras noticias que ponen de nuevo en relación a los bolivianos con la Guerra del Paraguay. En diciembre se publicó en la prensa paraguaya como había desertado un grupo de soldados bolivianos del ejército argentino. Estos dijeron que habían sido obligados a alistarse en el ejército argentino y llevados encadenados a Paraguay desde Jujuy.
También tuvo Bolivia un papel fundamental en el comercio con Paraguay durante la guerra. Al iniciarse el conflicto Paraguay quedó aislada del mundo pero, a inicios de 1865, durante la campaña del Mato Grosso, los paraguayos tomaron Corumbá, en el curso alto del río Paraguay. Tras mucho esfuerzo, los paraguayos abrieron una ruta desde el río Paraguay a Corumbá y de allí a Santo Corazón, en Bolivia. Esta ruta se convirtió en vital para Paraguay, tanto que López decretó en febrero de 1867 el libre comercio con Bolivia a través de esta vía.
Poco después de la apertura de la vía los comerciantes bolivianos comenzaron a llegar a Paraguay. En mayo el gobierno boliviano anunció al paraguayo la apertura de un Consulado General en Asunción, muestra de las estrechas relaciones entre ambos países. Sin embargo, las relaciones comerciales se cortaron tras el abandono paraguayo de Corumbá.
Pero no acabaron aquí las relaciones boliviano-paraguayas. En julio de 1868, Quintín Quevedo, el Enviado Extraordinario boliviano a Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina, hizo una nueva propuesta de mediación, pero las repúblicas aliadas la rechazaron.
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