Como hicimos en el anterior video, en este también abordaremos aspectos poco conocidos de la vida de Herodes, como su terrible muerte, utilizando escritos ajenos a la Biblia, como son las obras de Flavio Josefo u obras del cristianismo oriental.
VII. Las esposas de Herodes.
Según Josefo, Herodes antes de ser rey se casó con Doris, de la que tuvo a Antípatro. Luego se casó con la asmonea Mariame, nieta de los reyes de Judea Aristóbulo II e Hircano II, con la que tuvo dos hijos, Alejandro y Aristóbulo, y dos hijas, Salampsio y Cipro. En tercer lugar se casó con una mujer también llamada Mariame, hija del Sumo Sacerdote Simón, con la que tuvo a su hijo Herodes, conocido como Herodes Filipo. A continuación se casó con la samaritana Maltace, de la que nacieron Herodes Antipas, Arquelao y Olimpia. Tras Maltace Herodes se casó con Cleopatra de Jerusalén, con la que tuvo a Filipo y Herodes. Seguidamente se casó con Pálade, Fedra y Elpide, de las que tuvo a Fasael, Roxana y Salomé, respectivamente. También estuvo Herodes casado con una prima y una sobrina de nombres desconocidos y de cronología incierta, con las que no tuvo hijos. En total, que sepamos, Herodes tuvo diez esposas, aunque nunca estuvo casado con más de una a la vez. De estas esposas algunas fueron repudiadas o ejecutadas, y solo la segunda parece que ostentó el título de reina.
VIII. Los reyes de la dinastía herodiana.
Como hemos visto, fruto de estas numerosas esposas Herodes tuvo abundantes descendientes, parte de los cuales fueron reyes y tetrarcas del reino de Judea o de partes de este. Sin embargo los que más llaman la atención fueron aquellos descendientes de Herodes que llegaron a ser príncipes y reyes en otros reinos de Oriente Próximo. Así, sus hijos Alejandro y Arquelao fueron príncipes consortes de Capadocia por sus matrimonios con la princesa Glafira. Del primero de estos matrimonios nacieron Tigranes y Alejandro. Tigranes fue designado rey de Armenia por Augusto, mientras que Alejandro no reinó en ningún lugar, aunque su hijo, también llamado Tigranes, fue elegido rey de Armenia por Nerón. Un hijo de este Tigranes llamado Alejandro fue príncipe de Comagene por su matrimonio, luego fue designado por el emperador Vespasiano rey de un pequeño territorio de Cilicia y por último fue cónsul a principios del siglo II, alcanzando sus hijos altos cargos en la provincia de Asia.
Otro nieto de Herodes, también llamado Herodes, fue rey de Calcis, un territorio situado al este de la cordillera del Líbano. Un hijo de este Herodes, Aristóbulo, igualmente fue gobernante de Calcis y es posible que fuera el mismo Aristóbulo que fue rey de Armenia Menor. Otro Aristóbulo, pero este nieto de Herodes el Grande, fue príncipe de la ciudad siria de Emesa por su matrimonio con la hija del rey.
En cuanto a las mujeres de la familia, Berenice, hija de Herodes Agripa y por tanto bisnieta de Herodes el Grande, primero fue reina de Calcis por su matrimonio con su tío Herodes, casándose a continuación con Polemón II, quien fue rey de Cilicia, el Ponto y quizás brevemente del Bósforo. Por su parte, una hermana de Berenice, Drusila, tras no llevarse a cabo su matrimonio con un príncipe de Comagene, fue entregada en matrimonio por su hermano, el rey Herodes Agripa II de Judea, al rey Azizo de Emesa.
IX. Los regalos de Herodes a Jesús.
Y si llamativas son algunas de las informaciones que ya hemos visto hasta ahora sobre Herodes, la siguiente no lo es menos. En un apócrifo datado hacia el siglo IX, el conocido como Libro de la Infancia del Salvador, se dice, al igual que en el Evangelio de Mateo, que Herodes se inquietó al tener noticias por los magos de Oriente del nacimiento de Jesús, por lo que hizo llamar a estos magos y les pidió que averiguaran todo lo que pudieran sobre ese niño y luego le avisaran para ir el mismo a adorarlo. Sin embargo, el Libro de la Infancia del Salvador añade la siguiente información inédita: “El mismo Herodes nos entregó la diadema que usaba para su cabeza y que tiene una mitra blanca. Nos dio también el anillo real, que tenía una joya, sello incomparable que el rey de los persas le había enviado como regalo, y nos ordenó que se lo entregáramos al niño. El mismo Herodes prometió que le ofrecería un don cuando regresáramos a él. Tomados los regalos, nos marchamos de Jerusalén”.
X. La enfermedad y muerte de Herodes.
Por último, hablaremos de la terrible enfermedad y muerte de Herodes que desde hace siglos ha intrigado a los historiadores. Según se dice brevemente en los Hechos de los Apóstoles “un ángel del Señor lo hirió de muerte, por haberse arrogado el honor de Dios, y murió roído de gusanos”. Por su parte, en cuanto a la dolencia de Herodes, Josefo en su obra La Guerra de los Judíos se extiende más y dice “la enfermedad se adueñó de todo su cuerpo con múltiples dolores. La fiebre no era alta, pero tenía un picor insoportable por toda la piel, dolores continuos en el intestino, una inflamación en los pies [...], el vientre hinchado y una gangrena en sus partes pudendas que producía gusanos”. En su otra obra, Antigüedades Judías, Josefo añade que a Herodes “se le produjeron úlceras en los intestinos, […] y en los pies se le formaron ampollas […] Un mal semejante le afectaba también al pecho. […] Experimentaba una respiración jadeante”.
En otro texto, la Cueva de los Tesoros, una obra en siríaco del siglo VI o VII, se nos dice que “a Herodes, un castigo divino despiadado lo alcanzó, y enfermó de una enfermedad que lo apestaba, y su cuerpo se derritió en una masa de gusanos, y sufrió dolores gravísimos, y al final la gente no pudo acercarse a él debido a su olor pútrido. Y a través de ese amargo sufrimiento su alma partió a las tinieblas exteriores”. En un segundo texto siríaco, El Libro de la Abeja, este del siglo XIII, se cuenta que Herodes “tenía los intestinos y las piernas hinchados con llagas purulentas, y le salía sangre de ellos, y estaba consumido por gusanos”. De la misma época, la Crónica de 1234 dice que el Señor hirió a Herodes y que “su aliento apestaba como el olor de un cadáver”.
Por otro lado, antes de la muerte de Herodes se produjo un hecho del que las fuentes nos ofrecen dos versiones muy diferentes. Según Josefo, Herodes “forzado por la falta de alimentos y por una tos compulsiva, y vencido por los dolores, se dispuso a adelantarse al Destino”, y para ello intentó clavarse un cuchillo, pero su primo Aquiab lo evitó, aunque el rey murió solo unos días después.
Esta fue la versión popular que podemos ver incluso en las ilustraciones de los manuscritos medievales, sin embargo en una segunda versión, la de El Libro de la Abeja, se dice que “debido a la intensidad del dolor, [Herodes] se pasó el cuchillo por la garganta y se la cortó con su propia mano;...”.
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