sábado, 27 de abril de 2024
1948, Venezuela rompe relaciones con el Gobierno de la Segunda República Española en el exilio
LOS CONFLICTOS ENTRE VENEZUELA Y ARGENTINA (1944-1969)
Como hemos visto en las últimas semanas, las relaciones entre Venezuela y Argentina no atraviesan por su mejor momento, sin embargo, esto no es nuevo y en el tercer cuarto del siglo XX ambos países llegaron a romper relaciones hasta en cuatro ocasiones.
El primer conflicto destacable entre Venezuela y Argentina tuvo lugar en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. A principios de ese año el gobierno del dictador argentino Pedro Pablo Ramírez había roto relaciones con Alemania y Japón. Sin embargo esto fue insuficiente para los Estados Unidos, donde se creía que a pesar de la ruptura, el gobierno del nuevo dictador argentino Edelmiro Farrell aún era cercano a la Alemania nazi, además a Farrell se le reprochaba su nula contribución al esfuerzo de guerra contra el Eje. Por este motivo, Estados Unidos fomentó que los países americanos aislaran a Argentina, como así sucedió. En el caso de Venezuela, el gobierno de Isaías Medina suspendió sus relaciones con Argentina en julio, las cuales no se volverían a retomar hasta abril de 1945.
Años después, en 1957, estalló un nuevo conflicto entre Argentina y Venezuela que revestiría más gravedad. Todo comenzó en septiembre de 1955 cuando se produjo un golpe de Estado en Argentina contra Juan Domingo Perón, lo que provocó su exilio y dio inicio a la dictadura cívico-militar conocida como Revolución Libertadora que declaró proscrito al peronismo.
Perón entonces comenzó un periplo por varios países de América, recalando en agosto de 1956 en Venezuela, donde recibió asilo. La presencia de Perón en Venezuela creó un fuerte malestar en el gobierno argentino presidido por el teniente general Pedro Eugenio Aramburu. Por ello, a través de su embajador en Caracas, el general Carlos Toranzo Montero, Aramburu exigió la expulsión de Perón de Venezuela, al que se acusaba de dirigir desde este país las actividades subversivas y terroristas contra el gobierno argentino. Sin embargo, el gobierno venezolano hizo oídos sordos a estos requerimientos.
Poco después, a finales de mayo de 1957, sicarios a las ordenes del gobierno argentino atentaron contra Perón con una bomba, aunque este salió indemne del ataque. Como respuesta, el presidente venezolano, Marcos Pérez Jiménez, declaró persona non grata a Toranzo, al que se acusaba de estar detrás del ataque.
Como es natural, la tensión entre ambos países fue a más y finalmente el 7 de julio el gobierno de Aramburu anunció la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Venezuela. Como respuesta, el gobierno venezolano retiró a su embajador de Buenos Aires.
Así permaneció todo hasta que en enero 1958 el presidente venezolano fue derrocado por un golpe de Estado y Perón perdió su protección, por lo que tuvo que exiliarse en la República Dominicana. Sucedido esto, los motivos para la ruptura de relaciones con Venezuela habían desaparecido y el gobierno de Aramburu decretó retomarlas.
Años después, en 1962, ya reinstaurada la democracia en Argentina, un nuevo golpe de Estado derrocó al presidente Arturo Frondizi el 29 de marzo, estableciéndose una dictadura encabezada por José María Guido.
En esa época gobernaba Venezuela Rómulo Betancourt, el cual había establecido la conocida “Doctrina Betancourt”, que consistía, según palabras del mandatario en: “Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranice con respaldo de las políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica internacional”.
Esto llevó a Betancourt a romper durante su mandato relaciones diplomáticas con más de una decena de países americanos donde se había subvertido el orden constitucional. Este fue el caso de Argentina, con quien se rompieron relaciones solo unos días después del derrocamiento de Frondizi. Un año después, en 1963, con la reinstauración de la democracia en Argentina y la llegada de Arturo Illia a la presidencia del gobierno, Venezuela retomó sus relaciones con Argentina.
Sin embargo, el derrocamiento de Illia en junio de 1966 tras el golpe de Estado que dio inicio a la dictadura cívico-militar conocida como Revolución Argentina provocó que en julio Raúl Leoni, nuevo presidente de Venezuela y continuador de la “Doctrina Betancourt”, suspendiera las relaciones diplomáticas de su país con la Argentina presidida por Juan Carlos Onganía. Esta situación se mantendría hasta abril de 1969, cuando el nuevo presidente de Venezuela, Rafael Caldera, enterró la “Doctrina Betancourt” y decidió retomar las relaciones con Argentina.
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jueves, 18 de abril de 2024
ESQUIMALES, SEIS DATOS ASOMBROSOS
En el extremo norte de América, en el frío ártico, habitan los esquimales, un conjunto de pueblos por todos conocidos pero de los que paradójicamente sabemos pocos detalles. A continuación, hablaremos de las herramientas extraterrestres de los esquimales, de sus momias, tatuajes, mapas, “Objetos Alados” y máscaras, en definitiva, de seis datos sorprendentes y poco conocidos sobre los esquimales.
Si es de sobra célebre que en la tumba del faraón Tutankamón se halló una daga fabricada con el hierro de un meteorito, lo es mucho menos que los pobladores de Groenlandia también utilizaron hierro meteórico para fabricar herramientas. Descartado por los análisis el origen vikingo, se confirmó que varias herramientas de hierro halladas en Groenlandia y Canadá en los siglos XIX y XX eran de origen extraterrestre como así se pensaba, más concretamente de un enorme meteorito caído hace miles de años en el Cabo York, en el noroeste de Groenlandia. De los fragmentos de este meteorito los proto-esquimales de la cultura Thule tomaron pequeños trozos de hierro y les dieron forma de hojas para cuchillos y ulus.
Otro rasgo común entre las distintas culturas esquimales y el Antiguo Egipto es el de las momias. A diferencia de Egipto, en el caso esquimal solo contamos con algunas momias, siendo las más conocidas las halladas en el yacimiento de Qilakitsoq, en la costa oeste de Groenlandia. Aquí se encontraron a principios de los '70 ocho momias pertenecientes a la cultura Thule y datadas hacia el año 1475. Entre las momias, conservadas gracias a un ambiente frío, seco y bien ventilado, hay dos niños y seis mujeres, que por los análisis de ADN sabemos que en su mayoría estaban emparentadas entre sí, además varias de ellas presentaban tatuajes y por las pruebas que se les realizaron se pudieron conocer incluso sus patologías.
Como acabamos de ver, y aunque ahora nos resulte extraño, en las culturas esquimales los tatuajes eran comunes en el pasado, sin embargo, con la llegada del cristianismo esta práctica se fue abandonando y solo en los últimos años se está intentando recuperar. Por lo que podemos observar en las momias, en dibujos y en fotografías antiguas los tatuajes esquimales eran diseños por lo general sencillos hechos a base de puntos y rayas, aunque existían diseños algo más complejos.
Los tatuajes se solían hacer por todo el cuerpo, con preminencia en rostro y brazos, y por lo que se sabe eran las mujeres las que más se tatuaban y las que tatuaban. Como en otras culturas alrededor del mundo, los tatuajes se hacían con fines rituales y medicinales, además, en el caso esquimal, el tatuaje facial en las mujeres señalaba que estas ya podían casarse. Igualmente, según el diseño y el lugar del tatuaje, este representaba distintas etapas en la vida de la mujer, como la maternidad.
Aunque pudiéramos pensar que las culturas esquimales son primitivas, la realidad es que estaban más avanzadas de lo que parece y esto queda patente en que llegaron a crear sus propios mapas, elementos característicos de sociedades con cierto nivel de desarrollo. Estos mapas tallados en madera fueron encontrados en el siglo XIX en Angmagssalik, en el sureste de Groenlandia y todo indica que fueron creados sin influencias europeas.
Como se puede ver en las imágenes, en los salientes y en las muescas talladas en la madera se representan golfos, cabos e islas, lo que servía de guía a las navegaciones de cabotaje de los inuit. A esto habría que sumar los testimonios de varios exploradores occidentales que mencionan a principios del siglo XX como los esquimales tenían la habilidad de dibujar con precisión mapas en papel pese a no haberlo hecho nunca. Esto queda de manifiesto en el mapa de la bahía de Disko, en el oeste de Groenlandia, elaborado en madera y piel de foca hace un siglo por un cazador inuit que nunca antes había hecho uno.
Uno de los enigmas sobre la antigua cultura esquimal que ha intrigado a los investigadores desde hace décadas es el de los conocidos como “Objetos Alados” hallados en contextos funerarios de distintos puntos de la península rusa de Chukchi, en las islas de Punuk y en el noroeste de Alaska. Los “Objetos Alados”, datados entre los siglos V y XV de nuestra era, tienen una forma que se asemeja a una mariposa, están tallados en colmillo de morsa, miden entre 10 y 20 centímetros y presentan intrincadas decoraciones incisas.
Se podría caer en el error de explicar estos objetos desde una perspectiva pseudocientífica como en el caso del pájaro de Saqqara o de los artefactos quimbaya, sin embargo la realidad es más mundana. Los primeros estudiosos creyeron que los “Objetos Alados” eran cabezas de arpón o que representaban aves y se utilizaban en ceremonias chamánicas. Más tarde, según el testimonio de varios ancianos esquimales, los “Objetos Alados” serían una pieza que unía las distintas partes de los kayak, aunque otros creían que se trataba de amuletos. Asimismo, se pensó que los “Objetos Alados” serían soportes para lámparas de grasa u objetos ornamentales de las embarcaciones esquimales. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha impuesto la opinión que sostiene que los “Objetos Alados” serían contrapesos para los arpones lanzados con propulsores.
Otro tipo de objeto poco conocido que se utilizaba en la cultura material de los pueblos esquimales es el de las máscaras. Utilizadas hasta la introducción del cristianismo en bailes rituales y ceremonias chamánicas, estas máscaras estaban talladas en madera y decoradas con pintura, plumas o incisiones y representaban a hombres y mujeres, animales y a diversos espíritus. Algunas de ellas, como podemos ver, pueden parecer más amables, pero otras resultan grotescas, inquietantes y hasta terroríficas.
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viernes, 12 de abril de 2024
1866, LA GUERRA ENTRE ECUADOR Y ESPAÑA
Durante su historia Ecuador ha protagonizado varios conflictos con sus vecinos, sin embargo, la guerra que le enfrentó a España en 1866 es menos conocida. Todo comenzó en 1863. Desde ese año una serie de incidentes entre España y Perú desencadenaron un conflicto primero entre ambos países y luego entre España y Chile. En esos momentos el nombre de Ecuador ya empezó a aparecer en esta historia.
Así, a mediados de 1864 ya tenemos noticias de como el gobierno ecuatoriano presidido por Gabriel García Moreno, desde una posición de neutralidad, se ofreció a mediar entre Perú y España después de la ocupación española de las islas peruanas de Chincha, aunque los peruanos rechazaron estos ofrecimientos. Poco después, el permiso ecuatoriano dado a los buques de guerra españoles para proveerse en sus puertos provocó la ira peruana hacia Ecuador, llegando a publicarse incluso que los peruanos podrían expedicionar contra Guayaquil como represalia.
Sin embargo, un año después, en los últimos meses de 1865, en el momento en que empezaron las hostilidades entre España por un lado y Perú y Chile por otro, Ecuador comenzó a acercarse a estos últimos. Este cambio de postura del nuevo presidente ecuatoriano Jerónimo Carrión estuvo motivado por los sentimientos americanistas del momento y por el temor a que Ecuador también fuera atacado por España.
En diciembre peruanos y chilenos firmaron un tratado de alianza ofensiva y defensiva contra España y luego invitaron a Bolivia y Ecuador a unirse, adhiriéndose el país presidido por Carrión a finales de enero de 1866, haciéndolo poco después también Bolivia, creándose así la Cuádruple Alianza.
Aquellos días se comenzó a preparar la defensa de Guayaquil, el principal puerto de Ecuador y uno de los más importantes del Pacífico sudamericano, pero ante las carencias ecuatorianas, los representantes peruanos en Ecuador ofrecieron armamentos para poder enfrentarse a la flota española.
Luego, el 28 de febrero, tres semanas después del combate de Abtao acaecido en aguas chilenas, el presidente Carrión firmó un decreto por el cual “se declara al Ecuador en estado de guerra contra el Gobierno de España”. Poco después, el 2 de marzo, Carrión declaró al ejército en campaña. En los siguientes días el gobierno ecuatoriano solicitó dinero y armas a sus aliados, las cuales empezaron a llegar poco después a Guayaquil. En esas fechas se dispuso la expulsión de los buques mercantes españoles del puerto de Guayaquil, asimismo, se tomaron precauciones para evitar que la escuadra española se surtiera de carbón o víveres en las costas ecuatorianas.
Debido a la distancia la noticia de la declaración de guerra de Ecuador no llegó a España hasta finales de marzo. En España se supuso que esta declaración había estado motivada por las presiones chileno-peruanas. En esas fechas podemos encontrar en la prensa española referencias a un futurible bombardeo de Guayaquil debido a la entrada de Ecuador en la alianza contra España. Además, como consecuencia de esto, en España se pusieron trabas a la importación de cacao ecuatoriano y se expulsó del país a varios ciudadanos y diplomáticos ecuatorianos.
En abril tenemos noticias de como se envió armamento a la provincia de Esmeraldas ante la posibilidad de un desembarco español y sobre la entrega de dinero, cañones y rifles a Ecuador por parte de Perú y Chile, así como de la llegada de personal peruano para ayudar a fortificar Guayaquil y varios puntos de su bahía. Sin embargo, en aquellos días surgió entre los aliados suspicacias sobre las verdaderas intenciones de Ecuador y se llegó a pensar que al gobierno de Carrión nada le importaba el conflicto con España y solo pretendía obtener armas.
Luego, tras conocerse el bombardeo español de Valparaíso del 31 de marzo, tuvieron lugar airadas protestas en Guayaquil. Poco después de esto el gobernador de Guayas dijo en una proclama: “El león ibérico pretenderá ensordecernos con sus salvajes rugidos, pero se estremecerá impotente al observar la actitud digna de un pueblo independiente por su abnegación y libre por sus esfuerzos”.
Ya en mayo, el día 2, tuvo lugar en Perú el combate del Callao en el que hay noticias sobre la intervención de varios ecuatorianos residentes en aquel puerto, algunos de los cuales incluso llegaron a perder la vida.
Ese mismo mes encontramos comunicaciones de las autoridades peruanas sobre el envío de armas a Guayaquil y sobre la necesidad de enviar un buque de guerra a patrullar el litoral ecuatoriano. Igualmente tenemos noticias sobre la conformación en Guayaquil de la “Legión Peruana” con ciudadanos peruanos residentes en aquel puerto y de la movilización general de los ciudadanos guayaquileños para que trabajaran en las fortificaciones ante la sospecha de un inminente ataque español.
Asimismo, las autoridades de Guayaquil hundieron dos buques y establecieron una línea de torpedos en el canal de acceso a aquel puerto para imposibilitar la entrada de los buques españoles. Sin embargo, nada de esto fue necesario ya que, tras el bombardeo del Callao, la escuadra española se retiró de aquellas aguas. A pesar de esto los ecuatorianos siguieron trabajando en las fortificaciones de Guayaquil y de otros puntos de la bahía durante los siguientes meses, así como en un sistema de vigías que debería avisar de la llegada de la escuadra española.
Más tarde, en agosto, podemos leer en un decreto del presidente Carrión lo siguiente: “Dentro de 50 días, contados desde esta fecha, los súbditos de España que se encuentren en el Ecuador, saldrán del territorio de la República”.
Por último, hay que señalar que, aunque el conflicto no se volvió a reactivar, siguió latente durante los siguientes años y solo se acordó un armisticio entre España y la Cuádruple Alianza en abril de 1871, firmándose la paz tiempo después. En el caso de Ecuador, esta paz no llegó hasta enero de 1885, acabando así una guerra que duró de iure 19 años y en la que no se efectuó ni un solo disparo en territorio ecuatoriano.
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sábado, 6 de abril de 2024
1711, LA INVASIÓN INGLESA DE CHILE
Como hemos visto en otros videos, durante la historia del Chile colonial los enemigos de España ambicionaron aquel territorio y quisieron invadirlo, sin embargo aún hay alguno de estos planes de invasión poco conocidos, como el que diseñó un español con ayuda inglesa en 1711.
Todo comenzó a principios del siglo XVIII durante la Guerra de Sucesión Española. En esa época Felipe de Borbón y el archiduque Carlos de Austria luchaban por el trono de España. Felipe, que controlaba la mayor parte de España, contaba con el apoyo de Francia. Por su parte Carlos contaba, entre otros, con el apoyo del Sacro Imperio y de Inglaterra.
En 1710 Carlos avanzó desde sus posiciones de Cataluña hasta Madrid, la cual fue tomada en septiembre. Allí se le unieron varios nobles, entre ellos Mateo Ibáñez, marqués de Corpa. Semanas más tarde, sin el apoyo popular, sin suministros y presionado por las tropas de Felipe, Carlos se vio obligado a dejar Madrid y con él Corpa, el cual luego se trasladó a Inglaterra.
Sobre Corpa hay que decir que era pariente de Francisco Ibáñez, gobernador entre 1700 y 1709 de Chile, donde el marqués se había asentado y desde donde había llegado a España en 1708 para tratar ciertos asuntos. En Chile tenía Corpa amigos y partidarios que podrían causar perturbaciones, por ello, en febrero de 1711, semanas después de su salida de Madrid, Felipe ordenó que si Corpa regresaba a Chile sus bienes fueran embargados y él detenido y enviado a España por traidor y por los inconvenientes que podría causar en aquel reino.
Tiempo después, la corte de Madrid fue conocedora de supuestos planes promovidos por Corpa en Inglaterra, consistentes en una invasión inglesa de Chile, los cuales no sabemos si guardaban alguna relación con el famoso plan de invasión de Sudamérica conocido como “Una propuesta para humillar a España” datado en el mismo año.
Respecto a estos planes, el cronista Dionisio de Alcedo diría en la segunda mitad del XVIII que Corpa propuso en el Parlamento británico la conquista de Chile, lo que ayudaría a los ingleses a hacerse dueños de aquellos mares y les facilitaría la conquista del Reino de Tierra-Firme. Esta propuesta, según Alcedo, fue aprobada por el Almirantazgo británico, el cual dio orden de preparar una escuadra para realizar aquel proyecto. Sin embargo, no hemos podido corroborar las afirmaciones de Alcedo.
Por su parte, otro cronista de esa época, el chileno Vicente Carvallo, señaló que el verdadero peligro estaba en que en la corte se sospechaba que los mercaderes de Chile querían independizar aquel territorio con ayuda holandesa e inglesa y que Corpa era el encargado de negociar aquella operación en Inglaterra, aunque esto en realidad parece hacer referencia eventos acaecidos en 1701.
Sea como fuere, en una Real Cédula del 20 julio dirigida a Juan Andrés de Ustáriz, gobernador y capitán general de Chile, se le pedía a este que, ante las noticias de una posible invasión inglesa de aquel reino, hiciera todos los esfuerzos posibles para resguardar las costas chilenas y “los puertos de la Concepción, Valdivia, Valparaíso y todos los demás sitios importantes”. Para esto último, según el cronista Carvallo, Ustáriz envió a su hijo Fermín.
A continuación, se le decía a Ustáriz que vigilara de cerca a todos los partidarios y amigos de Corpa y los separara de aquellos territorios. Por último, se le comunicaba a Ustáriz que ayudara a los gobernadores de aquellas plazas y se le decía que se había ordenado al virrey del Perú, el obispo Diego Ladrón de Guevara, que le ayudara en la defensa de Chile.
En esas fechas fueron enviadas a otros puntos de América instrucciones para que se tuviera precaución ante cualquier maniobra del enemigo. Así, en una Real Cédula al virrey del Perú se le avisó de la posible tentativa enemiga de atacar los puertos del Mar del Sur. Igualmente, en otras enviadas al sargento mayor de Cartagena de Indias y al gobernador de Santa Marta se les advertía de los planes de los enemigos de la Corona para invadir esas costas.
Meses después, el 11 de septiembre, una nueva Real Cédula fue enviada a Ustáriz. Ante el temor persistente de una invasión inglesa de Chile y conocedor el rey Felipe de lo mal defendidos que estaban los puertos de ese reino, podemos leer en este documento como se había ordenado al virrey del Perú que enviara a Valdivia hombres, artilleros, municiones, pólvora, balas y armas.
Además, se aconsejaba que el gobernador de Valdivia mantuviera buenas relaciones con los indios de paz, los cuales tendrían que socorrer aquella plaza en caso de ataque inglés. Asimismo, se señalaba que el virrey del Perú debería enviar armas y municiones a la plaza de Castro, en la isla de Chiloé, y a Concepción, lugar este que tendría que ser reforzado con más hombres, incluidas tropas reclutadas en el reino de Quito, el actual Ecuador. A continuación, se pedía que se asegurara Valparaíso y se le proveyera de soldados, armas y demás pertrechos. Y por último, se decía que la isla de Quiriquina debería ser fortificada o, en caso de no poder hacerse, que fuera despoblada para que el enemigo no pudiera refugiarse en ella.
Debido a la distancia, pasaron varios meses hasta que estas instrucciones llegaron a Chile. Así, Ustáriz no recibió la Real Cédula de febrero hasta diciembre, momento en el que procedió a embargar los bienes de Corpa en la ciudad de Santiago y en el campo. Después, en enero y junio de 1712, Ustáriz escribió al rey Felipe para decirle que había desterrado a varios familiares de Corpa a Lima, incluido al exgobernador de Chile. Esto también queda atestiguado en la crónica de Pedro de Córdoba y Figueroa, el cual señala que fueron enviados a Lima porque se sospechaba de su traición en caso de que una escuadra inglesa llegara al océano Pacífico.
Finalmente, la Guerra de Sucesión Española acabó y los ingleses no llevaron a cabo los planes de Corpa, si es que alguna vez existieron, y aunque Chile no fue invadido, aquel reino no pudo vivir en paz, ya que durante los siguientes años sus costas fueron visitadas por escuadras inglesas, aunque esa es otra historia.
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