Durante los primeros años de vida de la República de Chile, en la época de la Patria Nueva, este país tuvo que hacer frente a las guerrillas realistas que intentaban reconquistar aquel territorio. El principal caudillo de estas guerrillas, Vicente Benavides, libró una terrible guerra contra los chilenos, durante la cual tuvo la audacia de utilizar el corso.
Benavides, nacido en Chile, en un principio combatió en el ejército patriota contra los españoles, pero hacia 1813 se pasó a los realistas. Junto a estos participó en varias acciones, como en Membrillar en 1814, donde fue capturado pero logró huir, y Maipú en 1818, donde fue nuevamente capturado. En los siguientes meses se libró de una ejecución y sobrevivió a otra. Tras esto sirvió brevemente en los ejércitos de José de San Martín para, a continuación, regresar a las filas realistas a principios de 1819.
A partir de ese momento Benavides lideró en la frontera sur de Chile una numerosa guerrilla formada en buena parte por mapuches y se convirtió en uno de los principales peligros para la recién nacida república durante la Guerra a Muerte. Tras unos éxitos iniciales, a finales de 1820 Benavides sufrió varias derrotas a manos de Ramón Freire y al mismo tiempo quedó aislado de las fuerzas españolas de Perú. En esos momentos el caudillo, desde su base de Arauco, decidió recurrir al corso para prolongar la guerra contra los patriotas chilenos.
Mientras Benavides trataba de reorganizar sus fuerzas terrestres, hizo construir una embarcación, la cual envió a Perú en enero de 1821 para pedir auxilios al virrey Joaquín de la Pezuela, sin embargo, el hombre que la capitaneaba desertó con la nave. Luego, a finales de febrero los hombres de Benavides capturaron en la isla de Santa María el ballenero estadounidense Hero y lo llevaron a Arauco.
Del Hero tomaron sus mercancías, los faluchos y varios prisioneros. Luego el ballenero, tras ser llevado a Tubul, consiguió huir y refugiarse en Valparaíso. A continuación, al parecer el capitán de la USS Constellation, surto en aquel puerto, manifestó su voluntad de ir a Arauco para liberar a sus conciudadanos, aunque al final no lo hizo.
Poco después, según el historiador Diego Barros Arana, Benavides organizó una flotilla de chalupas y la puso al mando de uno de sus hombres, Juan Manuel Picó, al cual ordenó navegar hacia el norte, penetrar en la bahía de Talcahuano y apoderarse de los buques allí anclados. Sin embargo, Picó no pudo cumplir su misión y regresó a Arauco. Más tarde, parece que a mediados de marzo, el capitán y varios marineros de la fragata inglesa Ofilt fueron asesinados por las fuerzas de Benavides en la isla de Santa María.
A continuación, a finales de ese mes, Picó, con algunos fusileros y lanceros, tomó en la isla de Santa María el ballenero inglés Perseverance. En su camino a Arauco los asaltantes vararon por accidente la nave en Tubul. Allí los hombres de Benavides saquearon el barco y consiguieron, entre otras cosas, tres cañones, siendo luego asesinados algunos marineros y el capitán.
Conocedores de esto y ante el temor de que Benavides arrasara sus costas, los chilenos, con su escuadra destinada en Perú, le comunicaron a Thomas Hardy, jefe de las fuerzas navales británicas en el Pacífico, que un barco de esa nacionalidad había sido capturado, sin embargo, este no hizo nada al respecto.
Semanas más tarde, en mayo, los hombres de Benavides, capitaneados por un tal Miguel Riobó, capturaron en la isla de Santa María el buque estadounidense Hercilia, también conocido como Luisa, el cual fue llevado a Arauco. De este barco consiguieron un gran botín de pieles de lobo marino y tres cañones. Luego, por sus características, decidió Benavides armar el Hercilia en corso y se lo confió al marino genovés Mateo Mainery.
Este marino había ejercido en América como comerciante y pirata, y tras ser capturado por los chilenos, sirvió en la escuadra de Chile, para luego unirse a Benavides. Según las instrucciones dadas por este en junio, el Hercilia debía perseguir, destruir o apresar a todas las embarcaciones enemigas. Además, Mainery tenía permiso para ejecutar a las tripulaciones de los navíos enemigos. Tras esto, el Hercilia fue enviado a Chiloé para obtener auxilios del realista Antonio de Quintanilla. Allí consiguió el genovés varios cañones y decenas de oficiales y soldados que luego llevó a Arauco.
Mientras tanto, al saber que el Hercilia había sido armado en corso, el Director Supremo de Chile, Bernardo O'Higgins, se lo comunicó a Hardy y a Thomas Cochrane, jefe de la escuadra chilena. Además, O'Higgins ordenó que la corbeta Chacabuco fuera equipada para salir en busca del corsario Hercilia y que el bergantín El Brujo fuera armado en guerra y partiera hacia el sur para frenar las depredaciones de Benavides.
A continuación, a finales de julio, las fuerzas de Benavides capturaron en la isla de Santa María el bergantín Ocean, el cual, curiosamente, transportaba varios miles de fusiles, carabinas y sables para las fuerzas realistas de Perú. Con los cargamentos de este y de sus anteriores presas, Benavides pudo alimentar y rearmar a sus tropas.
Semanas más tarde, el 1 de octubre, por fin los británicos se decidieron a ir hacia el sur para liberar a los marineros que Benavides había capturado en los últimos meses. Para ello enviaron el navío Conway, comandado por el capitán Basil Hall, el cual dejó un relato de este viaje. Según Hall, en un primer momento Benavides habría obligado a los marineros cautivos a servir como corsarios en el Hercilia y luego como criados de sus hombres o soldados en su ejército. Incluso, testigos contaron que Benavides obligó a dos de los capitanes capturados a fabricar papel moneda para su ejército.
Más adelante, Hall cuenta que dados los éxitos en el mar, Benavides llegó a considerar tomar Valparaíso con sus naves y marchar por tierra sobre Santiago, y así reconquistar Chile. Luego Hall narra la brutalidad de Benavides, el cual habría ordenado descuartizar a uno de los marineros cautivos que había intentado huir, aún así otros lo volverían a intentar, consiguiéndolo alguno de ellos. También cuenta el capitán británico que Benavides en ocasiones usaba la bandera española, pero en otras utilizaba “banderas de su propia invención, como jefe de la nación araucana, y totalmente independiente de España”.
A mediados de mes Hall fue conocedor de que Benavides había sido vencido por los chilenos en el combate de las Vegas de Saldías, cerca de Chillán, y que él había escapado y los restos de su ejército se habían dispersado. También, supo Hall que la Chacabuco había atacado Arauco y que varios de los cautivos habían sido llevados por Benavides a la batalla. Luego, al llegar él mismo a Arauco, encontró el lugar y los barcos en llamas, desapareciendo así el cuartel general de los corsarios.
Las últimas noticias que tenemos sobre Benavides es que, abandonado por la mayoría de sus hombres, fue perseguido durante las siguientes semanas por los chilenos y que en enero de 1822 zarpó hacia Perú en una pequeña embarcación junto a su familia, Mainery y unos pocos hombres, uno de los cuales le traicionó en Topocalma. Allí Benavides fue capturado y llevado a Santiago, donde fue ahorcado y descuartizado el 23 de febrero, siendo su cabeza y sus extremidades expuestas en las ciudades del sur. Sin embargo, este no fue ni el fin de las guerrillas ni de los corsarios en el sur de Chile, pero esa es otra historia.
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