sábado, 26 de octubre de 2024

El ataque del mauritano Bogud a Gades según el filósofo Porfirio (FHA V)

 


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LAS INVASIONES MAURI DE HISPANIA (47-38 a. C.)

Como hemos visto en otros videos, durante su historia la Hispania romana fue invadida varias veces, casi siempre por el norte, pero es menos conocido que en otras ocasiones fue invadida desde el norte de África. Este fue el caso los ataques llevados a cabo por los mauri  del rey Bogud en el periodo tardorrepublicano. 

La primera noticia que tenemos sobre Bogud es del 49 a. C, año en que comenzó la guerra entre Pompeyo y Julio César. Este último nombró rey de la Mauritania occidental, lo que hoy es el norte de Marruecos, a Bogud, y rey de la Mauritania oriental a Boco, ambos enemigos del pompeyano Juba I, rey de Numidia. 

Debió de ser quizás en está época en la que debamos situar la noticia que nos transmite Suetonio, según la cual Julio César tuvo un amorío con la reina Eunoe, mujer de Bogud, a quienes el romano hizo “multitud de regalos de valor incalculable”. 

La siguiente noticia que tenemos sobre Bogud es de hacia el año 47, momento en el que había estallado una rebelión contra el gobernador cesariano de la Hispania Ulterior. Este, llamado Quinto Casio Longino, llamó en su ayuda a Bogud y a Lépido. Según leemos en las fuentes, Bogud llegó con sus tropas, a las que agregó auxiliares hispanos, y a continuación atacó a los rebeldes, a los que hizo retroceder tras encarnizados combates. No tenemos muchos más detalles, pero Estrabón cuenta que los jinetes mauri luchaban con jabalina, mientras que los que combatían a pie llevaban escudos de piel de elefante y vestían con pieles de león, leopardo y oso. 

Luego, un año después, durante la guerra de África que enfrentó a pompeyanos y cesarianos, Pompeyo el Joven, hijo del difunto Pompeyo, atacó la ciudad de Ascuro con un ejército de esclavos y hombres libres, aunque los ascurianos los derrotaron sin problemas. Sin embargo hay que señalar que aunque las fuentes situan Ascuro en el reino de Bogud, la llamada Mauritania Bogutiana, hay quien cree que en realidad esta ciudad estaba en los dominios de Boco. 

Un año más tarde, en el 45, Julio César se enfrentó a los hijos de Pompeyo en la batalla de Munda, en el sur de Hispania. Según Dion Casio ambos ejércitos “contaban con muchos nativos y mauri además de las tropas de ciudadanos y de mercenarios; Boco (…) mandó sus hijos a Pompeyo [el Joven], mientras que Bogud en persona luchó junto a César”. Sobre Bogud, añade Dion Casio, que cuando el combate estaba más igualado, se lanzó contra el ejército de Pompeyo el Joven con su caballería, lo que provocó que el pompeyano Labieno fuera hacia él. Esto fue interpretado por los pompeyanos como una huida, lo que les desanimó e hizo que los cesarianos cobraran ventaja y finalmente ganaran la batalla, lo que convierte así en decisiva la actuación de Bogud. 

Tan solo un año después de la batalla de Munda, Julio César fue asesinado, perdiendo así Bogud a su patrono y aliado. Tras esto, es posible que debamos situar la noticia de Estrabón sobre la expedición que Bogud realizó contra los etíopes occidentales. 

A continuación, volvemos a encontrar a Bogud en el año 41. A partir de esta fecha, o quizás antes, vemos a Bogud apoyando a Marco Antonio en su guerra contra Octaviano, mientras que este contaba con el apoyo de Boco. Así, hacia los años 41 o 40, durante la guerra de Perusia que enfrentó a Octaviano con la esposa y el hermano de Marco Antonio, este último, llamado Lucio Antonio, persuadió a Bogud para que atacara a Carrinas, el hombre de Octaviano en Hispania. 

Durante ese mismo ataque, o algo después, algunos autores sitúan el asedio de Bogud a Gades, la actual Cádiz, en el sur de España. Esto lo conocemos por el filósofo Porfirio, quien cuenta que Bogud intentó tomar el rico santuario de Heracles que había en esta ciudad. 

Tras esto volvemos a encontrar a Bogud en el año 38, momento en el que se sitúa tradicionalmente su última invasión de Hispania, controlada por entonces por Octaviano. Según cuenta Dion Casio “Bogud el Moro navegó a Hispania, bien por encargo de Antonio bien por decisión propia”. Sobre esto hay que señalar que si hubiera sido por encargo de Marco Antonio, quizás la fecha de la invasión habría que adelantarla o atrasarla, ya que en ese año Octaviano y Antonio estaban en paz. 

Sea como fuere, Dion Casio añade que Bogud “causó  muchos males”, quizás en referencia al ataque al santuario de Heracles en Gades que algunos historiadores fechan en este momento y no en el 41-40. Luego Dion Casio dice que aparte de los daños causados, Bogud también los sufrió, ya que durante su ausencia los mauri de la zona de Tingis, la actual Tánger, se sublevaron contra él, por lo que el rey tuvo que abandonar Hispania. Sin embargo, Bogud no pudo retomar sus dominios, ya que Boco, en unión a los hombres de Octaviano en Hispania, le arrebató su reino, por lo que el destronado rey marchó a Oriente junto a Marco Antonio. 

Finalmente, las últimas noticias que tenemos de Bogud es que mientras luchaba para Marco Antonio en Grecia en el año 31 fue asesinado por Agripa en la ciudad de Metone, en el suroeste del Peloponeso, tiempo antes de la batalla de Actium, aunque Plutarco dice que el rey mauritano sí llegó a participar en este combate.

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domingo, 20 de octubre de 2024

Las costumbres de los hunos y de los alanos según Amiano Marcelino (libro XXXI)









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LAS DOS MUJERES QUE SALVARON AL IMPERIO ROMANO

En el verano del año 378 d. C. los godos derrotaron a los romanos en la batalla de Adrianópolis, lo que llevó al Imperio a un momento crítico que amenazó su misma supervivencia, aunque la actuación de dos mujeres, Dominica y Mavia, lo evitó. 

Como hemos dicho, todo sucedió en el 378. El 9 de agosto de ese año un ejército de godos y alanos liderado por Fritigerno venció a las tropas romanas cerca de la ciudad de Adrianópolis, en lo que hoy es la Turquía europea. En la misma batalla o poco después pereció el emperador del Oriente romano, Valente, lo que dejó a aquella parte del Imperio descabezada y a esa zona de los Balcanes en manos de los godos. 

Tras la batalla, los godos asediaron Adrianópolis en busca de los tesoros de Valente, aunque se vieron obligados a abandonar el sitio debido a la encarnizada resistencia que encontraron. Después, los godos se dirigieron hacia el sureste y se asentaron junto a Perinto, ciudad situada a orillas del mar de Mármara y a solo dos días al oeste de Constantinopla, la actual Estambul. En este punto, cuenta el historiador Amiano Marcelino que contingentes de hunos y alanos se unieron a Fritigerno. 

En ese momento los godos y sus aliados asolaron toda la región. Luego, desde Perinto, “como su ansia por conseguir ricos botines era insaciable, en una marcha rápida, conservando las formaciones cuadradas por temor a las emboscadas, se dirigieron a Constantinopla dispuestos a realizar todo tipo de intentos para destruir esta famosa ciudad”. 

Por entonces Constantinopla era la capital del Oriente romano y la ciudad más importante de todo el Imperio, cuya toma por los godos hubiera herido de muerte al Imperio romano. Sin embargo, dos mujeres lo evitaron, la emperatriz Dominica, viuda de Valente, y Mavia, reina de los sarracenos, en otro tiempo rebelde contra los romanos y ahora fiel aliada. El papel de ambas en la defensa de Constantinopla ya fue puesto de relieve por varios autores de la Tardoantigüedad, como Sócrates Escolástico y Sozomeno de Gaza. 

Como hemos dicho, los godos se dirigieron a Constantinopla, se acercaron a sus murallas y devastaron sus suburbios. En ese momento Dominica se puso al frente de la resistencia, hizo que se distribuyera dinero del tesoro imperial entre todos aquellos ciudadanos que se habían armado y presentado voluntarios para salir a luchar contra los godos. Un historiador, Teófanes el Confesor, incluso dice que fue Dominica la que sacó a la gente de la ciudad para luchar contra los bárbaros. 

Además de estos voluntarios, se nos cuenta en varias historias que tropas sarracenas, es decir, árabes, enviadas por la reina Mavia se distinguieron en la defensa de Constantinopla. Sobre estas tropas hay varias dudas. En primer lugar, si se trata de los mismos sarracenos que fueron usados por Valente para expulsar a los godos de los alrededores de Constantinopla antes de la batalla de Adrianópolis y si este raid realmente sucedió; en segundo lugar, su número, ya que unas fuentes hablan de un pequeño contingente y otras de un ejército; y en tercer lugar, su verdadero estatus, si eran meros federados o si como sostiene algún autor moderno eran tropas de élite de la guardia personal de Valente, primero, y de Dominica, después. 

Sea como fuere, según el mencionado Amiano, los sarracenos “se dispusieron a la lucha y salieron confiados de la ciudad. Tras un combate largo y duro, ambos bandos se retiraron con pérdidas similares”. A continuación, este autor añade que “los orientales cobraron ventaja tras un hecho insólito nunca antes visto. Y es que uno de sus hombres, con pelo largo y con [casi] todo el cuerpo desnudo (...), lanzando un alarido ronco y lúgubre, sacó un puñal y se lanzó en mitad de la tropa de los godos. Entonces, mató a uno de los enemigos, acercó los labios a su garganta y bebió la sangre que se estaba derramando. Los bárbaros, aterrados ante esta monstruosa escena, no mostraron ya su ferocidad habitual y, cada vez que intentaban hacer algo, avanzaban con paso vacilante. Posteriormente, su audacia disminuyó aún más cuando advirtieron la gran longitud de las murallas, las grandes dimensiones de los bloques, las riquezas inaccesibles de la ciudad y la populosa población que la habitaba, (…) [por lo que,]  después de recibir más bajas de las que causaron, abandonaron aquella zona y se dispersaron por las provincias del norte, (…)”. 

De este modo, el pueblo armado por Dominica y las tropas árabes de Mavia vencieron a los godos, quienes se retiraron de Constantinopla, la cual se salvo así de forma heroica.

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domingo, 13 de octubre de 2024

1912, el bombardeo italiano de Beirut

 


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LA ASOMBROSA HISTORIA DE BEIRUT

A raíz de los sucesos de estos días, durante los siguientes minutos haremos un breve repaso a la convulsa y poco conocida historia de Beirut, ciudad que a lo largo de su larga vida a pasado por manos egipcias, macedonias, romanas, cruzadas y hasta rusas. 

Aunque se sabe que lo que hoy es Beirut estuvo poblada desde hace miles de años, este puerto levantino parece que entró en la historia gracias a sus contactos con los egipcios en el siglo XVIII a. C., durante el Imperio Medio. Más tarde, en el siglo XVI o XV, durante el Imperio Nuevo, es posible que Beirut, como el resto de la región sirio-palestina, cayera en manos egipcias. Luego, en el siglo XIV en las cartas de Amarna encontramos referencias al “rey de Biruta”, es decir, Beirut. A continuación, durante el siglo XIII, parece que Beirut fue una de las ciudades más importantes de la región, aunque esto acabó con la llegada de los Pueblos del Mar. 

Tras esto, durante los siguientes siglos no tenemos muchas noticias sobre Beirut, pero, como el resto de las ciudades-estado fenicias, debió caer en manos sucesivamente de los imperios neoasirio, neobabilónico y persa aqueménida. 

El dominio persa acabó en el año 332 antes de nuestra era cuando toda la región fue tomada por Alejandro Magno. Luego, tras su muerte, sus sucesores se repartieron su imperio, estando Fenicia en manos de varios de ellos hasta que hacia el año 300 toda la costa sirio-palestina quedó bajo el dominio de los Ptolomeos durante el siguiente siglo, hasta que hacia el 200 pasó a depender de los seléucidas. En ese tiempo la actual Beirut se conoció como Berytos, Laodicea en Fenicia y Laodicea en Canaán. Años después, hacia el 143, el usurpador Trifón destruyó Berytos. Más tarde, aprovechando las guerras civiles entre los últimos seléucidas, el armenio Tigranes II ocupó Siria y Fenicia entre los años 83 y 69. 

A continuación, tras una breve reconquista seléucida, Siria y Fenicia cayeron en manos de los romanos. Lo más destacable de los primeros años de dominación romana fue la invasión parta del año 40; el dominio de Marco Antonio sobre el Oriente romano; y la donación de Siria y Fenicia que este hizo a Ptolomeo, uno de los hijos que tuvo con Cleopatra. 

Luego, a principios de época imperial, la actual Beirut fue llamada Colonia Iulia Augusta Felix Berytus. Los eventos más destacables de este periodo son en primer lugar la creación en Berytus de una afamada escuela de derecho; luego los palmirienses Odenato y Zenobia ocuparon temporalmente gran parte del Oriente romano en las décadas del 260 y 270 de nuestra era; en tercer lugar, el gran terremoto del año 358; y por último, los posibles efectos que pudo tener sobre la ciudad la invasión huna de Oriente Próximo en el año 395. 

Tras la época romana llegó el periodo bizantino. Lo más destacable de la Beirut de aquel tiempo fue el terremoto que la destruyó por completo en el año 551. Más tarde, hacia el 613, los persas sasánidas conquistaron Beirut y el resto de Levante durante la guerra en la que se hicieron con todo Oriente Próximo, aunque años después el emperador bizantino Heraclio I reconquistó todos los territorios perdidos. 

Sin embargo, esta reconquista fue efímera, ya que los musulmanes se hicieron con todo Levante entre los años 634 y 638. Durante los siguientes siglos todo aquel territorio estuvo en manos del Califato Rashidun, primero, del Califato Omeya, después, y del Califato Abasí, por último. 

A continuación, en la segunda mitad del siglo IX, toda la región sirio-palestina cayó en manos del Egipto Tuluní, aunque a principios del siglo X se produjo la reconquista abasí. Luego, tras esta breve reconquista, en la década del 940 otra dinastía radicada en Egipto, los Ijshidís, se hizo con todo el Levante, pero tres decenios después, el Califato Fatimí, también con su centro en Egipto, conquistó toda la franja sirio-palestina. 

Lo más destacable de está época fue la efímera reconquista llevada a cabo en el año 974 por el emperador bizantino Juan I Tzimisces de Beirut y de todo el Levante. Luego, un siglo más tarde, serían los turcos selyúcidas los que se hicieran con todo Oriente Próximo, aunque serían los fatimís los que perdieron definitivamente Beirut a manos de los cruzados en el año 1110. 

Entonces se creó el Señorío de Beirut dentro del Reino de Jerusalén, el cual a lo largo de los años pasó por las manos de distintas familias, hasta que en el año 1187 la ciudad cayó en manos del Saladino. Un década después los cruzados reconquistarían la ciudad de Beirut, que fue entregada a la familia Ibelín. Años más tarde, en la segunda mitad del siglo XIII, toda la región sirio-palestina fue invadida varias veces por los mongoles de Ilkanato, aunque parece que esto no afectó a Beirut. 

Finalmente, en el año 1291, Beirut fue tomada por los mamelucos de Egipto, siendo su última señora cristiana Eschiva de Ibelín. Los sucesos más llamativos del periodo mameluco son el ataque genovés del año 1382 y el franco-genovés de 1403. 

Un siglo después, en 1516, los otomanos conquistaron todo el Levante. Cuatro años más tarde Beirut fue atacada por una flota francesa, aunque al desembarcar fueron masacrados. Mucho después, en la década de 1770, en el marco de la Sexta Guerra Ruso-Turca, Beirut, tras ser bombardeada, fue ocupada en dos ocasiones por los rusos. 

Tras esto, llegamos a la Edad Contemporánea, una de las épocas más convulsas en la historia de Beirut. Lo más destacable del siglo XIX es la ocupación egipcia de la ciudad y de todo el Levante en la década de 1830. La ocupación de Beirut llegó a su fin en 1840 cuando los británicos la bombardearon y luego la asaltaron junto a sus aliados otomanos y austriacos. Años después, en 1860, debido a la violencia interreligiosa, los franceses ocuparon Beirut para restablecer el orden. 

Más tarde, en 1903, marines estadounidenses desembarcaron en la ciudad para proteger el consulado de su país. Años después, en 1912, durante la guerra Italo-Turca, naves italianas atacaron a las naves otomanas surtas en el puerto de Beirut, viéndose la ciudad también seriamente afectada. 

Luego, en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, Beirut fue bombardeada por aeroplanos británicos. Tras esto, Beirut y el resto de Levante fue ocupada por fuerzas de la Entente. Poco después, en 1920, se declaró la República del Gran Líbano con Beirut como su capital, aunque solo tres años más tarde, Líbano y Siria pasaron a ser un Mandato bajo administración francesa. 

Posteriormente, en julio de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo la batalla de Beirut, en la que fuerzas británicas, indias, australianas y de la Francia Libre vencieron a tropas de la Francia de Vichy. Dos años más tarde, los libaneses declararon su independencia, aunque los franceses intentaron evitarlo por la fuerza. Luego, en 1945, Beirut y el resto de la región fue testigo de graves incidentes que desembocaron en una crisis entre franceses y británicos. Durante estos incidentes tenemos noticias de disturbios en Beirut y de tropas senegalesas abriendo fuego contra manifestantes beirutís. 

A continuación, en las siguientes décadas, los eventos más destacados son el desembarco estadounidense en Beirut en 1958 debido a una crisis interna en el Líbano y el ataque israelí al aeropuerto de Beirut en 1968. 

Luego, entre 1975 y 1990, durante la Guerra Civil Libanesa, Beirut, como el resto del país, se vio afectada por la lucha entre varias facciones: chiis, cristianos maronitas, palestinos, sirios, fuerzas de la O.N.U. e israelís. En ese tiempo la ciudad fue testigo, entre otras cosas, de la batalla de los Hoteles entre el '75 y el '76, de la Guerra de los Cien Días en el '78, del sitio israelí del '82, de los ataques a la embajada y a los cuarteles estadounidenses en el '83 o de la guerra de los Campos entre el '85 y el '88. Tras esto y hasta la actualidad, Beirut se ha visto afectada por varios ataques israelís relacionados con el conflicto palestino.

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domingo, 6 de octubre de 2024

Los guerreros hunos de Alarico (Zósimo, Nueva Historia, V, 37, 1-2)

 


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BOA, REINA DE LOS HUNOS (528)

Como es por todos sabido durante la Antigüedad tardía varios pueblos bárbaros cruzaron las fronteras del Imperio romano primero y del Imperio bizantino después, unas veces como aliados y otras como invasores. Estos pueblos estaban dirigidos por valerosos y carismáticos caudillos como el godo Alarico, el huno Atila o el vándalo Genserico, sin embargo, es poco conocida la existencia de una poderosa reina bárbara, Boa, que en el siglo VI se alió con los bizantinos durante la guerra que estos mantenían contra los persas sasánidas.

Esta guerra, la conocida como guerra de Iberia, enfrentó a bizantinos y sasánidas entre los años 526 y 532. En esos años las tropas de los emperadores Justino I, en primer lugar, y Justiniano I, después, se enfrentaron a los ejércitos del sasánida Cabades I a lo largo de la frontera entre los dos imperios, principalmente en los territorios de Lázica, Iberia, Persarmenia y Osroena, lo que hoy son aproximadamente Georgia, el este de Turquía y el norte de Siria. 

En el contexto de este conflicto a gran escala ambos contendientes buscaron aliarse con los pueblos bárbaros de la estepa póntica. Así, tenemos noticias de como en el año 526 Justino envió al Bósforo al patricio Probo para que se atrajera con riquezas a un ejército huno que debería ser enviado a Iberia para proteger aquel territorio de los ataques persas, aunque Probo fracasó en su misión. Igualmente los sasánidas también buscaron tropas entre los hunos, como nos recuerda el famoso historiador Procopio de Cesarea, quien dice que Cabades contaba entre sus tropas con los belicosos hunos sabiros, 3.000 de los cuales envió en una ocasión a Armenia. 

Sin embargo, el que mayor partido sacó a las tropas de hunos sabiros fue Justiniano, quien consiguió aliarse con su poderosa reina, Boa, como nos cuentan varios historiadores bizantinos, entre ellos Juan Malalas. Según estos autores, Boa, o Boarex como la llaman algunos, gobernaba las tierras de los hunos sabiros tras la muerte de su marido, Blach. Aunque sobre esto hay que puntualizar que los sabiros de las fuentes bizantinas en realidad no eran hunos, sino un pueblo de origen oscuro, quizás turco, que habitaba desde hacía algunos años al norte del Cáucaso, entre el río Don y el delta del Volga. 

Los cronistas añaden que Boa tenía dos hijos pequeños y que era una mujer de complexión y sabiduría varoniles, que gobernaba con vigor y que tenía bajo su mando a 100.000 hombres, cifra probablemente exagerada que algún historiador moderno cree que es fruto de la propaganda bizantina. 

A continuación nuestras fuentes nos dicen que Justiniano pudo aliarse con Boa gracias a los numerosos regalos que le entregó, entre los que habían vestimentas imperiales, vasos de plata y mucho dinero. Al mismo tiempo el emperador sasánida Cabades se alió con Glom y Tyranx, dos reyes de otra raza de hunos situados más allá de los territorios de Boa. 

Luego se nos dice que en el año 528 Boa venció en batalla a Glom y Tyranx cuando estos se disponían a pasar a territorio persa o bien cuando se dirigían a través de su territorio hacia Persia, y aunque no sabemos el lugar de este combate, las fuentes si nos cuentan que las tropas de Boa aniquilaron casi por completo al ejército de 20.000 hombres de Glom y Tyranx, y a pesar de que es un dato que se omite, ambos ejércitos debieron estar constituidos en su totalidad por jinetes, algo típico de los pueblos nómadas de las estepas. 

Por su parte, la suerte de ambos reyes hunos no fue mucho mejor que la de su ejército. Glom fue muerto en la batalla por las tropas de Boa, mientras que Tyranx fue capturado y enviado encadenado como prisionero a Justiniano, siendo finalmente ejecutado en Constantinopla. Respecto a esto, el copto Juan de Nikiu dice que Tyranx fue colgado de un árbol y clavado a él. Por último, Teófanes el Confesor y Jorge Cedreno nos dicen que tras esto Boa mantuvo la paz y la alianza con Justiniano, siendo esta la última información que tenemos sobre la reina de los sabiros, desapareciendo así de los registros históricos.

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