Como hemos visto en otros videos, entre 1854 y 1856 se produjeron una serie de incidentes entre Paraguay y los Estados Unidos que a punto estuvieron de provocar la invasión estadounidense del país sudamericano, sin embargo, aún hay datos casi desconocidos sobre este conflicto.
Los incidentes a los que nos referimos son la disputa entre el gobierno paraguayo y Edward Hopkins, el cónsul estadounidense en Paraguay, que precipitó su expulsión del país; la expropiación de los bienes de una empresa vinculada a Hopkins; el intercambió de disparos entre la fortaleza paraguaya de Itapirú y el navío estadounidense Water Witch que ocasionó la muerte de un marino norteamericano; y por último, la negativa del presidente paraguayo, Carlos Antonio López, a ratificar el Tratado de Amistad firmado por ambas naciones.
Como resultado de su expulsión del país, Hopkins intentó que el gobierno de Estados Unidos tomara represalias contra Paraguay. Además, a mediados de 1856 publicó en Buenos Aires un panfleto titulado “La Tiranía del Paraguay, a la Faz de sus Contemporáneos”, en el que atacaba al presidente López y a los paraguayos. En este texto Hopkins acusaba a López de crímenes y actos bárbaros, le llamaba déspota y, entre otras cosas, decía que la sociedad paraguaya carecía de sentido moral.
A pesar de los esfuerzos de Hopkins, el asunto cayó en el olvido durante un tiempo y hubo que esperar hasta finales de 1857 para que el presidente de Estados Unidos, James Buchanan, reviviera la cuestión en su mensaje anual al Congreso, en el que incluso llegó a considerar el uso de la fuerza contra Paraguay.
Sin embargo fue otro individuo el que se mostró más beligerante con Paraguay. Nos referimos al senador James Mason, miembro del partido Demócrata y férreo partidario de la esclavitud, el cual fue el mayor defensor en abril de 1858 de una resolución que proponía dar autorización a Buchanan para usar la fuerza contra Paraguay en el caso de que este país se negara a ajustar sus diferencias con Estados Unidos. En su defensa de esta resolución, Mason llegó a calificar a López de bandolero y de ignorante a la población mestiza de aquella región.
Finalmente, a principios de junio las cámaras estadounidenses dieron autorización a Buchanan para usar la fuerza contra Paraguay en caso de que el gobierno paraguayo se negara a satisfacer las reclamaciones de Estados Unidos. A partir de ese momento se comenzó a preparar la que se conoció como la Paraguay Expedition. Esta expedición estuvo integrada por 19 buques y 2.500 hombres, entre los que se encontraban algunos de los mejores marinos estadounidenses de la época, lo que demuestra lo en serio que Buchanan se tomó el asunto.
Uno de estos marinos fue el comodoro William Shubrick, el comandante en jefe de la escuadra y un hombre de amplia experiencia. Siendo aún muy joven, Shubrick entró en la marina de Estados Unidos. En la Guerra de 1812 participó en varias acciones contra los británicos. Luego estuvo destinado en Brasil y el Caribe, y entre 1847 y 1848, durante la guerra entre Estados Unidos y México, participó en el bloqueo y captura de Guaymas y Mazatlán. Otro de los participantes de la Paraguay Expedition fue Thorton Jenkins, el cual había servido en un crucero contra piratas en aguas de Cuba y más tarde, durante la guerra contra México, dirigió los desembarcos estadounidenses en Tabasco y Tuxpan.
Luego, en agosto, mientras se preparaba la expedición, el presidente Buchanan escribió a Isaac Toucey, el Secretario de la Armada de Estados Unidos, para informarle sobre su conversación con William Ouseley, un diplomático británico que había servido durante muchos años en Brasil y Argentina, y que por tanto era buen conocedor de los asuntos de Paraguay. Este le dijo a Buchanan que el presidente López era un hombre astuto, sin escrúpulos e insincero, además de un tirano y un déspota. También aconsejó a Buchanan que, debido a las características de los ríos Paraná y Paraguay, lo mejor era usar en la expedición barcos de ruedas y no de hélices, ya que estos últimos podrían dañarse por la poca profundidad del agua.
Asimismo Ouseley informó al presidente sobre las fortificaciones que López había estado construyendo en los últimos años. También aconsejó el británico a Buchanan sobre la conveniencia de asegurarse la amistad de la Confederación Argentina en el conflicto con Paraguay y de lo importante que sería obtener información de los exiliados paraguayos radicados en Buenos Aires. Por último, Ouseley dijo que con algunos regalos se podría animar a los indios del Chaco para que entraran en guerra contra López.
Semanas más tarde, a finales de octubre, el buque insignia de Shubrick, la fragata USS Sabine, que transportaba a James Bowlin, el comisionado que debía negociar con López, a punto estuvo de ser hundida, pero no por los cañones paraguayos de Humaitá, sino por un huracán en su travesía hacia Sudamérica que le causó algunos daños y la obligó a atracar en las Bermudas para efectuar varias reparaciones. Curiosamente, años antes, en enero de 1846, un huracán tumbó tres barcos y mató a varios soldados paraguayos que participaban en una expedición en Corrientes.
Meses después, en enero de 1859, varias naves de la escuadra estadounidense habían remontado el río Paraná y se encontraban en el puerto argentino de Corrientes. Allí, un miembro de la expedición, un tal Fred Mowbray, escribió una canción en la que se deja patente la hostilidad estadounidense. En uno de los versos se habla de plantar los estandartes de Estados Unidos en los fuertes de Paraguay. Más adelante, en otro verso se menciona el temblor del presidente López por la llegada de la escuadra estadounidense. Luego, al final, aunque se alude a que la paz es el mayor deseo, se dice que el objetivo de la flota es vengar los insultos proferidos por Paraguay a Estados Unidos.
Finalmente, la mayor parte de las reclamaciones se zanjaron pacíficamente y paraguayos y estadounidenses firmaron un tratado el 4 de febrero. Semanas más tarde, en marzo, el brigadier general Francisco Solano López, Ministro de Guerra y Marina e hijo del presidente paraguayo, promulgó desde la fortaleza de Humaitá una proclama dando las gracias a los soldados movilizados contra la expedición estadounidense. En esta proclama podemos leer lo siguiente:
“Soldados: Habéis sido llamados a las armas, cuando la Patria estaba amenazada; cuando parecía necesaria sostener con la sangre, sus derechos sacrosantos; cuando era necesario mostrar al mundo, el entusiasmo y el valor del soldado paraguayo. […] No hay uno solo de vosotros que no haya estado resuelto a discutir con el hierro y el plomo las grandes cuestiones que se agitaban entre los dos polos de América.”
Meses después, en agosto, el presidente Buchanan escribió una carta a su homólogo paraguayo en términos amistosos en la que se alegraba por el arreglo de las desavenencias entre ambos gobiernos. Además, Buchanan da un dato que desconocíamos, la supuesta intención de López de enviar a su hijo a Estados Unidos para el canje de las ratificaciones del Tratado firmado en febrero. Las amistosas palabras de Buchanan en esta carta contrastan con las que el mismo escribiría en su biografía, en la que se refiere al presidente López con más antipatía y le acusa de haber desafiando a Estados Unidos por creerse protegido por su lejana y apartada posición.
Años más tarde, en 1862, ya durante la Guerra de Secesión, algunos ciudadanos estadounidenses seguían reclamando a Paraguay ciertas cantidades económicas, lo que, como vemos en algunos documentos, obligó a intervenir al famoso presidente Abraham Lincoln.
También durante la Guerra de Secesión volvemos a encontrarnos con varios miembros de la Paraguay Expedition, pero en esta ocasión luchando contra la Unión como marinos al servicio de la Confederación. Uno de ellos fue John McIntosh Kell que sirvió a bordo del CSS Sumter, un corsario confederado que en 1861 capturó varias naves en aguas de Cuba y Venezuela. A continuación, en 1862 encontramos a Kell a bordo del CSS Alabama, otro corsario confederado que recorrió el Atlántico y el Índico durante los siguientes dos años, en los que capturó o quemó más de 60 naves. Tras esto, ya al final de la guerra, Kell capitaneó el CSS Richmond en el río James, en Virginia.
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