Durante su historia Ecuador ha protagonizado varios conflictos con sus vecinos, sin embargo, la guerra que le enfrentó a España en 1866 es menos conocida. Todo comenzó en 1863. Desde ese año una serie de incidentes entre España y Perú desencadenaron un conflicto primero entre ambos países y luego entre España y Chile. En esos momentos el nombre de Ecuador ya empezó a aparecer en esta historia.
Así, a mediados de 1864 ya tenemos noticias de como el gobierno ecuatoriano presidido por Gabriel García Moreno, desde una posición de neutralidad, se ofreció a mediar entre Perú y España después de la ocupación española de las islas peruanas de Chincha, aunque los peruanos rechazaron estos ofrecimientos. Poco después, el permiso ecuatoriano dado a los buques de guerra españoles para proveerse en sus puertos provocó la ira peruana hacia Ecuador, llegando a publicarse incluso que los peruanos podrían expedicionar contra Guayaquil como represalia.
Sin embargo, un año después, en los últimos meses de 1865, en el momento en que empezaron las hostilidades entre España por un lado y Perú y Chile por otro, Ecuador comenzó a acercarse a estos últimos. Este cambio de postura del nuevo presidente ecuatoriano Jerónimo Carrión estuvo motivado por los sentimientos americanistas del momento y por el temor a que Ecuador también fuera atacado por España.
En diciembre peruanos y chilenos firmaron un tratado de alianza ofensiva y defensiva contra España y luego invitaron a Bolivia y Ecuador a unirse, adhiriéndose el país presidido por Carrión a finales de enero de 1866, haciéndolo poco después también Bolivia, creándose así la Cuádruple Alianza.
Aquellos días se comenzó a preparar la defensa de Guayaquil, el principal puerto de Ecuador y uno de los más importantes del Pacífico sudamericano, pero ante las carencias ecuatorianas, los representantes peruanos en Ecuador ofrecieron armamentos para poder enfrentarse a la flota española.
Luego, el 28 de febrero, tres semanas después del combate de Abtao acaecido en aguas chilenas, el presidente Carrión firmó un decreto por el cual “se declara al Ecuador en estado de guerra contra el Gobierno de España”. Poco después, el 2 de marzo, Carrión declaró al ejército en campaña. En los siguientes días el gobierno ecuatoriano solicitó dinero y armas a sus aliados, las cuales empezaron a llegar poco después a Guayaquil. En esas fechas se dispuso la expulsión de los buques mercantes españoles del puerto de Guayaquil, asimismo, se tomaron precauciones para evitar que la escuadra española se surtiera de carbón o víveres en las costas ecuatorianas.
Debido a la distancia la noticia de la declaración de guerra de Ecuador no llegó a España hasta finales de marzo. En España se supuso que esta declaración había estado motivada por las presiones chileno-peruanas. En esas fechas podemos encontrar en la prensa española referencias a un futurible bombardeo de Guayaquil debido a la entrada de Ecuador en la alianza contra España. Además, como consecuencia de esto, en España se pusieron trabas a la importación de cacao ecuatoriano y se expulsó del país a varios ciudadanos y diplomáticos ecuatorianos.
En abril tenemos noticias de como se envió armamento a la provincia de Esmeraldas ante la posibilidad de un desembarco español y sobre la entrega de dinero, cañones y rifles a Ecuador por parte de Perú y Chile, así como de la llegada de personal peruano para ayudar a fortificar Guayaquil y varios puntos de su bahía. Sin embargo, en aquellos días surgió entre los aliados suspicacias sobre las verdaderas intenciones de Ecuador y se llegó a pensar que al gobierno de Carrión nada le importaba el conflicto con España y solo pretendía obtener armas.
Luego, tras conocerse el bombardeo español de Valparaíso del 31 de marzo, tuvieron lugar airadas protestas en Guayaquil. Poco después de esto el gobernador de Guayas dijo en una proclama: “El león ibérico pretenderá ensordecernos con sus salvajes rugidos, pero se estremecerá impotente al observar la actitud digna de un pueblo independiente por su abnegación y libre por sus esfuerzos”.
Ya en mayo, el día 2, tuvo lugar en Perú el combate del Callao en el que hay noticias sobre la intervención de varios ecuatorianos residentes en aquel puerto, algunos de los cuales incluso llegaron a perder la vida.
Ese mismo mes encontramos comunicaciones de las autoridades peruanas sobre el envío de armas a Guayaquil y sobre la necesidad de enviar un buque de guerra a patrullar el litoral ecuatoriano. Igualmente tenemos noticias sobre la conformación en Guayaquil de la “Legión Peruana” con ciudadanos peruanos residentes en aquel puerto y de la movilización general de los ciudadanos guayaquileños para que trabajaran en las fortificaciones ante la sospecha de un inminente ataque español.
Asimismo, las autoridades de Guayaquil hundieron dos buques y establecieron una línea de torpedos en el canal de acceso a aquel puerto para imposibilitar la entrada de los buques españoles. Sin embargo, nada de esto fue necesario ya que, tras el bombardeo del Callao, la escuadra española se retiró de aquellas aguas. A pesar de esto los ecuatorianos siguieron trabajando en las fortificaciones de Guayaquil y de otros puntos de la bahía durante los siguientes meses, así como en un sistema de vigías que debería avisar de la llegada de la escuadra española.
Más tarde, en agosto, podemos leer en un decreto del presidente Carrión lo siguiente: “Dentro de 50 días, contados desde esta fecha, los súbditos de España que se encuentren en el Ecuador, saldrán del territorio de la República”.
Por último, hay que señalar que, aunque el conflicto no se volvió a reactivar, siguió latente durante los siguientes años y solo se acordó un armisticio entre España y la Cuádruple Alianza en abril de 1871, firmándose la paz tiempo después. En el caso de Ecuador, esta paz no llegó hasta enero de 1885, acabando así una guerra que duró de iure 19 años y en la que no se efectuó ni un solo disparo en territorio ecuatoriano.
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