miércoles, 23 de diciembre de 2020

LE EXPEDICIÓN ROMANA A YEMEN EN LA POESÍA LATINA.

Además de en las fuentes históricas la campaña romana en la Arabia Felix tuvo ecos en la poesía. Brevemente señalaremos estos ecos: 

Horacio, Odas, 1, 29, 1-5: 

¿Ahora envidias, Iccio, los ricos tesoros de los árabes, 
preparas sangrienta guerra a los reyes, antes no domados, de Saba 
y forjas las cadenas que han de oprimir al horrible medo? 

Horacio, Odas, 1, 35, 38-40: 

Así, ¡oh César!, forjes de nuevo 
en el yunque los aceros embotados 
y domes con ellos a los árabes y masagetas. 

Virgilio, Eneida, 8, 704-706: 

Lo advierte Apolo, el de Accio, y apresta al punto el arco allá en la altura. 
Aterrado a su vista todo Egipto y la India y toda Arabia y todos los sabeos 
van dándose a la fuga. 

Propercio, Elegías, 2, 10, 13-18: 

El Éufrates ya se niega a que el jinete parto pueda mirar a 
sus espaldas y se arrepiente de haber retenido a los Crasos; 
incluso India, Augusto, entrega su cerviz a tu triunfo 
y la región de Arabia sin conquistar tiembla ante ti; 
y, si alguna tierra se te resiste en los últimos confines, 
¡que ésa pronto sea tomada y sienta tu mano! 

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LA EXPEDICIÓN ROMANA A YEMEN EN EL SIGLO I a. C.

Durante los casi cinco siglos de existencia del Imperio Romano las legiones romanas llevaron sus campañas a territorios tan remotos como la actual Escocia, hasta más allá del Rin y del Danubio, al Sahara y hasta Mesopotamia, pero es menos conocida la expedición que en tiempos de Augusto llegó hasta el sur de Arabia, lo que ahora es Yemen. 

En época romana esta parte de Arabia se conoció como Arabia Felix o Feliz, llamada así por su fertilidad y riqueza. La expedición fue enviada por Augusto, como se refleja en la Res Gestae, tuvo lugar entre los años 26 y 24 a. C. y estaba comandada por Elio Galo, prefecto de Egipto. Sobre la expedición de Elio Galo al sur de Arabia la principal fuente es Estrabón, el cual era su amigo y por tanto bien conocedor de esta campaña. También nos aportan alguna información Plinio el Viejo y Dion Casio. 

Nos cuenta Estrabón que la expedición tenía como objetivo explorar el país de los árabes y también el de los etíopes, con el fin último de comerciar con estos pueblos o, por el contrario, conquistarlos debido a las riquezas en plantas aromáticas, piedras preciosas y oro que se les presuponía. Los historiadores modernos creen que el motivo de la expedición era controlar las rutas comerciales y el Estrecho de Bab-el-Mandeb, entre Arabia y África. 

Elio Galo hizo construir unas ochenta naves de guerra (birremes y trirremes) en Cleopátride, también conocida como Arsinoe, en el Golfo de Suez. A continuación, hizo construir otras 130 naves de carga, al considerarlas más optimas para su expedición. En ellas iban “unos diez mil soldados de infantería, reunidos entre las fuerzas romanas de Egipto más los aliados, entre los que había” mil nabateos y quinientos judíos enviados por Herodes el Grande, dato que corrobora Flavio Josefo. En su viaje serían guiados por el gobernador nabateo Sileo. 

Tras quince días de un viaje a través del Mar Rojo lleno de penalidades en el que perdieron muchas naves llegaron al puerto nabateo de Leuke Kome, cuya localización se desconoce, aunque es posible que estuviera próximo al Golfo de Aqaba. Allí debieron permanecer los romanos varios meses a causa de las enfermedades. Dion Casio dice que se trataba de una enfermedad desconocida. Según Estrabón el verdadero objetivo de Sileo era, con ayuda romana, hacerse señor de aquella parte de Arabia y luego traicionar a estos y dejarlos morir de hambre y enfermedades en esas tierras, por eso los engañó y los guio por malos caminos. 

Desde Leuke Kome la expedición siguió por tierra hasta el territorio de Aretas, pariente del rey nabateo Obodas III, probablemente cerca de la actual ciudad de Medina, en Arabia Saudí. Tras dejar atrás aquella región atravesaron las tierras de Ararene, quizás la moderna Jizán. Desde allí tardaron cincuenta días en llegar a la ciudad de los negranos, la actual Najrán, la cual tomaron. Cuenta Estrabón que tuvo lugar una batalla contra los bárbaros de la región en la que murieron diez mil de ellos por solo dos romanos. 

A continuación, los romanos tomaron las ciudades de Asca y Atrula. Cerca de esta última se encontró una inscripción funeraria greco-latina que podría datarse en esta época. Más adelante, los romanos asediaron Marsiaba, en el corazón de Yemen, aunque no la conquistaron. Cuando los romanos se encontraban cerca su objetivo, de las tierras productoras de incienso, es decir, del mítico Reino de Saba, debieron regresar por la falta de agua. Por su parte, Dion Casio y Plinio el Viejo añaden más información. Dion dice que los bárbaros se aprovecharon de la enfermedad que atacaba a los romanos para expulsarlos de su país. Autores modernos han pensado que esta enfermedad pudo estar causada por los árabes, que habrían envenenado los pozos. Plinio nos cuenta que, además de las ciudades citadas por Estrabón, fueron tomadas las de Nesto, Nesca, Maguso, Caminaco y Labetia. 

Los romanos retrocedieron hasta la ciudad de Negrana y desde allí la ruta discurrió por Hepta Freata, Caala, Malota y Egras. En este punto Elio Galo se dio cuenta del engaño de Sileo, pues en el viaje de ida habían tardado seis meses pero en el de vuelta solo tardaron dos meses. Desde Egras, en territorio nabateo, los romanos supervivientes navegaron hasta el puerto egipcio de Myos Hormos y desde allí a Coptos y finalmente a Alejandría. 

Termina Estrabón esta parte de su relato diciendo que la mayoría de los soldados murieron por enfermedades, hambre y agotamiento, que la expedición no aportó nada a Roma y que Sileo, por su engaño, fue decapitado. Posteriormente, en otra parte de su obra, Estrabón se lamenta de la traición de Sileo, sin la cual Elio Galo podría haber conquistado toda la Arabia Feliz. Para terminar y, como curiosidad, hay que mencionar que Galeno cuenta que Elio Galo trajo de Arabia un antídoto contra las picaduras de escorpión que le entregó a Augusto. 

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viernes, 11 de diciembre de 2020

USURPADORES Y REBELDES DURANTE EL REINADO DEL EMPERADOR BIZANTINO CONSTANTE II.

Constante II fue asesinado por los conspiradores que hicieron emperador en Sicilia al armenio Mezezius, pero durante su reinado tuvieron lugar otras usurpaciones y rebeliones, algunas muy importantes, de las que hablaremos a continuación. 

Mauricius Chartularius. Hacia el año 638 el emperador Heraclio intentó obligar al Papa a aprobar la Ekthesis, cuando este se negó el emperador envió a Roma al Chartularius Mauricio y al exarca de Rávena Isaac. Ambos ocuparon y saquearon Letrán. En el 643 Mauricio se rebeló en Roma contra Heraclio e Isaac. Este último envió e Donus, que acabó con la rebelión. Aunque Mauricio se refugió en una iglesia acabó siendo decapitado y su cabeza fue expuesta en Rávena. 

Valentinus. Valentinus, un armenio de la familia Arsácida con altas responsabilidades en el Imperio, había conseguido casar a su hija Fausta con Constante II. En el año 644 llegó a Constantinopla con un gran ejército e intentó arrebatarle la corona a su yerno, pero el mismo pueblo le rechazó y acabó con su vida. 

Gregorio el Patricio. El patricio Gregorio, exarca de África, se rebeló, por motivos religiosos, entre 646 y 647 en este territorio y se proclamó emperador. Su rebelión acabó cuando fue atacado por los árabes y murió en batalla contra ellos, aunque algunas fuentes afirman que consiguió huir a Constantinopla, donde se reconcilió con Constante II. 

Olympius. En el año 649 el emperador Constante II ordenó al exarca de Rávena, Olympius, que detuviera al Papa Martín I, cuya elección no aprobaba, y que obligara a los obispos a que firmaran el Typos. Olympius finalmente no cumplió las ordenes y se alzó entre el 650 y el 652. El usurpador se traslado hacia Sicilia, aunque no se sabe si para luchar contra otros bizantinos o contra alguna incursión sarracena. Finalmente, Olympius murió en el año 652. 

Theodoros Pasagnathes. Patricio de los Armenios, Teodoro se rebeló entre los años 654 y 655. Primero firmó una tregua con los árabes y luego aceptó su soberanía. A continuación, los bizantinos expulsaron a Teodoro de Armenia, pero este consiguió retornar y hacerse con el gobierno de Armenia, aunque finalmente los árabes lo depusieron y lo enviaron a Damasco, donde murió. 

Saborius. Entre los años 667 y 668 el armenio (o persa) Saborius se rebeló contra Constante II en el noreste de Anatolia. Aprovechando la ausencia del emperador, que se encontraba en Sicilia, y con en el apoyo de los árabes, Saborius se hizo con gran parte de Anatolia, aunque cuando se preparaba para marchar sobre Constantinopla murió al caer de su caballo. 

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MEZEZIO, UN EMPERADOR ARMENIO EN LA SICILIA BIZANTINA.

En el año 663 el emperador bizantino Constante II dirigió una campaña contra los lombardos del Ducado de Benevento, en el sur de Italia. Hay que recordar que desde hacía un siglo los lombardos poseían gran parte de Italia, mientras que los bizantinos conservaban algunos reductos repartidos por la península. Después de unos éxitos iniciales contra Grimoaldo I Constante se vio obligado a abandonar los territorios lombardos y retirarse hacia. Roma, junto al Papa Vitaliano. Teófanes el Confesor, entre otros, nos dice que Constante quería transferir la capital a Roma desde Constantinopla. 

Más tarde Constante se instaló en la ciudad siciliana de Siracusa, la cual se convirtió de facto en la capital del Imperio bizantino. La elección de este lugar quizás obedeció a su situación estratégica, entre el norte de África, amenazado por los árabes, los territorios bizantinos de Italia y Grecia. 

Tanto Dionisio de Tel Mahre, como Agapius, Miguel el Sirio y la Crónica de 1234, que dependen de la Crónica de Teófilo de Edesa, dicen que hacia septiembre del año 668, o quizás en julio, Constante fue asesinado en Siracusa. Constante se encontraba en una casa de baños cuando fue golpeado por un sirviente y, aunque fue llevado a su palacio, murió dos días después. Teófanes dice que los motivos para matar a Constante fue que el pueblo le odiaba, entre otras cosas, por matar a su hermano, por arrestar y exiliar al Papa Martín I y por arrancar la lengua al conocido teólogo Máximo el Confesor. 

Tras el entierro de Constante una asamblea eligió como emperador al armenio Mezezio, el cual parece que al principió se negó. Mezezio, según Miguel el Sirio, tenía el rango de patricio. Las fuentes nos dicen que Mezezio era un joven apuesto, inteligente y que poseía un gran valor y coraje. Una supuesta carta del año 726 dirigida por el Papa Gregorio II al emperador Léon III dice que Mezezio era “Comes de Opsikion”, es decir, Conde del Thema de Opsikion, en Anatolia occidental. Sin embargo, otra interpretación dice que Mezezio era realmente el comandante de la escolta de Constante. Según esta misma carta, fueron los obispos de Sicilia los que animaron a Mezezio a rebelarse contra el hereje Constante. 

Nada sabemos de lo que sucedió durante de los escasos meses que duró la usurpación de Mezezio. Ni siquiera conocemos hasta donde se extendió su control, si llegó más allá de Siracusa, si se extendió por Sicilia o si alcanzó otros territorios del occidente bizantino. Durante su usurpación tuvo tiempo de acuñar monedas de oro, de las que se conservan algunos ejemplares. 

Una vez enterado de la muerte de su padre, Constantino IV, que estaba asociado al trono con él, organizó una expedición a Sicilia hacia primavera, o febrero, del año 669. Pero aquí las fuentes discrepan. Según unas, como Teófanes, Agapius o Miguel el Sirio, el mismo Constantino encabezó un gran ejército hacia Sicilia. Allí capturó a Mezezio y lo masacró. Luego capturó a todos los relacionados con la muerte de su padre y con la entronización de Mezezio, a unos los mató, a otros los encarceló y a otros los envió al exilio. Tras esto, Constantino puso orden en Occidente y regresó a Constantinopla junto con el cuerpo de su padre. 

Otras fuentes, como el Liber Pontificalis y Pablo el Diácono nos dicen que ejércitos bizantinos llegados desde Istria, Campania, África y Cerdeña fueron a Siracusa y acabaron con la vida de Mezezio, sin mencionar a Constantino. La cabeza de Mezezio fue llevada a Constantinopla junto a sus colaboradores, que también fueron decapitados. Tiempo después, según Miguel el Sirio, Juan, hijo de Mezezio se sublevó en Sicilia y Constantino tuvo que marchar sobre él. Pero es posible que esto se trate de un error del cronista y que Constantino solo realizara una campaña en Sicilia. 

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