Como vimos en otro video, a principios de 1918, en el marco de la Primera Guerra Mundial, se conoció un supuesto plan alemán para invadir Uruguay, lo cual alarmó al gobierno del presidente Viera. Aunque esta amenaza no se materializó, poco después, en marzo, un incidente con un submarino alemán a punto estuvo de provocar un conflicto entre Uruguay y Alemania.
Todo comenzó a principios de mes. En esas fechas el vapor español Infanta Isabel de Borbón zarpó de Montevideo con destino a España. A bordo, entre los numerosos pasajeros, se encontraba una misión militar uruguaya integrada por el general Julio Dufrechou, tres coroneles y un capitán que se dirigía a Francia para estudiar las operaciones militares en el frente occidental.
Según testimonios de la época, cerca de las islas Canarias el buque fue detenido por un submarino alemán que revisó su documentación, dejándolo ir a continuación. Luego, un pesquero francés disparó contra el Infanta Isabel y lo abordó, dejándolo también ir.
Después, en la mañana del día 18, cuando el navío se encontraba entre las Canarias y la ciudad española de Cádiz, el submarino alemán U-157, no el U-214 como se dijo en muchas informaciones de la época, disparó dos cañonazos que cayeron muy próximos al Infanta Isabel.
De inmediato el buque se detuvo y a continuación una lancha del Infanta Isabel se dirigió al submarino para mostrar la documentación del navío. Poco después la lancha regresó con varios alemanes a bordo, los cuales iban armados y portaban bombas destinadas a hundir el vapor. Estos subieron al buque español y tomaron posesión de él. Luego comenzaron a revisar los pasaportes de todos los pasajeros. En ese instante descubrieron a los miembros de la misión uruguaya, a los cuales detuvieron sin hacer caso a la intercesión de un cónsul español que se hallaba a bordo.
Los uruguayos fueron llevados al submarino, donde quedaron a disposición del comandante del mismo, Max Valentiner. Este les mostró instrucciones del almirantazgo alemán en las que Uruguay aparecía en una lista de países que se encontraban en guerra con Alemania. Por tanto, Valentiner les comunicó que serían llevados como prisioneros de guerra a Alemania.
Sin embargo, a continuación Valentiner les dio la opción de ser liberados si firmaban un compromiso de honor de que no pisarían ningún país aliado y de que regresarían a Uruguay. Aunque Dufrechou manifestó que desconocía tal estado de guerra y que su misión solo era de estudio, él y sus compañeros no tuvieron más remedio que firmar aquel documento.
Sorprendentemente, luego los uruguayos fueron obsequiados con una comida a bordo del submarino. Por último Dufrechou y sus hombres fueron devueltos al buque español y regalaron a los alemanes una caja de champagne en agradecimiento al buen trato recibido. Tras ocho horas, el Infanta Isabel por fin pudo reanudar su viaje, llegando al día siguiente a Cádiz.
A partir de este momento, y mientras la misión uruguaya se encontraba en España, comenzaron las reclamaciones de Uruguay. Dichas reclamaciones se centraron en dos puntos, en la aclaración de si Alemania consideraba realmente que estaba en guerra con Uruguay y en la anulación del compromiso de honor firmado por los miembros de la misión. Sin embargo, hay que señalar que las comunicaciones entre uruguayos y alemanes se hicieron a través de Suiza, ya que Uruguay había roto relaciones diplomáticas con Alemania en octubre de 1917.
Lo primero que hicieron los uruguayos fue exigir a los alemanes que declararan si el comandante del submarino obró de acuerdo a instrucciones del Gobierno de Berlín, es decir, si Alemania se consideraba en guerra con Uruguay. En caso afirmativo, Uruguay tomaría las medidas convenientes, que según se publicó en aquella época sería la declaración del estado de guerra. Por el contrario, si la respuesta era negativa, los alemanes deberían exonerar de su compromiso a la misión uruguaya.
Poco después, ya en abril, el ministro de Estado español, Eduardo Dato, a petición del embajador alemán en España, comunicó al embajador uruguayo en Madrid que el gobierno imperial estaría dispuesto a anular el compromiso suscrito por la misión uruguaya a cambio de que el gobierno oriental intercediera con el de Francia para que una misión militar chilena detenida en España pudiera pasar a Alemania a través del territorio francés.
A continuación, los uruguayos recibieron una comunicación de los suizos. En ella los alemanes liberaban a la misión uruguaya del compromiso firmado, pero al mismo tiempo pedían que Uruguay mediara con Francia en el asunto de la misión chilena, la cual también había llegado a España en el Infanta Isabel.
El gobierno uruguayo, como después explicaría Baltasar Brum, ministro de Relaciones Exteriores, no aceptó la anulación del compromiso e hizo hincapié en que primero debía aclarase si Alemania consideraba que estaba en guerra con Uruguay.
Poco después Alemania declaró que no se encontraba en estado de guerra con Uruguay, pero volvió a recordar el asunto de la misión chilena. Entre tanto el gobierno de Uruguay preguntó al de Chile si deseaba su mediación, a lo que los chilenos se negaron.
Los uruguayos pusieron esto en conocimiento de los alemanes, los cuales finalmente declararon a mediados de mayo que exoneraban de su compromiso a la misión uruguaya, acabando así un incidente en el que un estado de guerra inexistente pudo llevar a un verdadero conflicto armado entre Alemania y Uruguay.
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