Durante los primeros años de vida de la República de Chile, en la época de la Patria Nueva, el peligro español aún estaba presente, por lo que los chilenos, como otras naciones, armaron corsarios para luchar contra su antigua metrópoli. Uno de estos corsarios fue El Chileno, que en dos expediciones consiguió asestar varios golpes a los realistas.
El Chileno, un bergantín o bergantín-goleta construido al parecer en los Estados Unidos, había estado destinado al comercio con el nombre Adeline hasta que fue adquirido en 1817 por el comerciante chileno Felipe Santiago del Solar, el cual le cambió el nombre y solicitó una patente de corso para así poder actuar contra los españoles y, según él, “quemar, destruir, o apresar todos los buques enemigos que se encuentren durante la guerra,...”.
Tras serle concedida la patente el 20 de noviembre por la Junta Suprema Delegada, a El Chileno se le dotó de 12 piezas de artillería y de una tripulación de 90 hombres, capitaneados por Enrique Santiago o Enrique James, quizás un inglés o estadounidense. A continuación, hacia finales de año, el navío zarpó de Valparaíso y llegó a aguas peruanas a comienzos del siguiente año.
Ya el 7 de enero de 1818 el corsario chileno capturó al bergantín Zaeta a la altura de Arica, del cual tomó su cargamento de cacao, arroz y legumbres, para a continuación incendiarlo. Una semana más tarde a la altura de El Callao, El Chileno capturó al buque San Francisco de Paula, aunque no tenemos más noticias al respecto.
El virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, enterado de esto, envió dos navíos de guerra en su búsqueda, el bergantín Justiniano y la fragata Palafox. Debió ser esta última embarcación la que se enfrentó a El Chileno cerca de El Callao a finales de enero, haciendo huir, según algún testimonio, los corsarios a los realistas. A este mismo combate quizás se refiera una noticia recogida en una gaceta española, según la cual, la Palafox se enfrentó a un bergantín-goleta corsario cerca de Pisco y le hizo huir.
Poco después, El Chileno se presentó en el fondeadero de Huanchaco, al norte de Perú, donde capturó e incendió los bergantines Litre y Vigilante, que estaban cargados de trigo y arroz. Luego, días después, capturó al bergantín Mercedes en Paita, el cual fue enviado a Valparaíso con su cargamento de cacao y tabaco.
A continuación, El Chileno se dirigió al Golfo de Guayaquil, en el moderno Ecuador, donde el 6 de febrero abordó y capturó al navío San Ignacio, también conocido como El Diamante. Según publicaría meses después la Gazeta Ministerial de Chile, el San Ignacio, que se dirigía al puerto salvadoreño de Sonsonate, transportaba una gran cantidad de cacao.
Tras esto, el 11 de febrero, El Chileno avistó y persiguió a un convoy escoltado por la fragata española Tagle, a la cual alcanzó y con quien sostuvo un breve intercambio de disparos, haciéndola huir según un testimonio de la época, aunque según una gaceta española, fue la Tagle la que hizo huir al corsario.
Luego, El Chileno y el San Ignacio fueron a las islas Galápagos para hacer aguada. Tras unos días en aquellas islas, El Chileno siguió su expedición por aguas peruanas, mientras que al San Ignacio se le ordenó dirigirse a Valparaíso, a donde llegó en mayo. En ese mismo mes o en abril, El Chileno capturó cerca del río Tumbes, en el norte de Perú, a la fragata Inspectora, regresando finalmente a Valparaíso a finales de junio.
Tras este exitoso crucero, El Chileno volvió a salir a la mar en septiembre de ese mismo año, esta vez parece que con mejor preparación y quizás teniendo por capitán a un tal Coll. La primera presa del corsario chileno fue el bergantín Bolero frente a Huanchaco en diciembre, al cual solo pudo capturar tras un combate de una hora, y al que luego envió a Valparaíso. Tras esto, días después fue capturado el San Antonio en aguas del Golfo de Guayaquil.
A continuación, El Chileno se dirigió a aguas de Nueva España, el actual México, llegando, según algunos autores, ya en 1819, a aguas californianas, donde al parecer habría capturado varios barcos frente a San Francisco y en el golfo de California, llegando a recalar en Monterrey, aunque sobre esto no tenemos mucha información.
Luego, más al sur, el 18 de febrero El Chileno capturó a la fragata Cazadora frente a Acapulco, la cual quedó en manos del segundo capitán del buque corsario. Según el relato posterior, la tripulación de la Cazadora no se resistió al no tener listas las armas para el combate. Así, tras unos días como prisioneros, los tripulantes de la Cazadora fueron dejados en tierra por los marineros de El Chileno, los cuales son llamados ingleses en documentos de la época.
Días después, a principios de marzo, y como veremos con más detalle en el siguiente video, El Chileno tuvo un enfrentamiento frente al puerto mexicano de San Blas con la Santa Rosa de Chacabuco, una corbeta corsaria de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Poco después, El Chileno fue avistado de nuevo por estos corsarios, pero se alejó a toda velocidad.
Más tarde, a principios de abril, El Chileno volvió a enfrentarse con la Chacabuco frente al puerto nicaragüense de El Realejo, y tras causarle algunos daños, prosiguió su travesía hacia el sur, llegando a Valparaíso en junio, donde naufragó a principios de julio.
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