Calígula fue hijo del renombrado general Germánico, querido y apreciado tanto por el pueblo como por el ejército que, tras la muerte de Augusto, trataron de hacerlo emperador. Durante su carrera militar sirvió brillantemente en Iliria, Germania y Oriente, y su muerte fue muy sentida por el pueblo. Calígula utilizó este cariño a su padre para asentarse en el trono.
Cuentan las fuentes que Calígula mantuvo relaciones incestuosas con sus hermanas, Agripina la Menor, Julia Livila y Julia Drusila, aunque mostró una especial predilección con está última, a la que trataba abiertamente como a su legítima esposa.
Como ya hiciera su bisabuelo, Augusto, Calígula hizo profanar la tumba de Alejandro Magno, pero a diferencia de aquel, en lugar de homenajearlo, tomó la coraza del macedonio y la usaba como vestimenta, como dice Suetonio.
En el año 40 Calígula hizo venir a Roma Ptolomeo, rey de Mauritania. Según Suetonio, Calígula lo hizo matar por los celos que le causó que atrajera las miradas del público en el anfiteatro. En cambio, Dion Casio dice que fue debido a las riquezas de Ptolomeo. Por otro lado, Séneca dice que Ptolomeo fue arrestado y llevado a Roma. Este crimen fue especialmente grave ya que Ptolomeo era primo de Calígula. Mientras que Ptolomeo era nieto de Marco Antonio y Cleopatra, Calígula era bisnieto de Marco Antonio y de Octavia la Menor.
Este mismo año, Suetonio y Dion Casio nos dicen que Calígula preparó todo para invadir Britania, pero que el último momento abortó la operación y ordenó a los soldados recoger conchas, como si fueran los despojos de su triunfo sobre el océano. A continuación mandó construir un faro y llevar las trirremes a Roma por vía terrestre. Para algunos historiadores modernos solo se trató de unas maniobras militares, para otros de una misión de exploración para una futura expedición.
Cuenta Suetonio que Anzio, al sur de Roma, fue probablemente el lugar en el que nació Calígula y que por eso sentía un especial apego hacia ese lugar, tanto, que en los últimos meses de su reinado tenía planeado “trasladar allí el asiento y residencia del imperio, pues se hallaba hastiado de Roma”. Algo que el mismo autor repite en otro pasaje al decirnos que Calígula “tenía decidido trasladar su residencia a Anzio, y después a Alejandría...”.
Nos cuentan Josefo, Tácito y otros que Calígula ordenó colocar una estatua suya en el Templo de Jerusalén lo que a punto estuvo de provocar una revuelta de los judíos, aunque, debido a su muerte, la estatua nunca fue colocada en el Templo. Según otras fuentes, Herodes Agripa fue el que convenció a Calígula para que no levantara la estatua en el templo, pero este dio una segunda orden para convertir el Templo en el Templo del Nuevo Júpiter, el ilustre Gayo.
Calígula, que se creía por encima de los príncipes y de los reyes, comenzó a atribuirse la majestad divina y por ello hizo traer de Grecia las estatuas de los dioses para quitarles la cabeza y ponerles la suya. Una de estas estatuas fue la de Júpiter Olímpico, la que según Suetonio, a modo de prodigio anunciando la muerte del emperador, soltó una carcajada.
Al tiempo que Calígula fue asesinado, también lo fue su cuarta mujer, Cesonia, y su única hija Julia Drusila, la que, según Suetonio, fue estrellada contra la pared.
Tras su muerte, cuentan varios historiadores, entre sus pertenencias se encontró “un cofre enorme, lleno de diversos venenos, los cuales, cuando luego fueron arrojados al mar por Claudio, infectaron, según dicen, las aguas, causando la muerte de los peces, cuyos restos arrojó la marea sobre las playas cercanas”.
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