En el año 663 el emperador bizantino Constante II dirigió una campaña contra los lombardos del Ducado de Benevento, en el sur de Italia. Hay que recordar que desde hacía un siglo los lombardos poseían gran parte de Italia, mientras que los bizantinos conservaban algunos reductos repartidos por la península. Después de unos éxitos iniciales contra Grimoaldo I Constante se vio obligado a abandonar los territorios lombardos y retirarse hacia. Roma, junto al Papa Vitaliano. Teófanes el Confesor, entre otros, nos dice que Constante quería transferir la capital a Roma desde Constantinopla.
Más tarde Constante se instaló en la ciudad siciliana de Siracusa, la cual se convirtió de facto en la capital del Imperio bizantino. La elección de este lugar quizás obedeció a su situación estratégica, entre el norte de África, amenazado por los árabes, los territorios bizantinos de Italia y Grecia.
Tanto Dionisio de Tel Mahre, como Agapius, Miguel el Sirio y la Crónica de 1234, que dependen de la Crónica de Teófilo de Edesa, dicen que hacia septiembre del año 668, o quizás en julio, Constante fue asesinado en Siracusa. Constante se encontraba en una casa de baños cuando fue golpeado por un sirviente y, aunque fue llevado a su palacio, murió dos días después. Teófanes dice que los motivos para matar a Constante fue que el pueblo le odiaba, entre otras cosas, por matar a su hermano, por arrestar y exiliar al Papa Martín I y por arrancar la lengua al conocido teólogo Máximo el Confesor.
Tras el entierro de Constante una asamblea eligió como emperador al armenio Mezezio, el cual parece que al principió se negó. Mezezio, según Miguel el Sirio, tenía el rango de patricio. Las fuentes nos dicen que Mezezio era un joven apuesto, inteligente y que poseía un gran valor y coraje. Una supuesta carta del año 726 dirigida por el Papa Gregorio II al emperador Léon III dice que Mezezio era “Comes de Opsikion”, es decir, Conde del Thema de Opsikion, en Anatolia occidental. Sin embargo, otra interpretación dice que Mezezio era realmente el comandante de la escolta de Constante. Según esta misma carta, fueron los obispos de Sicilia los que animaron a Mezezio a rebelarse contra el hereje Constante.
Nada sabemos de lo que sucedió durante de los escasos meses que duró la usurpación de Mezezio. Ni siquiera conocemos hasta donde se extendió su control, si llegó más allá de Siracusa, si se extendió por Sicilia o si alcanzó otros territorios del occidente bizantino. Durante su usurpación tuvo tiempo de acuñar monedas de oro, de las que se conservan algunos ejemplares.
Una vez enterado de la muerte de su padre, Constantino IV, que estaba asociado al trono con él, organizó una expedición a Sicilia hacia primavera, o febrero, del año 669. Pero aquí las fuentes discrepan. Según unas, como Teófanes, Agapius o Miguel el Sirio, el mismo Constantino encabezó un gran ejército hacia Sicilia. Allí capturó a Mezezio y lo masacró. Luego capturó a todos los relacionados con la muerte de su padre y con la entronización de Mezezio, a unos los mató, a otros los encarceló y a otros los envió al exilio. Tras esto, Constantino puso orden en Occidente y regresó a Constantinopla junto con el cuerpo de su padre.
Otras fuentes, como el Liber Pontificalis y Pablo el Diácono nos dicen que ejércitos bizantinos llegados desde Istria, Campania, África y Cerdeña fueron a Siracusa y acabaron con la vida de Mezezio, sin mencionar a Constantino. La cabeza de Mezezio fue llevada a Constantinopla junto a sus colaboradores, que también fueron decapitados. Tiempo después, según Miguel el Sirio, Juan, hijo de Mezezio se sublevó en Sicilia y Constantino tuvo que marchar sobre él. Pero es posible que esto se trate de un error del cronista y que Constantino solo realizara una campaña en Sicilia.
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